XI. El hospital hostil.

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I

Para Beatrice:
El verano sin ti es tan frío como el invierno.
El invierno sin ti es aún más frío.

"última oportunidad", que conveniente— cometo Carol viendo el letrero. Se habían quedado sin gasolina y ahora iban por más.

No había gas, ni servicio de teléfono. Lo que sí había era mala suerte y un telégrafo al interior de la tienda.

—no creo que debamos entrar— dijo Cole viendo el periódico. Estaban ellos en primera plana.

No les importo mucho y entraron. Preguntaron por el telégrafo y los mando al final de la tienda.

—bien... ¿a quien se lo enviamos?— pregunto Klaus.

—a la oficina del señor Poe, el es un inútil pero su secretaria no— dijo Carol —Violet tu dictas, Klaus y yo nos encargamos de golpear las palabras, Cole, Sunny encárguense de que el mensaje se envíe— ordeno y le hicieron caso.

Violet empezó a dictar pero se detuvo. Vieron al Conde Olaf detrás de ellos.

Corrieron lejos de él pidiendo ayuda —ahí...— se escondieron detrás de un pasillo. Afuera escucharon como alguien leía el periódico.

—tenemos que irnos— dijo Klaus cargando a Sunny.

Se escondieron del Conde y de la otra persona que al parecer también los buscaba. Salieron por la puerta trasera y cuando fueron al frente Cole empujó a todos hacia abajo.

Esme Miseria presumía sus premios desde que era niña.

—budbjbf (¡ahí!)— Sunny señaló una combi con las letras VFD.

Se miraron con duda, Cole y Carol corrieron hacia ella y los Baudelaire no tuvieron opción más que seguirlos.

Al estar enfrente se abrió y vieron a varios adultos —¿voluntarios?— pregunto uno de ellos. Carol asintió con una sonrisa.

Se subieron a la combi y partieron a donde sea que vayan.

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—podemos escondernos con ellos y así ir a la biblioteca...— decía Cole tratando de taparse con los globos de corazones. El grupo resultó ser una organización para alegrar a los enfermos en el hospital.

—o simplemente vamos por ese pasillo— interrumpió Carol viendo un letrero que decía biblioteca.

—¿como entramos?, porque nuestro encanto ya no funciona, nos van a reconocer—dijo Klaus viendo como la puerta estaba cerrada.

—¿hay alguien ahí?, parecen ser jóvenes, soy Hal, y trabajo en el archivo del hospital— dijo un hombre moreno, un poco viejo con unos lentes raros. Con su encanto natural lograron convencerlo de que ellos venían a ayudarlo.

Pasó con ellos y les mostró el lugar.

—el papeleo es lo más importante en el Hospital Heimlich...— decía con pasión en su trabajo —... organize todo yo solo y ahora hay archivos de todo el mundo—

𝑨𝒍𝒈𝒐 𝒆𝒔 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒂𝒅𝒂|| 𝑲𝒍𝒂𝒖𝒔 𝑩𝒂𝒖𝒅𝒆𝒍𝒂𝒊𝒓𝒆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora