Epílogo.

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No dejaba de mirarme en el espejo bajo la atenta mirada de Hugo. Intentaba estar perfecta aunque sin restar protagonismo a lo verdaderamente importante este día.

- Parece que la que vas a casarte eres tú. Tranquilízate- Hugo apareció en el reflejo del espejo besando mi mejilla.

- Se casa una parte de mi, Hugo, una parte de nosotros.

Hoy, de aquí unas horas, nuestra hija pequeña iba a dar un gran paso en su vida. A sus 25 años Laia se casaba.

Llevaba gran parte de la mañana intentando entender en que momento el tiempo paso tan rápido, parecía que era ayer cuando la acunaba entre mis brazos por primera vez y ahora estaba a punto de emprender un nuevo viaje, sin mi, sin nosotros a su lado.

- Nuestra hija es feliz Anaju, hoy será el mejor día de su vida y el segundo mejor de la nuestra.

- ¿Cuál es el mejor día de tu vida? - pregunté aunque sabía su respuesta.

- El mejor día de mi vida fue cuando eras tú la que estaba encerrada en una habitación arreglandote para convertirte en mi mujer. Eras la novia mas bonita que jamás había visto.

- Tengo la sensación de que alguien va a quitarme ese lugar en unos pocos minutos.

- Nunca. - dijo besando mis labios. - aunque es tu jodida fotocopia, ella es mi hija, tú la mujer de mi vida.

- Te quiero. - dije antes de besarle.

Cuando nos separamos junté nuestras frentes observando el verde de sus ojos. Los años habían pasado para ambos, ya no éramos unos jovenes alocados. Su pelo hacía años que había dejado de cambiar de color constantemente, casi los mismos que hacía que no cortaba sus cejas. Su tatuje en el cuello seguía ahí aunque algo más difuminado. Ahora cuando él sonreía se acentuaban sus arrugas, pero para mí... para mí, seguía siendo el hombre perfecto.

A pesar de los años, siempre cuando nos mirábamos volvía a ver al chico de 20 años que transformó mi mundo para convertirse en el mejor compañero de vida posible.

- Mama, papa- al oir la voy de Laia ambos nos separmos.

Ella acababa de entrar en el salón. Estaba preciosa, radiante, con su vestido color marfil en cascada.
Laia era preciosa y no lo decía solo por que era su madre. Ella en realidad era deslumbrante. Siempre dijeron que era mi fotocopia, yo siempre creí que era una versión mejorada de mi misma.

Hugo nunca lo reconocería pero Laia era la novia más guapa del mundo.

- ¿Estoy guapa? - preguntó al ver que ni su padre ni yo habíamos sido capaces de decir algo.

-Estás preciosa.- Hugo habló antes de correr a abrazarla.

- ¿Mama?

No pude evitar sollozar al escucharla y tardé dos segundos en unirme a sus brazos.

- Nunca podrás entender cuanto te quiero. - dije acunando su rostro. - estás hermosa.

- ¿Crees que a Dani le gustará ? - Preguntó refiriéndose a su prometido.

- Dani se va a caer al suelo cuando te vea.

- ¿Cómo papa? - preguntó soltándo una breve risa.

Eran numerosas las veces en las que ambos habíamos contado la anécdota de Hugo cayendose en mitad de la iglesia al verme llegar.

- Solo me tropecé. -   Hugo todavía siguíq diciendo que había sido un tropezón, era mentira. Se cayó de morros

- ¿Dónde está Lucas? - Laia preguntó por su hermano mayor - Si no llega ahora no podrá hacer el discurso del padrino, porque tenemos que salir de aquí una hora y...

Inconsciente || AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora