Layla Williams
— ¡Eres una zorra! — Mi madre elevó su mano propinado a mi mejilla una que cachetada que resonó por toda la sala logrando un estruendoso eco. Por inercia llevé mi mano hacia aquel lugar con mi corazón bombeando con una presión intensa mientras sentía las lágrimas caer por mi mejilla — ¡No lo puedo creer! Le abriste las piernas al primero que se te cruzó ¡Te dije que ese niño no era buen partido! con alguien de tanta clase como tu ¿Él? ¡No es nada! — Llevó sus manos a su pelo hiperventilando — Desprestijiaste el apellido Williams y de la peor manera — Soltó con sarna.
Miraba a papá quien veía el papel con aquel resultado lleno de tristeza, dolor y decepción a diferencia de mamá, ella solo me veía con repulsión y puro odio.
— Mamá por fav.. — Intenté decir entre sollozos pero fui interrumpida por su voz colérica.
— ¡NADA! no permitiré que derrumbes nuestra posición social solo por un gusto tuyo — Me señalo arrebatando la prueba de manos de mi padre y lanzandola a un lado — Me he pasado toda tu vida cuidando de tí para que fueras perfecta, llevando tus regímenes alimenticios a niveles de pasarela y ahora lo arruinas con esta tontería ¿pensaste en como te vas a poner? ¿pensaste en la academia, el instituto? Acabas de arruinar tu vida.
Mamá era una modelo frustrada, tanto así que mi régimen alimenticio está arreglado desde que nací para ser la perfecta modelo que ella fue a mi edad en sus tiempos. Desde muy pequeña había sido entrenada como robot para hacer todo perfectamente sin poder equivocarme en nada. Participando en todos los certámenes de belleza posibles solo para mantenerla satisfecha.
Mi hermano estaba en una esquina de la habitación con su rostro neutro y brazos cruzados sin decir ninguna palabra mirando la escena fijamente.
— ¿Qué dirán los medios? ¿Nuestras amistades? — Me mira unos segundos y se acerca con amenaza hasta mi — Espero y estés pensando en abortarlo — Me observó y no dije nada — ¿Layla? — Eleva una de sus depiladas cejas.
— No tiene la culpa — Murmuro hipando, tomando un respiro profundo intentando calmarme.
— Pero claro que vas a abortarlo, aún eres menor de edad y yo decido sobre ti. No dejaré que arruines tu vida y por ende nos arruines a nosotros — La veo fijamente negando.
— No puedo mamá, quiero tenerlo — Rogué.
— Ella tiene derecho en decidir sobre el bebé madre — Apoyó mi hermano hablando por primera vez.
— Pero yo decido sobre ella — Replica —Es menor de edad aún, no podemos dejar que la vean en cinta — Esta vez se gira hacía papá el cual mantenía la cabeza gacha sin mover un músculo.
Mamá empezó a caminar por la recamara dando vueltas en círculos.
— La tía Rubí — Dice Alexander
— ¿Qué? — Pregunto confundida.
— Ella ha vivido toda su vida en Francia, nadie la conoce. Bueno no nadie de su círculo social. La envían allá y que tenga el bebé. De todos modos Layla nació ahí — Se acercó a nosotros.
— Mamá, no ..
— No estás en posición de opinar — Interrumpió mi padre.
— Alex, esa es una magnífica idea — Mamá señaló — Se va, nace el bebé y lo damos en adopción, luego regresa y nadie se entera.
— ¡No! — me levanté del asiento — ¿Que no entiendes? Lo quiero conmigo.
— Layla tienes diecisiete años ¿Que es lo que pretendes? — Mi padre me observó expectante.
— No lo voy abortar ni lo daré en adopción, ese bebé es ahora mis responsabilidad y la voy asumir — Digo decidida.
— ¿Responsabilidad? — rie amargamente — ¿La misma que tomaste al embarazarte de ese bueno para nada que tienes por novio? — Preguntó mamá.
Papá se quedó observandome por un largo tiempo. El silencio estaba presente entre nosotros. Podría estar enojado pero no lo creía capaz de tanto. No tanto como mamá claro.
— Ten en cuenta que si dejamos que tengas al bebé tu te harás cargo en todo lo que este conlleve. Costearemos todo solo hasta el nacimiento, de ahí te harás cargo tu. Todo lo que queda en tus tarjetas es tuyo. No te depositaré nada más — Sentencia seriamente desapareciendo por la puerta.
— Prepara tus maletas te vas mañana a primera hora, compraré tu boleto y hablaré con tu tía de lo necesario — Mi madre dice para luego salir detrás que papá.
Quedamos mi hermano y yo y solo pude soltar las lágrimas.
— Estuvo mal lo que hiciste pero quiero que sepas que no te voy a dejar sola en esto ¿Ok? — Asentí.
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Respondiendo a sus preguntas, soy de La bella isla de República Dominicana un besooo ;)