ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟝

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Camine hasta llegar al parque, habían pocas personas, aun era muy temprano, me acerque aún carrito donde vendían paletas heladas y barquillos, habían unas tres personas antes de mi, cuando fue mi turno pedí un barquillo con dos bolas de helado sabor piña y bañada en chocolate, pague y lo recibí. Seguí caminando, pare frente una banca y me senté, comencé a comerme mi barquillo, me encantaba la combinación del helado de piña y el chocolate; mientras comía veía como comenzaba haber más público, en este caso más familias y parejas.

Terminé y me levante para volver a casa y contarle a mi tía que me había ido bien con lo del empleo.

Antes de cruzar la calle para llegar hasta el pasaje donde daba la casa de mi tía, visualice al chico que estaba en el baño con su novia, se veía muy risueño con otra chica, alta, cabello rubio platinado, piel clara, no podía ver bien su cara ya que estaba de perfil, el cabello le tapaba sus mejillas, estaban muy cerca el uno del otro, en eso este se acercó a su oído para decirle algo y la joven al parecer sonrió, comenzó acariciar su mejilla y luego se la beso, duro bastante el beso y luego se fueron para diferentes direcciones, me molesto un poco la actitud del chico, es increíble cómo podía ser tan cariñoso y coqueto con alguien que no era su novia, como era posible que pudiera engañar a la chica de esos bellos ojos azules, suspiré con frustración y atravesé la calle.

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Me demore 30 minutos en llegar a la casa, saqué las llaves y abrí la puerta, al entrar la cerré tras de mi, olía muy bien, seguí el olor, me llevó hasta la cocina, era mi tía, ya estaba haciendo el almuerzo.

-Huele muy bien —dije, mi tía sin dejar de cortar giro un poco la cabeza y me miró con una sonrisa.

—Pronto estará listo —me aviso. —¿Como te fue? —preguntó mientras metía las papas cortadas en trozos en la olla con agua y luego la tapó.

—Pues me fue muy bien —conteste —. La jefa de Tommy me puso a prueba una semana y si lo hago bien, pues tendré el empleo.

—Me alegro mucho —dijo con sinceridad.

—Voy a mi habitación un rato.

—En unos minutos estara listo, yo te aviso  —me dijo, yo asentí y subí las escaleras.

Esos minutos pasaron rápido, almorcé con mi tía en la cocina, había hecho pure de papas con pollo a la mostaza, mi tía al cocinar me recordaba a mi madre, cocinaban igual y el sabor también les quedaba igual. Al terminar de comer le ayude a lavar nuestros platos, luego llegó Javier y le sirvió a él, yo me fui a mi habitación y los dejé conversar solos.

Estaba recostada en la cama, estaba algo aburrida, no tenía nada que hacer y eso me irritaba, me levante, fui un momento al balcón, mire hacia el balcón de mi vecina, pero el ventanal estaba cerrado, me decepcione un poco, tenía ganas de ver a la chica otra vez, volví a la habitación y mi mirada fue al baúl, pensé en abrirlo, me había dado curiosidad, me acerque al cajón donde mi tía me había dicho que estaba las llaves, las tomé y me senté de frente al baúl, puse la llave en el candado y se abrió de inmediato, lo saqué y lo abrí; dentro habían algunos peluches, había una manta pequeña, tejida a crochet de colores fuertes, lo tomé y la desdoble, era la que ocupaba cuando tenía 4 años, mi madre la había tejido para mi, me gusta cubrirme con ella y me quedaba dormida, sonreí al recordar cuando le pedí los colores que quería, eran colores fuertes, como el rojo, amarillo, azul, verde, naranjo, morado, en pequeños cuadros que se repetían, otras niñas siempre pedían colores rosados pasteles, pero a mi nunca me gustaron; deje la manta aun lado, al igual los peluches, era un oso blanco con una humita negra en el cuello, el otro era un conejo con un beston azul, sujetaba una zanahoria en sus manos, tenía unas orejas muy largas y el otro era un perro marrón, encontré también  algunos póster; era uno de Black eyes peas, Michael Jackson, Amy Winehouse y Queen, a pesar de mi corta edad recordaba que me gustaba mucho ese tipo de música y algunos otros clásicos de los 80s y 90s, volví a dejarlos aún lado, encontré algunos dibujos, la verdad dibujaba muy bien a los 6 años, también habían algunas muñecas y uno que otro juguete, hasta que vi una caja, la tomé y la abrí, era un radiotransmisor portátil, vi que estaba marcado en el número 5, la verdad me extraño, pero no le di importancia, lo encendí, pero no pasó nada, al parecer la batería estaba agotada, obviamente después de tanto tiempo era de esperarse, volví a mirar el baúl, pero no encontré ningún cargador. Metí todas las demás cosas, excepto la manta y los poster, estos los pegue en la muralla, y la manta la puse sobre la cama, se veía genial, deje el radio en la cómoda, después le preguntaría a mi tía por el cargador.

La hija del Pastor [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora