XII

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Había sido un buen día, un día productivo. El segundo pase de micros había ido mucho mejor que el primero, tanto individual como conjuntamente.

Iván incluso nos había dicho a Hugo y a mi que lo teníamos todo para hacer de nuestra actuación la mejor interpretación de la edición. Las expectativas estaban muy altas, sobre todo en nuestro dúo y aunque no quisiera reconocerlo empezaba a tener miedo a terminar defraudando.

Pude reconocer una sombra acercándose, y antes de alzar la vista ya sabía quién era. Una vez más, como siempre, Hugo llegó para frenar el rumbo de mis pensamientos negativos, demostrándome de nuevo que él parecía tener un radar para saber exactamente cuando lo necesitaba.

- Acabo de terminar una canción. - anunció con su guitarra en una mano y su libreta en la otra. - ¿Te la cantó?
- Claro. - dije contagiada por su alegría.

Hugo empezó a cantar e intenté concentrarme en su composición. Esta vez había creado un rap y la letra era una maravilla. Algo sobre una relación sin un buen final. No iba a preguntar por su inspiración no...

En ese momento dejé de escuchar, mi mente se transportó a un momento demasiado similar. A una canción que seguía doliendo como un puñal en el pecho. Cerré los ojos con fuerza luchando contra mis pensamientos, obligando a mi mente a no centrarse en eso, forzandome a olvidar ese momento.

"No pienses en eso" la voz de mi conciencia pidió, iniciando un diálogo con mi yo más pesimista. "Ya no importa" intenté convencerme. "Olvídalo"

Pero el nudo creado en mi garganta dificultando que pudiera tragar saliva me confirmaba que esa maldita canción seguía importando. Una de las muchas heridas sin cerrar que existían entre nosotros.

Lo miré de nuevo pero ya no lo veía a él. Veía al chico que apareció una noche para enseñarme otra canción. Una canción diferente, no tan profunda, sin un mensaje concreto. Solo una melodia pegadiza y una letra simple, pícara.
Recordé ayudarle a componer un par de versos, recordé el apagado de luces y el buscar mi teléfono con rapideza para alumbrar el lugar y que él no decidiera irse.
Divisé el momento en el que creí que aquella era mi canción, nuestra canción.

Y luego... Mis entrañas se retorcieron al pensar en lo que pasó luego. Luego él empezó a dormir con Eva.

Ya no estaba en ese lugar, me había transportado a la habitación y me observaba a misma llorando por primera vez en silencio, llorando por él, intentando entender porque dijo que me quería.

Mordí mis los labios con fuerza y regresé a esta sala, pero sigue sin ser el presente. Hugo vino de nuevo, me cantó esa maldita canción otra vez. Aparentemente estabamos bien, había casi olvidado que no lo veía  solo como un amigo y entonces él decidió añadir un par de versos a su canción.

"Me da igual lo que seamos, lo importante es que nos pensamos y soñar que nos besamos, la vida se acaba muy temprano"

Recordé ser tan idiota de pensar que por lo menos siempre nos quedaría una canción, siempre habría un tema que fuera nuestro. Como un recuerdo permanente de que no soñé que me quería, como una prueba de mi locura.

Ví el momento exacto en el que me di cuenta de que no era verdad. Mi telefono entre las manos, las lágrimas cayendo sin previo aviso, la pantalla reproduciendo una y otra vez el instante en el que Hugo confirmó que aquella canción no era nuestra, no era para mí, era para ella.

En un instante estaba en mi casa, de nuevo mi teléfono entre las manos, de nuevo las lágrimas mojando mis mejillas, la pantalla reproduciendo otro momento: Hugo diciendo que era su hermana mayor y nunca, repitiendo  varias veces nunca, sería capaz de tener algo conmigo.

- ¿Qué te parece? - su voz logró traerme por fin de regreso.

Lo observé detenidamente y empecé  a odiarme a mi misma por no haberme otorgado ni un puto día de felicidad entre sus brazos.

Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras sentía que  perdía la batalla. Sabía que los demonios habían despertado, y no era capaz de ignorarlos porque la herida no había sanado.

- Que mientes muy bien. - contesté liberando mis fantasmas, mis ataques.

***
Me fuí a la cama sin ducharme. Sólo quería despejar mi mente, volver a dormir los recuerdos que Hugo había despertado sin darse cuenta.
Mañana sería un nuevo día y todo volvería a estar bien. Sólo había que dormirlo.

Dormir esa era la mejor opción, cerrar los ojos y volver a encerrar a los fantasmas.

Pero Hugo apareció de nuevo, demasiado pronto. Sin darme tiempo a sobreponerme a los recuerdos.

- ¿Miento muy bien? - dijo nada más sentarse en mi colchón.

Su rostro era dificirl de leer, una mezcla entre enfado y cansancio dominaban sus expresiones faciales.

No quería pelear, no de nuevo. Mis pensamientos eran problema mío y él no podía ayudar en esa lucha.

Quería estar bien, al igual que ayer, como gran parte de hoy. Quería que nos escondieramos de nuevo, que se colara en el baño donde yo estaba para robarme un beso. Deseaba que me abrazara como si fuera un koala para que no abandonara tan rápido la cama. Quería más días como ayer, más días como hoy.

- Lo siento. - dije haciéndome un poco más pequeña para que él se estira a mi lado. Necesitaba que estuviera más cerca.
- ¿Qué ha pasado? - susurró acomodandose a mi lado. Sonreí al descubrir que él no iba hacerse el duro.
- Nada. - mentí acercándome un poco más hasta enredar nuestras piernas. - solo bésame. - pedí acariciando su rostro.

Me besó sin pensarlo per el contacto duró solo un par de segundos. Intenté buscar de nuevo sus labios, pero solo pude alcanzar su mejilla.

- La falta de comunicación fue nuestro principal problema en el pasado. - recordó. - habla conmigo, por favor.

Al parecer Hugo no iba a dejar nunca de sorprenderme. Algo había cambiado en él, no sabía que, pero hace unos meses él jamás habría sido el primero en querer hablar las cosas. Hace dos meses lo habría dejado pasar, no le habría importado mi reacción o si lo hubiera echo no habría venido a pedir explicaciones.

- Solo fantasmas o demonios como prefieras llamarlo. - dije comenzando un recorrido con mi dedo índice desde su frente hasta su barbilla y volviendo a empezar. - cuando viniste antes, recordé un par de cosas que todavía duelen.
- ¿ Qué cosas? - quiso saber depositando sus manos en mi cintura.
- Las últimas semanas aquí. - confesé soltando todo el aire. - tu nueva canción me recordó a...
- A soy yo. - terminó la frase por mi.
- Si. - admití sintiendo como mi tripa se revolvía. No quería que él supiera lo mucho que había logrado romperme con aquella canción. - pero no quiero hablar de eso, por que no puedes cambiarlo. - dije chocando nuestras frentes. - pero puedes besarme y no dejar de hacerlo hasta que los fantamas desaparezcan.
- ¿ Y que hacemos si vuelven?
- Si vuelven, puedes volver a besarme.

Inconsciente || AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora