XI. El ventanal.

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III

El señor Poe tosía incontrolablemente, no era una sorpresa que no les estuviera prestando real atención.

—¿falsificación?, debemos comparar la letra de la nota con la de su tía Josephine— dijo el señor Poe.

Los huérfanos pensaron que era una buena idea —¿de donde sacaremos la letra de- olvídenlo hay una lista de despensa en la cocina— dijo Carol interrumpiéndose a sí misma.

Fueron y Violet agarro la lista de despensa para verificar que fuera su letra. Lamentablemente si era su letra.

El señor Poe seguía siendo un completo tonto, o eso pensaban los Rizzo.

Intentaron por todos los medios conversarlo de que el Capitan Sham era el Conde Olaf.

—todo lo que les pasó con ese hombre les afecto, pero no tienen porqué sentirse mal, es normal que les haya traumado, pero podemos arreglar eso en el brunch— dijo el señor Poe rápidamente al ver la cara de incredulidad de los niños pensó que lo no habían entendido —brunch es una combinación de la comida y el almuerzo—

—sabemos que significa—dijo Klaus estresado. Carol se acercó a él y lo abrazó por la espalda poniendo su cabeza en su hombro. Desde el día anterior que confesaron todo se tratan más cariñosos.

—entonces no tendrán problema con el menú, iremos con El Capitan Sham para arreglar todo— el señor Poe los miro con una sonrisa sin imaginar la respuesta de todos.

—¡¿el capitán Sham?!—

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Estaban sentados en frente de su perdición —¡hola!, soy Larry su mesero...— había llegado el mesero. Los huérfanos tenían las caras largas y preocupadas.

El Conde pidió un especial, el señor Poe también pero los Baudelaire se limitaron a dos vasos de agua y una de hielos para Sunny. Los Rizzo querían algo salado así que esperaron que dijera el menú completo.

El Conde no paraba de alardear que era amigo de Josephine, hasta que dijo que había muerto el mesero propuso algo más —una hamburguesa animadora, los animará se los aseguro pero, vean lo qué hay adentro antes de comérsela— dijo mirando a los huérfanos. Ellos parecieron entenderlo por lo que decidió retirarse.

Siguieron hablando mientras los niños se incomodaban más y más...

—¡sus bebidas!— dijo entregándoles los vasos —y como regalo especial dos vasos de agua y uno con hielos para los Baudelaire, también les traje agua niños Rizzo— los cinco miraron confundidos a Larry, nunca le dijeron sus nombres. Huyó rápidamente hacia la cocina.

Ya llevaban un buen rato diciendo que El Capitan era el Conde, pero el señor Poe se negaba a la verdad y cada ves lo estresaba más.

De repente volvió a entrar Larry —¿alguno de ustedes tiene alergias?— dijo atravesándose entre el señor Poe y el Conde. Los interrumpía cada vez que pasaba —¡no queremos que alguien tenga alguna reacción alérgica!— los niños se miraron entre sí creyendo entender lo que les dijo.

—son alérgicos a las mentas—dijeron los Rizzo al mismo tiempo. Larry se metió a la cocina y salió con la cuenta.

Los Baudelaire agarraron las mentas que había y rápidamente se las comieron.

𝑨𝒍𝒈𝒐 𝒆𝒔 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒂𝒅𝒂|| 𝑲𝒍𝒂𝒖𝒔 𝑩𝒂𝒖𝒅𝒆𝒍𝒂𝒊𝒓𝒆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora