Termino de alistarme para luego bajar a la cocina y prepararme a esperar a Gian. Planeaba hacerle de comer, me gustaba estar en la cocina y quería volver a mis viejos hábitos. Al entrar encuentro una señora no menos de cincuenta moviendo algo en una cascasa de metal.— Hola — Saludo ella me mira levemente y sonríe.
— Hola Señora — Saluda cortés.
— Solo dime Layla — Me acerco hasta allá — Quería ver si podría preparar algo para Gian
— ¿Está segura? — Me interroga dudosa y asiento.
— Quiero hacerlo ¿podría?
Ella duda un momento
— ¿El señor no me reprendera por esto? Y más por su estado — Pregunta.
— Estoy embarazada, no invalida — Frunzo mi nariz.
—El señor mando a cuidarle, creo que no sería lo correcto — Me mira preocupada.
— Dejeme hacerlo, mejor descanse.
— Esta bien, en sus manos queda el que no me despidan — Reí leve por su rostro y ella igual lo hizo despidiéndose.
[...]
Tocan a la puerta y al abrirla hay una chica muy esbelta frente a mi. La reconocí inmediatamente, era la chica de la fiesta.
Ashley
— Así que la novia de mi Gian — Dice pasando sin invitarla.
Aparte de inoportuna mal educada.
— Esposa — Corrijo, algo que cambió totalmente su semblante — ¿Quién eres tu?
Sabía perfectamente quien era.
— Soy Ashley, la ex de Gian Temporal — Remarca.
— Disculpa — Salgo de ahí al sentir el olor desde la cocina y me dirijo hacía allí sintiendo como sus pasos me seguían.
Tomo un vaso de agua para beberlo y lo coloco en la encimera, luego de tomar de el. Me giro y comienzo a menear lo que preparaba.
— Realmente estoy ocupada ahora ¿que es lo que quieres? — Me giro y ella se sobresalta.
— Venía por mi Gian pero veo que no está.
— ¿Que esperas para irte entonces? — Pregunto.
— Tu felicidad está por terminar, tenlo por seguro — Dicho esto sale y se va.
Tomo del agua y continuo con mi labor de hacer la cena.
Gian
Al llegar a casa todo estaba en sumo silencio, había llegado más temprano de lo normal por querer pasar tiempo con Layla. Dejé mi maletín en un pequeño mueble de la sala de estar ; un increíble aroma me hizo girar hacia la cocina. Una sonrisa se forma en mi rostro, al ver que era Layla con un moño desprolijo en su cabeza, en sus pies unas grandes pantuflas de perrito, unos shorts y una blusa que dejaba ver parte de su panza.
¿Más tierna? Imposible.
Me recoste de la puerta observando como silbaba y removía algo en una cascasa de metal.
— ¿Necesita ayuda señora d' luca? — Pregunté y ella se sobresaltó soltando un grito.
— Jesús, María y José — Dijo en español. Yo por mientra reía por su cara de asustada — ¿Desde cuándo estás aquí? — Gira suspirando algo sonrosada.
— No hace tanto — Admito acercandome a ella dejando un beso en su frente.
— ¿No que llegabas tarde? — Cuestionó volviendo a lo que hacía.
— Si, pero quería pasar tiempo con ustedes y preferí salirme antes de tiempo — menciono. Ella se gira lentamente sonriendo — ¿Porque haces la cena tu? — Pregunto.
— Quería hacerte de comer — Confiesa y no se porque tan solo por eso me hace querer comerla a besos.
— ¿Encerio? — La abrazo — No debiste.
— Pero quería.
— Iré a ducharme y cuando vuelva te ayudaré a terminar ¿Si? — Asiente — Vale — Dejo nuevamente un beso.
[...]
4:00 P.M
— ¡Ay! — Siento el quejido de Layla al lado mío el cual me levanta despavorido y asustado — ¡Ah! — Grita esta vez y enciendo las luces
— ¿Que ocurre ? — pregunto desesperado y ella me ve con una cara de dolor tremenda.
— Gian el bebé — Saca una de sus manos y esta ensangrentada — ¡Ayudame se va a morir, se va a morir! — grita asustada.
Corro como puedo y la tomo en brazos para salir despavorido de la recamara hasta mi auto. La coloco en el asiento trasero y enciendo el coche. El motor rugió desenfrenadamente al yo encenderlo. Abrí camino hacía el hospital escuchando los quejidos de Layla.
Grito por ayuda y de enseguida unos enfermeros vienen con silla de ruedas. La subo ahí y visualizo todo el asiento ensangrentado.
No puede ser
Corrí junto a los enfermeros con el corazón a mil por hora. Tenía todo el pantalón manchado con sangre al igual que mi polo blanco. La entraron a una puerta a la cual no me dejaron pasar por más que se los rogué. Pasé mis manos por mi cabello mientras sentía mis ojos humedecerse por primera vez en mucho tiempo. Tenía miedo.
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Entré al cementerio a paso lento. Los tacones resonaban en el piso pavimentado puesto que en el lugar no había ruido alguno. Subí unos pequeños peldaños hasta llegar a la parte "Bonita" del lugar. No podía verle el lado bueno a esto realmente. Al llegar al sitio me arrodillo delante de este viendo la pequeña lápida reciente y todas las flores aún vivas que había mandado a poner gian para que nunca estuviese vacía. En la lápida no había nombre porque así lo habíamos pedido. Solo una linda cita que había decidido ponerle :
"Como un bello Ángel llegaste hasta nosotros inundando nuestro corazón con alegría, en algún instante volveremos a reencontramos" .
— Hola cariño, soy yo. Mami — A este punto mis lágrimas estaban rebosando, Te amo mi amor, y tendré que superar esta etapa, pero no me olvidaré de ti. Tu siempre estarás en mi corazón como parte importante ¿Esta bien?
× × ×