Hyperuranion

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Nunca pude apartar la mirada, me resultaste tan perfecto, tan bello... Como la materialización de una idea, confirmando que el Topus Urano existe y provocándome una agridulce sensación de superioridad. Algo así como tocar las nubes que se crearon en un cielo opaco, ser capaz de ver las imperfectas líneas del espejo sin echarse a llorar, porque no hay incertidumbre en algo que no pasará.

Esta sensación es como ver un par de botas que siempre soñaste tener y luego darse cuenta del vidrio, la vitrina, el espacio de la calle y la acera y del escaso dinero dentro de la cartera. Sabes que nunca lo vas a poder tener y solo te resignas a admirar el producto desde la distancia.

Como una pieza de arte abstracto que solo es comprensible para tus ojos y eso te hace sentir orgulloso, superior, arrogante, pues tienes algo bello que te pertenece a tí y solamente a tí. Tienes un significado grabado en el alma, impreso en el corazón, que solo tu eres capaz de entender. Es como esa felicidad efímera de oír la melodía repentina de tu canción favorita sonando en la radio y sentir tu cuerpo empezando a temblar, y sentir la euforia carcomiendo tus huesos durante los segundos que dura la pieza.

Es como arte.
Arte, arte, arte.

Es la musa que siempre imaginaste y perfeccionaste en tu imaginación que ahora está desnudándose frente a tus ojos. Un suceso maravilloso. Algo único e incomparable que no tienes derecho a contaminar con el tacto por más que la tentación haga nudos y destrozos en el interior de tus entrañas. ¿Por miedo? No, es por respeto; por respeto a todas esas ideas que nunca serán revividas ni materializadas y están condenadas a permanecer en la imaginación y su inconsistencia.

Siempre me he quejado del romance, pero esta atracción me hace sacar comparaciones y metáforas similares a los textos seudo eróticos que publican en el Instagram. Pero tu lo que haces es provocarme un orgasmo intelectual, porque sé que mis manos nunca van a poder tocarte. Porque eres solo un deseo que nunca se cumplirá y ahí, en esa amarga pero deliciosa aceptación de la realidad, se encuentra la belleza de este acontecimiento.

Ahí, en esa indiscutible aceptación de la realidad, se encuentra la breve euforia que interrumpe y desgarra mi melancolía. Te deseo, te deseo, pero nunca te tocarán mis dedos. Por eso elijo que a tu cuerpo, solo lo veré desde lejos y la distancia podrá ser reducida solo ante una pantalla que actuará de intermediario, entre el espacio tangible y la realidad virtual.

Ni si quiera te considero humano, solo me dan ganas de tomarte de la mano y presumirte a como una chica presume su nueva cartera. Solo me dan ganas de quitarte la ropa y comprobar que eres perfecto, que solo para cumplir mi fantasía fuiste hecho y que ese cuerpo, tu cuerpo, es la sentencia inaudita de que la ficción nunca será mejor que la nefasta realidad.

Porque
existes.

Puedo verte pero no tenerte.
Puedo desearte pero debo
con te ner me

porque si me acerco y te toco, todo los anhelos serán masacrados. Eres ese ídolo que es amado por todos pero de quien se desconocen su identidad. Yo no quiero saber tu identidad ni tus pensamientos ni tus sueños, estoy conforme con esta sensación de ahogamiento producida por los incontenibles deseos.

Ahógate en mí, Topus Uranus.
Ahógate en estos versos que nunca
serás capaz de sentir.
Ahógate en las miradas
destrozadas por el vacío
y la distancia
y la timidez rancia.

Sigue siendo bello, mis ojos estarán atentos a tu sonreír.
Sigue siendo perfecto
pero nunca,
¡nunca!,
te acerques a mí.

Poesía insípida • #PGP2020 • [ 3 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora