VIII. Gasolina.

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VIII
UNIVERSO ALTERNATIVO

Violet, Cole, Klaus, y Quigley venían de regreso a su casa, salieron a comprar cosas ya que habían juntado dinero solamente para gastar. Los niños ya habían nacido y tenían tres años, así que se quedaron en casa junto con sus tías Sunny y Beatrice, para un día intenso de juegos. La cosa, es que Violet estaba embarazada otra vez.

Iban en su carrito color azul, Cole y Violet iban al frente mientras que los demás iban amontonados atrás.

Hubo un momento en el que pararon por gasolina, ya estaban saliendo de la cuidad, así que no había mucha gente —¿como carajos funciona esta mierda?— preguntó Cole frustrado, cambiaron de diseño hace poco, por lo que no entendía mucho sobre eso.

—que grosero eres grandísimo idiota— respondió Carol quitándolo del camino. En pocos segundos había echado a andar la máquina —bestia cabeza hueca—

—fea enana— —jirafa desnutrida— —eres adoptada— —¡tu también idiota!— se miraron con odio y comenzaron a gritarse más insultos inteligentes. Los Baudelaire rodaron los ojos ignorándolos mientras que Quigley se veía realmente sorprendido por la manera en la que se llevaban.

Un grito agudo los interrumpió, los siete se quedaron callados tratando de distinguir que era. Los hermanos adoptados soltaron todo y decididos miraron a sus amigos —en un momento regresamos— murmuró Carol fijando la vista en el callejón que estaba cerca.

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(Es importante que lo lean para el aviso que daré al final)

Caminaron con tranquilidad, pero aumentaron su velocidad cuando oyeron otro grito de desesperación —quédate aquí— ordenó Cole. Carol quiso reclamar —es por si me derriba, tú lo esperas aquí y le das su merecido— no tuvo otra opción mas que quedarse fuera.

Cole camino cuidadosamente por el callejón, vio a un par de hombres sosteniendo a una chica a la fuerza, era evidente su desesperación por salir de ahí. Se acercó por la espalda de uno y lo golpeó en el cuello con algo que estaba cerca de tal manera que cayó al suelo bastante anonado, el otro tipo soltó a la chica quien salió corriendo despavorida.

—¡¿quien te crees que eres imbecil?!— pregunto enojado el tipo.

Cole no respondió, directamente se fue a los golpes con el, lo único bueno del tiempo que pasaron bajo la tutela del hombre con barba pero sin pelo y la mujer con pelo pero sin barba es que les habían enseñado a pelear muy bien.

El tipo del suelo se levantó y golpeó a Cole dejándolo distraído, alcanzó a dar el golpe mortal en el cuello del tipo de enfrente y cayó al suelo bastante cansado con sangre en la boca.

El que se quedó parado quiso huir, pero se topó con Carol a la salida del callejón —¿que tal grandulón?— preguntó mirándose las uñas.

La miro con deseo, en sus pensamientos tenía que desquitarse con alguien, y ese alguien estaba frente a él —¿que tal muñeca?— preguntó tratando de tocar sus pechos. Rápidamente Carol evitó eso, cosa que enfureció al tipo —no tiene que ser violento esto, sólo dame lo que quiero y te puedes ir— dijo tomándola de la cadera.

Klaus se acercó verdaderamente enojado, sabía que su chica podía defenderse muy bien, pero no iba a permitir que alguien desconocido y de malas intenciones tocara siquiera un solo cabello de ella.

—yo que tú no haría eso— respondió Carol quitando las manos rudamente, pero el tipo volvió a insistir y antes de siquiera tocarla un puño fue directamente a su cara —¿eres sordo o pendejo?—

𝑨𝒍𝒈𝒐 𝒆𝒔 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒂𝒅𝒂|| 𝑲𝒍𝒂𝒖𝒔 𝑩𝒂𝒖𝒅𝒆𝒍𝒂𝒊𝒓𝒆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora