ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟙𝟞

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Juliana

Los días pasan rápido, tanto en trabajo y el tiempo que pasaba con Val, ya era sábado y Darla al final del día nos pagó a todos, yo estaba contenta al recibir mi primer sueldo, además Darla me había felicitado por que los clientes le habían hablado muy bien de mi y eso me hizo sentir muy bien, orgullosa de que estaba haciendo un buen trabajo.

Después de trabajar, fui a la iglesia y con el grupo fuimos al campamento, esta vez Valentina no pudo ir, ya que se encontraba resfriada, ella me había mandado mensajes diciendo que tenía mucha fiebre, le dolía la cabeza, garganta y músculos, la verdad estaba preocupada, no deje de pensar en cómo estaría mientras ayudaba a pintar, además pronto sería su cumpleaños y no sabia que regalarle, seguí pintando.

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Al volver al pueblo, yo me fui directo a mi casa, me lave ya que tenía algo de pintura y en la ropa también.

Ya vestida baje a la cocina, me senté y tomé mi celular, busque el número de Val y llame, pero no contesto, espere un poco y volví a marcar, pero nada, tal vez estaba dormida, pero igual me preocupo, ya que tenía una extraña sensación en el pecho, decidí mejor ir a verla, guarde mi celular y salí de casa, camine hasta la casa de Val, toque la puerta varias veces, pero nadie abría, me parecía muy raro, así que camine al rededor de la casa y mire por las ventanas, no tuve mucha suerte, hasta que me fije bien en una ventana que daba hasta la cocina y vi algo en suelo, parecía una persona, al ver bien lo que eran unas piernas me asuste, se parecían a las de Val, vi si alguna ventana se abría, pero nada, seguí caminando al rededor de la casa hasta llegar a la cerca de madera que daba al patio, estaba cerrada, mire para todos lados y me subí por ella y atravesé el otro lado, camine por el patio trasero y vi la puerta abierta y entre, fui directo a la cocina, me dio una puntada en el corazón al verla tirada en el suelo, me acerque a ella corriendo y la tomé entre mis brazos.

-¡Val! —la moví. —¡Val, despierta! —pero no lo hacía, tomé una cuchara que estaba sobre el mesón y la puse bajo su nariz, se empaño, eso quería decir que respiraba, respire más tranquila, pero ardía en fiebre y sudaba, la tomé para cargarla y subí las escaleras hasta llegar a su habitación, la recosté en la cama, en eso comenzó abrir los ojos.

—Juls —susurro.

—No estas bien, Val, ¿que hacías en la cocina?

—Solo...quería un poco de...agua —dijo hablando pausadamente —. Me duele...todo.

—Bien, tranquila, no te muevas, yo te traigo el agua —le dije, baje rápidamente y serví un poco de agua, también tomé un paño y un bol pequeño, volví a subir rápidamente, al llegar vi que volvía a tener los ojos cerrados, deje él bol y el paño sobre el mueble y me acerque con el vaso de agua. —Val —la llame, no respondió, eso me ponía nerviosa. —Val —eleve un poco más la voz y abrió los ojos —. Te traje el agua —se inclino un poco y le ayude para que bebiera, tomo un trago muy largo, luego volvió a costearse, deje el vaso en la cómoda, tomé el bol y lo llene de agua en el baño, al volver moje el paño y lo estruje un poco y se lo coloque en la frente, frunció el seño al sentir el agua fría en su cabeza, había un espacio en la cama y me senté a su lado, le daba vuelta el paño cada vez que este se secaba y lo volvía a mojar un poco, deje que durmiera, la acerque más a mi, me preocupaba que estuviera así de enferma, se veía tan indefensa, y era increíble que su padre no estuviera ahí para cuidarla. Me levante para ponerle el termómetro que estaba sobre su cómoda, se lo coloque en la axila, espere un rato, al sacárselo lo revise, tenía 38,5 de fiebre, volví a mojar el paño y se lo coloque en la frente, tenia que hacer que la fiebre bajara, lo hice varias veces.

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Me Desperté, la verdad no se en que momento me había quedado dormida, Val estaba abrazada a mi, el paño ya no lo tenía, estaba sobre mi, acomode a Val y volví a mojar el paño para volver a ponérselo en la frente, la deje un momento sola y baje al primer piso, me dirigí a la cocina y busque algo para darle, revise el refrigerador, habían unos taper, habían verduras en varios y en el último encontré trozos de pollo cocido, y pensé en hacerle un caldo de pollo, era lo que me daba mi madre cuando yo era niña y estaba enferma; así que tomé todos los ingredientes necesarios para cocinar.

No me fue tan difícil cocinar, recordaba cada ingrediente que mi madre utilizaba y los más importantes era hacerlo con amor y cariño, ya listo, lo serví en un plato ondo y lleve una cuchara, lo coloque sobre una bandeja y subí, al entrar a la habitación me encontré con Val sentada, parecía desorientada, deje la bandeja sobre el mueble y me acerque a ella.

—Val —la llame tocando su hombro, ella se giro y me miró. —¿Estas bien?

—Aún sigues aquí —me dijo —. Creí que te habías ido.

—No, solo fui hacer algo para que comiera —le dije, tome el termómetro y se lo coloque, hice que se apoyará en el respaldo de su cama, volví a ponerle el paño húmedo en la frente, le saqué el termómetro, tenía 37,8, por lo menos había bajado un poco, pero aún no era suficiente, tomé la bandeja y le acerque el plato.

—¿Que es eso? —preguntó.

—Es un caldo de pollo —conteste —. Mi madre me lo hacía cuando yo estaba enferma y ahora yo te lo hice a ti —ella sonrió, sople un poco y le di en la boca, lo saboreo un poco.

—Esta bueno.

—¿De verdad? —pregunté, ella asintió —. Que bien, por que es la primera vez que lo hago —confesé, seguí dándole del caldo, por suerte tenia buen apetito, se lo comió casi todo, solo había dejado un poco del caldo, pero muy poco, la volví a recostar y ponerle un nuevo paño húmedo , estaba por irme cuando tomo mi muñeca, me gire para mirarla.

—No me dejes sola —me pidió.

—Solo será un momento —le dije —. Duerme un poco más y cuando despiertes estaré a tu lado —ella asintió y cerró los ojos, tomé la bandeja y baje, al llegar a la cocina me serví el resto de caldo, al probarlo me di cuenta que me había quedado muy rico, me lo comí todo, al terminar lave los platos, en eso hoy la puerta abrirse, era el padre de Val, al verme se sorprendió y luego frunció el seño, al parecer no le agrado mucho que estuviera en su casa.

La hija del Pastor [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora