IV. La gruta horrenda.

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I

Para Beatrice:
Las mujeres muertas no cuentan historias.
Los hombres tristes las escriben.

Los Baudelaire estaban en un submarino ¿como llegaron ahí? Fácil, el hielo los llevo al submarino.

Conocieron a una capitana un poco joven para el puesto.

—vaya... me sorprende encontrar a Klaus, Violet y Sunny Baudelaire en medio del océano... — dijo mirándolos a cada uno —¿y sus otros dos cómplices?, los Rizzo— chasqueó sus dedos, Klaus y Violet se miraron con duda —he leído sobre ustedes en el diario puntilio, dicen que son peligrosos...— comentó alzando una ceja. Apenas se notaba por las extrañas gafas que traía.

—ellos no pudieron venir— respondió Klaus pensando consciente por primera vez en el día —y no somos peligrosos... tal ves un poco— dijo tratando de sonar intimidante fracasando en el intento.

—no sabemos tu nombre— dijo Violet notando algo raro en la desconocida.

—Fiona Widdershins, capitana del barco— dijo caminando hacia ellos con una sonrisa.

—eres del VFD... entonces ¿podrías llevarnos al último lugar seguro?— pregunto Violet.

—ya estoy en una misión— respondió Fiona cortante.

—... y si te ayudamos ¿nos llevarías?— pregunto Klaus dudoso. Hablaron un poco discutiendo sobre quedarse o irse.

Fiona le sonrió y Violet jalo a su hermano para hablar —¿que estás haciendo?, no la conocemos... ademas, no confío mucho en ella— le susurro.

—probablemente conozca el último lugar seguro... que opción tenemos— respondió Klaus.

—hace unos minutos decías que lo más importante era encontrar a Cole y Carol... no se si te has dado cuenta pero Fiona te estaba coqueteando— reprendió Violet.

—¿enserio?, digo, ¿que?— respondió Klaus confuso —si, nuestra prioridad son Carol y Cole, pero ella nos puede ayudar y si te preocupa mi relación con Carol déjame decirte que la amo con todo mi ser y jamás le sería infiel— aclaró mirándola. Violet un poco más tranquila acepto quedarse.

En la costa de la playa salada con el Conde, Esme, Carmelita y Ganchos "rentando" un submarino.

El señor con barba pero sin pelo y la mujer con pelo pero sin barba compraron un submarino para ellos.

Ha estaban adentro, en un pasillo con Carmelita detrás burlándose de Carol y tratando exhaustivamente besar a Cole.

—¿que pasó zampabollos? Se ven tristes— canto Carmelita al rededor de ellos.

—estamos enojados y si no quieres probar nuestra furia aléjate— dijo Carol hacia ella. Carmelita seguía haciendo su baile pero un poco más lejos, le tenía miedo a Carol pero con la protección del Conde y Esme podía molestarlos cuanto quisiera.

—me gustaría probar otra cosa— respondió mirando a Cole específicamente.

Cole ya estaba incomodo, llevaba haciendo comentarios de esos durante todo el viaje y le molestaba mucho.

Escucharon un quejido desde la cocina así que apartaron a Carmelita del camino y fueron hacia allá viendo al Conde salir.

Entraron viendo a Ganchos un hincado. Corrieron a ayudarlo para que se levantara —¿estas bien?/¿el conde te hizo algo?— preguntaron al unísono.

—es difícil ser su secuaz, vives la vida solo y sin ayuda— respondió Ganchos.

—mira el lado positivo, nos tienes a nosotros para ayudarte— dijo Cole sonriéndole.

𝑨𝒍𝒈𝒐 𝒆𝒔 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒂𝒅𝒂|| 𝑲𝒍𝒂𝒖𝒔 𝑩𝒂𝒖𝒅𝒆𝒍𝒂𝒊𝒓𝒆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora