Ella

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El gran día era hoy.

Hoy Marco y yo nos uníamos hasta que la muerte nos separara, o al menos eso esperaba.

Se encontraban peinándome y maquillándome, los nervios recorrían todos mi ser, ¿y si él se arrepentía? Mi madre junto a mi padre, que me sorprendía bastante verles juntos sin matarse, estaban muy ocupados dándome ánimos, deseándome lo mejor, llenándome de bendiciones y palabras lindas.

Una vez lista mi madre se alejó para dejarme con mi padre y este entregarme al altar.

— No puedo creer cuanto has crecido — dijo a punto de llorar — me sorprende lo rápido qué pasa el tiempo. Pareciera que apenas ayer me lo habías presentado como tú amigo — dijo riendo entre lágrimas — cuídate mucho hija, y jamás dejes que alguien te trate mal... eres una reina y mereces ser tratada así, no te conformes con menos — beso mi frente y con su pulgar limpio las pequeñas lágrimas que salían de mi rostro — si tú madre te ve llorando conmigo me mata — ambos reímos — te amo, hija — tomo mi mano y juntos caminamos hacia el altar.

Marco se encontraba ahí... con una enorme sonrisa mirándome fijamente. La orquesta comenzó a sonar y mi padre y yo comenzamos a avanzar lentamente.

Pude ver a mi madre y hermano llorando como magdalenas. A la familia de mi padre mirándome con odio y a todos los de la plantilla mirando enternecidos la escena.

Finalmente llegamos con Marco y tras un susurro apenas audible mi padre amenazo a Marco. No me sorprendía.

Marco tomó mis manos y me miró con una enorme sonrisa, esto era lo que ambos queremos desde hace mucho, esto es por lo que habíamos luchado y hoy se hacía realidad.

El padre llegó y comenzó a dar el discurso. Pude notar a Marco algo raro cuando el padre decía que esto sería para toda la vida, hasta que la muerte nos separe. Pude notar a Marco nervioso toda la misa.

¿Que le sucedía?

— _____ Alexandra  Camargo Meyer, ¿aceptas a Marco como tú futuro esposo? — sin dudarlo asentí una y otra vez con una enorme sonrisa.

— Si, aceptó.

— Marco Asensio Willemsen, ¿aceptas a ____  como tú futura esposa? En la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, ¿prometes serle fiel hasta que la muerte los separe?

Marco no respondió.

Llevaba tiempo callado sin responder, sin dar una sola respuesta, tan fácil que era. Solo un si, solo un no y no podía decirlo.

— No, perdón _____, pero me he enamorado de alguien más y no puedo jurar... no frente a todos que podré estar contigo para siempre — beso mi mano y salió corriendo dejándome completamente humillada frente a todos.

Me sentía destrozada.

Ibiza [MA20]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora