Capítulo 36

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Gian se marchó al trabajo bastante temprano hoy, antes de irse me había despertado para despedirse y fue bastante difícil para mi retomar el sueño. Decidí bajar a prepararme algo de comer ya que Theo se había mantenido bastante inquieto hoy.

Buenos días — Saludo a Martha.

Buenos días señora— Saluda esta sonriente.

Señora no, dime Layla — Ella asiente algo apenada — Quería hacerme algo de desayunar.

Puedo hacerlo yo — Dice esta moviéndose rápidamente por todo el lugar.

Lo haré yo, no se preocupe — Digo intentando tomar unas frutas.

Señorita siéntese lo haré yo, no es inconveniente para mi — Dice esta indicandome sentarme.

Bien ¿y si mientras me cuenta de usted? — indago intrigada.

Pues vivía en Massachusetts, tengo tres hijos que se llevan dos años cada uno y soy viuda hace dos años — Me cuenta.

Oh, lamento su pérdida — Ella se gira y me vuelve a sonreír fijando sus ojos achinados color celeste a mi.

No se preocupe, Carl no era buen hombre — Murmura — ¿Le gusta la manzana?

Asiento efusiva

¿Como que no era un buen hombre?

No, después de que enviara a mis hijas a México donde sus abuelos ahí empezó mi martirio, bebía mucho y me era infiel con la vecina

Pero dijo que vivía en Massachusetts.

Si, pero originaría de México — Aclara.

Bueno — Asiento y escucho la tostadora indicar que las tostadas estaban listas .

Si, murió de un accidente de tránsito por manejar borracho — Dice.

¿Y sus hijas?

Ellas están bien una se acaba de casar y vino a verme hoy .

¿Tiene el día libre y no me dijo? — Pregunto con molestia fingida.

Mi prioridad es cuidarla a usted y al bebé, no podía irme y dejarla sin comer — Se excusa colocando un plato con tostadas y jugo frente a mi y en un boul aparte fresas y manzana picada.

No debió yo pude hacerlo — Negué tomando una fruta.

Ríe

Ahora, dejé guardado para usted bocadillos. En la alacena hay dos nutella grandes y en el frigorífico están las fresas y les quité la parte que no le gusta. También dejé preparado pastel de chocolate. No sería como el de su tía pero quedo delicioso — Aviso despidiéndose.

¿Como sabe eso?

Puedo aprender mucho de las personas a quien le tomo cariño — Sonrie.

La extrañaré — La veo entrar algo en un bolso.

Igual yo, volveré en dos días — Coloca una de sus manos sobre mi mano libre y se va.

[...]

Me había dado una larga ducha, ya pasaban de las seis de la tarde y no habia recibido noticias de Gian en el día completo le habia mandado un mensaje hace unas horas y me habia dejado en leído.

Giré los ojos al ver que no me contestaba en eso el timbre se escucha. Bajo las escaleras rápidamente y subo los tres primeros escalones para llegar a la puerta al hacerlo y abrirla mis sorpresa no es muy grata.

Hola — Dice mirándome de arriba abajo con la más hipócrita de las sonrisas y de inmediato sentí un mal sabor de boca

¿Que quieres ashley? — Enarque una ceja viéndola sonreír con suficiencia.

Vine por Gian, veo que aún su teatro no termina — Ella pasa sin yo invitarla y la veo enojada.

No esta, te puedes ir — mi mirada fue gélida y dura.

Esta chica me molestaba y mucho .

Caminé hasta fuera a los inicios de la escaleras donde estaba ella.

Solo te diré una cosa mocosa — Dijo con palabras duras y una potente mirada de asco — Lo tuyo y lo de MI Gian durará poco porque el es mío. Y haré todo lo posible porque lo de ustedes no dure.

Tu estás loca. Eso es lo que te ocurre, debes entender cuando ya no eres partícipe en la vida de un hombre y superarlo dándote tu lugar y no arrastrarte cual gusano por el — Digo sin despegar mi vista de ella.

¡Eres una estupida! — Grita esta.

¿Yo? O la chica que está en la casa de su ex casado pidiendo que regrese con el — Me coloco frente a ella — Hazme el favor y lárgate de Mi casa — Bueno no lo era pero en estos momentos no tenía porque saberlo.

Será mío aunque tenga que quitarte ... — Me ve la pansa — Quitarlos de en medio — Sus ojos estaban inyectados de sangre y en su frente de divisaba una vena muy marcada .

Ya lárgate — Me giro tratando de entrar a la casa pero fue en vano cuando me halo del brazo llevándome al inicio de las escaleras de la entrada y lanzandome por ellas.

Mi primer movimiento fue tomarme la barriga para proteger a mi bebé,
al caer por los escalones y llegar al principio de estos un dolor se situó en mi zona baja. Mi cabeza dolía horrores y sentía todo darme vueltas.

— ¿¡Que hiciste?! — Grité llorando.

Lo que debía hacer hace tiempo — dice sonriendo — Espero y se mueran tu y el bastado, no te preocupes me encargaré de que los hagan polvo y cuidaré de Gian— Dice y se va dejando la puerta abierta.

¡No, no! — Grito al ver mis manos ensangrentadas — Por favor, Dios no me lo quites.

× × ×

Perfecto Error ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora