ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟝𝟞

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Juliana

El estacionamiento estaba en los pisos  -1 y -2 del edificio, mi lugar para estacionar estaba en el -1, tomé mi bolso con mis cosas, apague el motor, salí y lo asegure, mire un auto al lado del mio, me parecía familiar, pero no le di importancia, tomé el ascensor, el edificio solo tenía 3 pisos, iba al segundo, camino por el largo y amplio pasillo, eran las 8 de la mañana y ya había gente trabajando, entre a mi estudio y me dedique a terminar de editar las fotos de la última sesión con los niños, puse las fotos en mi computadora y comencé con mi trabajo.

Me tomo unos cuantos minutos, no modifique nada en los niños, solo el exterior, que se vea más natural, al terminar envíe todas las fotos.

En eso que estoy arreglando mis cosas para mi próxima sesión llega un periodista y amigo Jean Philippe, no sólo es periodista, también presentador de televisión y en sus tiempos libres se dedica a la música, es alto, delgado, cabello corto de color castaño, barbón, ojos marrón, antes tenía el cabello más largo, ahora se lo corto más, siempre le gusta vestía, con polera, pantalón, veston y zapatillas sin calcetines.

-¿Todo listo, Juliana? —me preguntó con una sonrisa.

—Si, todo listo —contesté.

—Bien, vamos, nos están esperando —dijo, tome mi bolso con mi camara y salimos, hasta llegar al estacionamiento, fuimos hasta una vans donde habían más personas, una maquillista, el de la luces, micrófono, etc... Íbamos a la casa de un futbolista que hace unos meses su esposa había traído al mundo a su primer hijo y quería ser entrevistado y fotografiado por esta revista.

No fue una entrevista larga, yo tomé las fotos a la bebe con su madre, a los tres y otras más, me sorprendió la casa en la que vivía, era enorme, pero lo más grande era la cocina, ojalá tengan más hijos para llenar esa enorme casa... Los futbolistas si que ganan dinero.

Al volver a mi estudio comencé a revisar esas fotos de inmediato, estaba tan concentrada que no me di cuenta que alguien entró y sentí que me tomaba por la cintura, sonreí.

—Creí que vendrías más tarde —le dije.

—No creí que me esperabas —dijo, esa no era la voz de Val, me giré rápidamente.

—Gala, ¿que haces aquí? —pregunté alejándome de ella, pero me siguió.

—Volví —contestó —. No funcionó en París —dijo —. Además, te extrañe mucho —no reaccione a tiempo y Gala estrelló sus labios contra los míos.

—No —la aleje de mi, en eso oímos que algo se había caído, me giré y vi sus tristes ojos azules.

—Pe-perdón, n-no sabía que estabas ocupada —dijo eso y se dio media vuelta y se fue.

—¡No, Val! ¡Espera! —le grite mientras corria tras ella, estaba esperando el ascensor, la tomé de la muñeca —. Espera no te vayas así.

—Es mejor que me vaya, no quiero interrumpirte —me dijo.

—No lo haces. Ella es Gala.

—Lo sé, la reconocí por una revista —me dijo —¿Tuviste algo con ella?

—Fue algo sin importancia —le conteste.

—¿Y te acostaste con ella?

—Val, por favor, no es necesario saber eso, yo...

—Solo responde, ¿si o no? —preguntó, no sonaba molesta, pero su mirada si y mezclada con tristeza.

—Si —conteste, fue casi un susurro, la puerta del ascensor se abrió y Val entró —. Estamos bien, ¿verdad?

La hija del Pastor [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora