Gian
Ella vuelve a sollozar en mi pecho y continúo abrazandola justo como hacía desde que llegó, eran máximo las dos de la mañana y estábamos en mi recámara sentados en el mueble del balcon.
— Cariño debes calmarte, por tu bien — Le digo entre susurros acariciando su pelo.
— Es que esto es .. esto es mucho en tan poco — Se separa de mi limpiando sus lindos ojos mientras gemía de dolor al tocar su cabeza nuevamente.
— Se que es abrumante la situación pero confío en que si tomas esto con toda la calma tendrás la mente fresca para pensar en todo — Tomo su mano y ella me ve con sus ojos levemente hinchados.
— Todo en un día. Si te das cuenta mi vida no es muy agradable en estos momentos.
— Claro que lo es cariño — Toco su mejilla y ella Suspira — Solo prometeme que te vas a calmar.
— ¿Cómo éramos? Digo como nos llevábamos de pareja — pregunta.
Sonrío
— Eramos desastrosos, pasábamos la mayoría del tiempo viendo series y comiendo chuches, aveces peleábamos porque no estábamos de acuerdo en la trama de las películas. La doctora me decía que no te consintiera tanto pero hacías esos ojitos de gato con botas que se me hacía imposible negarme — Ella ríe leve — Tus antojos eran de lo peor, me hacías preparar algo y luego no lo querías porque según tu tardaba mucho y al final me obligabas a comerlo. Una noche te antojaste de papas fritas y me hiciste ir a comprarlas y al volver te encontré comiendo un pastel de chocolate y me dijiste que ya no querías porque estabas satisfecha, entonces me las comí yo, pero eso no termino ahí porque al rato dijiste llorando y gritando que me odiabas por no haberte dejado nada — Le cuento y ella me ve intrigada — Te gustaba jugar con mi pelo antes de dormir porque decías que era suave y que parecía algodón de azúcar cuando lo peinaba hacia atrás — Toma una de mis manos y se acerca a mi recostandose en mi pecho — Te gustaba ducharte a media noche porque decías que Theo se movía más a esas horas y que así podías verlo porque nunca se dejaba ver solo lo sentías y me hiciste grabarte una vez en ese momento — Empiezo a jugar con su pelo — Te robabas todas mis camisetas y decías que eran mas comodas , odiabas que cantara en la ducha porque decías que canto horrible pero te contradecías diciendo que era divertido — Había caído rendida.
Bajé mi vista hasta ella y observé su rostro el cual tenía rastros de lagrimas las cual limpie. La tomé en brazos y la llevé hasta la cama donde acomode quitando sus zapatos y me quede observándola hasta que cai rendido yo también.
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