II. Una academia muy austera.

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II

—...les advertimos que las manzanas saben a picante— después de admirar a Cole, Isadora por fin hablo.

—¿que tal les va en la casucha de los huérfanos?, vivimos ahi hasta ayer—comento Duncan mirándolos a todos, por primera vez.

—¿ustedes son huérfanos también?— pregunto Carol. Su hermano la miro mal y le dio una patada debajo de la mesa —digo... nosotros también lo somos así que podríamos crear una linda amistad—dijo mirándolos.

—si somos huérfanos, perdimos a nuestros padres en un incendio...— empezó Isadora, miro a Carol con una sonrisa.

—...y a nuestro hermano, Quigley, éramos trillizos— terminó Duncan un poco triste.

—son trillizos, aun lo son, y lo seguirán siendo— dijo Cole. Los Quagmire lo miraron, agradeciéndole por aquellas palabras.

—... no es justo, un minuto estás a salvo y feliz en tu casa y luego... en una casucha llena de cangrejos—dijo Klaus hablando por primera vez. Todos lo miraron, Carol pasó su mano por su espalda tranquilizándolo un poco —gracias linda— susurró besando su otra mano.

—¿alguna idea para los cangrejos?— pregunto Carol desviando la atención.

—am, nosotros pegábamos metal en nuestros zapatos, así los cangrejos se iban— respondió Isadora.

—es muy cansado zapatear— dijo Duncan.

—a nadie le gusta— —ajá, tu en casa zapateabas mucho— —¡cállate cuatro ojos!— —¡cállame ricitos de oro!— los Rizzo comenzaron a discutir, como siempre.

Los Quagmire miraron a los Baudelaire inquisitivos —pelean mucho por tonterías, normalmente antes de que pase algo irritante— contesto Violet.

Justo en ese momento llegó Carmelita cantando su horrible canción —¡Huérfanos zampabollos en la casucha de los huérfanos!...— repetía irónicamente zapateando. Los Rizzo pararon de pelear mirándola con irritación.

—¿ven?, se los dijimos— dijo Klaus mirando a Carmelita. Quien en poco tiempo se retiró.

—debe de haber otra solución, rápido, vacíen sus bolsillos— dijo Violet rápidamente.

Le hicieron caso, Cole sacó el listón de Violet, lo tenía por la apuesta que hicieron, lo agarro a punto de ponérselo pero Klaus e Isadora sacaron las partes del catalejo.

Se miraron entre ellos, juntaron las piezas con un hermoso Clic.

—creo que tenemos que hablar...— dijeron todos.

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En la casucha Violet tuvo una magnífica idea, Cole, como era su asistente, quito el moho con pedazos de metal que encontró por ahí. Mientras Violet colgaba una cubeta que Sunny les hizo el favor de decorar.

—¿nuestros padres se conocían?, ¿porque nosotros no?, ¿porque nos ocultaron todo esto?— preguntas, era lo único que se escuchaba en la casucha.

Los Rizzo se mantuvieron callados, no solo eran gruñones, bromistas y hasta cierto punto irritantes. También eran muy inteligentes para descifrar misterios, lo veían como retos, y este era el más grande que se habían encontrado. Tenían que pensar.

𝑨𝒍𝒈𝒐 𝒆𝒔 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒂𝒅𝒂|| 𝑲𝒍𝒂𝒖𝒔 𝑩𝒂𝒖𝒅𝒆𝒍𝒂𝒊𝒓𝒆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora