XII. El aserradero lúgubre.

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I

Para Beatrice:
Mi amor voló como una mariposa,
Hasta que la muerte arremetió como un murciélago.

El viaje fue hermoso, quitando el hecho de que se subieron ilegalmente a un camión de cargas.

Cole en un momento se asomó y el conductor los vio. Cabe destacar que los dejó a la deriva, sin ningún tipo de ayuda.

Caminaron un rato, pasaron un lindo y peligroso bosque.

Llegaron a su destino, tan lamentable. El lugar estaba completamente incendiado, menos el aserradero.

Caminaron hasta llegar cerca de la entrada —¿esperamos aquí?, ¿o cantamos para que nos abran?— dijo Carol.

—no seas idiota, ni siquiera cantamos bien, nos tirarían piedras— y así, una nueva discusión de los Rizzo empezó. Los Baudelaire también tenían sus dudas, lo único que los separaba de el secreto de sus padres era un muro, o así lo pensaban ellos.

Pensaron en lanzarse para poder pasar pero Sunny fue más inteligente y solo empujó la puerta.

—ahí dice que los intrusos deberán trabajar— dijo Klaus señalando un letrero.

—venimos de visita—dijo Cole jalando a su hermana con el.

Los cinco entraron. Preguntándose qué verán o si están el el lugar correcto.

—definitivamente debemos irnos— dijeron Klaus y Carol al mismo tiempo observando con claridad una torre que tenía como ventana el tatuaje del Conde.

Una mano se posó sobre sus hombros sobresaltándolos a más no poder.

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—supieron de los nuevos, son Baudelaire, y lo peor de todo es qué hay dos Rizzo por aquí— Violet y Klaus bajaron sus cabezas apenados, Sunny ignoraba todo y jugaba con sus manitas mientras que los Rizzo se mantenían firmes, sin mostrar debilidad.

—ignórenlos, solo son unos idiotas que se creen cualquier rumor— dijo Cole mirando a los Baudelaire. Ellos se entretenían viendo un mapa del aserradero.

—de todos modos nunca los creí, un gusto soy Phil, ¿y dónde están sus padres?— hablo un hombre gordito, muy positivo —¿y quienes son ustedes?—

—están muertos— respondió Klaus mirándolo.

Violet le dio un codazo a su hermano—soy Violet Baudelaire, ellos son mis hermanos Klaus y Sunny, y ellos son los Rizzo, Cole y Carol— los presento.

—¡un gusto conocerlos! Y vaya suerte, no reglas, libertad...—dijo más emocionado.

—¡en diez segundos se apagan las luces!— y en menos de dos segundos se apagaron.

—los diez segundos más rápidos de la historia— dijo Carol sarcástica, los huérfanos siguieron hablando un rato más.

Carol tomó a su hermano del brazo y lo jalo a una de las camas en donde dormirían —Cole, este lugar no me da confianza—

𝑨𝒍𝒈𝒐 𝒆𝒔 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒂𝒅𝒂|| 𝑲𝒍𝒂𝒖𝒔 𝑩𝒂𝒖𝒅𝒆𝒍𝒂𝒊𝒓𝒆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora