Layla
El suave sonido del viento colándose por las cortinas era el mejor sonido que podría existir por las mañanas. No sabía en que lugar estaba pero era la cama más suave del mundo.
Como pude abrir un ojo para mirar levemente a mi alrededor observando solo paredes blancas y un gran balcón abierto con las cortinas movilizándose al son del viento. Me siento en la cama recordando como llegué aquí. Luego de la fiesta decidí ir a mi penthouse a recoger algunas cosas para así dirigirme a casa de Gian.
Gian por su parte se quedó con papá a petición de el. Me había dejado dicho con el ama de llaves que podía arreglarme en su recámara pero preferí escoger esta solo por la maravillosa vista que daba. Luego de acostarme no volví a saber más nada de él.
— Pensé que dormirías todo el día e ibas arruinar lo que tengo preparado para hoy — Sonrió llegando hasta mi con una gran bandeja con todo tipo y variedad de cosas.
— ¿Que hora es? — Pregunté mientras me acomodaba y el colocaba la bandeja en mis piernas y se sentaba en un pequeño banquillo frente a mi .
— Es casi medio día. Creo que si estabas cansada anoche — Afirmo y yo Sonreí — ¿Por qué cuando llegué no te encontré donde había dejado tus cosas? — Cuestiona.
— Porque me gusta más esta recamara y no quería irrumpir en tu privacidad — Tomé fruta del boul.
— Se supone que ya deberíamos empezar a compartir todo.
— Quedamos en que esto sería solo frente a los medios pero entre tu y yo empezaríamos nuevamente pero despacio — Aclare.
— De acuerdo.
— ¿No irás a trabajar hoy? — Niega — ¿porqué?
— Ayer nos casamos y decidí darme mi tiempo. Tendremos una luna de miel a nuestro estilo — Sonrie.
— ¿Y cómo es a nuestro estilo? — cuestiono tratando se cortar mis panqueques.
— Es sorpresa.
— No será mucho tiempo ¿verdad? Tienes que ir a la empresa.
— Deje todo listo para volver el lunes — Afirmo — Ahora ve alistarte, nos vamos en treinta — Se levanto de sus asiento y me sonrio por ultima vez .
[...]
Horas más tarde..
Observo como estaciona en un pequeño páramo casi a mitad de la nada, miro a mi alrededor mientras el baja y yo aún estoy dentro del auto .
— ¿No vas a bajar? — Cuestiona mirandome una vez abre la puerta.
— ¿Dónde estamos? — Sigo viendo y todo lo que veo es árboles.
— ¿Acaso no me tienes confianza? Por aquí es el camino — Señala tras de sí un pequeño sendero rodeado de más árboles.
Algo desconfiada salgo del auto y tomo su mano derecha, en la otra lleva mi maleta y un bolso en su espalda con sus cosas. Nos mantuvimos en silencio mientras caminábamos hacia el lugar. Hasta ahora no veía nada más que el intenso verde y grandes árboles. Giré mi vista hacía el levantando levemente mi cabeza. Se le veía muy tranquilo.
— Llegamos — anuncia.
Delante nuestro se encontraba una hermosa cabaña moderna de dos pisos en medio de arena fina y el mar haciendo ruido de fondo. Era un lugar deshabitado pero muy bien cuidado, cerca no se veía nada más que agua. Estábamos solos aquí.
— ¿Dónde es que estamos? — Miro todo impresionada aún sin poder creer la belleza de todo lo que aquí se encontraba.
— Éste es mi pequeño paraíso — Afirma para luego caminar hacia la cabaña agarrando mi mano nuevamente — Bienvenida — Abre las puertas de cristal dejándome ver la hermosa cabaña.
× × ×