Capitulo 53 ❦ Lágrimas de bienvenida

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Después de cinco largos meses me encontraba empacando lo poco y nada que había recolectado este tiempo, una maleta pequeña que Ethan me había regalado, estaba observando por última vez la pequeña habitación que me había servido de guarida, mi pequeña protección y ahora era la despedida.

Ethan y Evan estaban terminando de limpiar mientras yo acomodaba la peluca que me había hecho sentir cómoda y segura todo este tiempo en una pequeña bolsa de plástico inservible y sin valor alguno, cuando termine me senté por última vez en la cama.

- ¿Estás lista? - pregunto Evan

Suspiré y me levanté.

- Si, estoy lista - Evan tomo mi maleta

Ethan tomo mi mano, mire por última vez desde la puerta la habitación y la cerré, no todos los momentos habían sido malos pero esperaba olvidar la mayoría de las cosas que habían ocurrido estos meses.

Aún había luz de día cuando salimos del complejo de departamentos, cruzamos la calle donde estaban todas las chicas del club y Rick con un ramo de flores en sus manos, sus ojos estaban rojos y su nariz también.

Corri hacia el y le di un abrazo.

- Gracias por todo Rick - le dije en su oído- qué hubiera sido de mi sin ti...

- No...que hubiera sido de mi si no te hubiera conocido linda Eli...- nos separamos y me dió el ramo

Una a una me despedí de las chicas, fuera de las horas de trabajo todas se veían como mujeres comunes y corrientes, ví hasta algunas llorando.

Me despedí de Mikayla y Shaina, ambas me abrazaron más fuerte que las demás. 

- Si algún día tienes algún problema ven con nosotros - dijo Shaina

- Siempre habrá lugar para ti aquí - agrego con una sonrisa Mikayla

Rick asentía mientras aún salían lágrimas de sus ojos.

- Te extrañaremos...- dijo él

- Y yo a ustedes - acepte

Los iba a extrañar a todos, a la chicas del club, a los chicos que de la cocina y a Ricardo más que a ninguno, la primera persona que conocí cuando llegue, me aceptó, me dió un lugar donde dormir y un trabajo, jamás olvidaría su generosidad.

Subí al asiento trasero del auto, Ethan iba conduciendo, en cuento se encendió el motor deje salir un suspiro, el paisaje a mi espalda, como la gente me despedía, se sentía lindo saber que ellos si me tenían, aunque fuera un poco solamente, algo de aprecio.

El camino de vuelta estuvo en silencio, los gemelos solo dejaron música pero no hablaron para nada y yo tampoco, como había dicho Evan considere la idea de volver y elegí regresar por mi salud mental más que nada.

Ambos me habían hecho entender que entre mas lejos de mi familia estuviera más miserable sería cada día.

Fueron unas cuantas horas de viaje nada más hasta que pude reconocer los alrededores, los edificios y las casas.

De alguna manera sentía que hasta podía respirar más ligero pero era una sensación vacía, no iba a estar más a salvó en casa pero estoy feliz de regresar, hace tiempo que no me sentía tan nerviosa por algo.

- Cariño...- mis ojos se abrieron lentamente - llegamos...- veía borroso pero por el suave tono de su voz sabía que era Ethan el que hablaba

- Okey...- me levanté lentamente del asiento

Evan bajaba mi maleta del auto, ví mi hogar, se veía como siempre, la entrada con aquel asiento de madera cubierto de cojines con colores borrosos por el paso del tiempo, el sonido del viento a través del gran árbol junto a ella y el sonido de una pequeña niña corriendo a recibirme, mis brazos ya la esperaban por supuesto.

La recibí y la alcé, la mantuve en mis brazos y respire su tierno aroma.

- Ya estoy en casa...- le dije a mi sobrina, sus calidad lágrimas mojaron mi delgada camisa

- Te extrañe tía Eli...mucho - su voz era un pequeño susurro en mi oído

- Y yo a ti...los extrañe a todos pero a ti más que a nadie - admití mientas las lágrimas recorrían mi rostro

Un par de grandes brazos nos rodeo, mi hermana me daba la bienvenida.

- Estúpida - me dijo, sonreí - bienvenida de vuelta, ya estás en casa...

- Te extrañe gran mandona - ambas rieron

Baje a mi sobrina de mis brazos, abrace a mi hermana y con su brazo sobre mis hombros entramos.

Mamá estaba sentada en el sofá, mirando la televisión, parecía ensimismada en eso, la conocía bien, trataba de hacerce la fuerte.

- Hola mamá...- dije mientras iba en dirección al sofá y me sentaba a su lado

- Hola hija mia - volteó en mi dirección, sonrió y paso su cálida mano por mi rostro - ¿Cómo estás?

Puse mi mano sobre la suya.

- Mucho mejor ahora...- me recosté en su regazo en el sofá y cerré mis ojos - te amo mamá...

Comenzó a acariciar mi cabello, pude ver en sus ojos un ligero rastro de humedad, sabía que no lloraría, se haría la fuerte hasta que ya no la pudiera escuchar. Amaba ese lado de ella y deseaba algún día tener su fortaleza. 

Habían pasado las horas, estábamos todos sentados en la mesa del comedor cenando, hasta los gemelos estaban ahí.

- Delicioso como siempre - dijo Evan con una sonrisa inocente

- Siempre es un gusto cocinar para ustedes, nunca dejan nada en el plato - mamá sonreí, me era extraño verla algo sonrojada ante las palabras de Evan, parece que me había perdido de mucho - desearía que Elizabeth fuera igual - miró en mi dirección y mire el plato

Había dejado los vegetales de lado como siempre y seguía casi lleno.

- La comida de tu madre siempre es exquisita, come más - dijo Ethan

- Que niña más exquisita - dijo resignada mi madre

- Parece que se llevan bien ¿De que me perdí? - dije en voz alta mientras partía un pedazo de carne y lo metía en mi boca

- Una apuesta - dijo mi hermana

- ¿Que apuesta? - pregunté, me daba curiosidad

- Los gemelos prometieron traerte de vuelta...si lo lograban, mamá prometió aceptar su relación si hacer preguntas - los mire a los tres perpleja

Mi madre evitaba mi mirada algo avergonzada mientras que los gemelos sonreían triunfales, admito que me dió algo de risa.

- Si me hubieran dicho eso abría regresado mucho antes - todo rieron, trataba de hacer una broma de la situación pero obviamente tomaría algo de tiempo

Al caer la noche mi hermana y sobrina se fueron, los gemelos ayudaban a mi madre con los platos.

Nunca ví una imagen más llena de nostalgia de una manera extraña, era como ver mi futuro, algo que no ha ocurrido aún, ambos en la cocina de nuestra casa ayudándome con los platos de la cena mientras yo los miraba de lejos, aún no sucedía y ya lo extrañaba, suspiré algo aliviada.

Me tire en el sofá y por primera vez en meses soñé con una futuro feliz lleno de momentos hermosos que los gemelos me darían, incluso pude ver en mi brazos un bulto cubierto por una frazada, en lo que duro mi sueño sentí que mi corazón estaba en mis manos, sostenía a alguien que amaría incluso más que a Ethan y a Evan.

Pero los sueños no duran para siempre así como tampoco la felicidad, mi vida se escaparía de mis manos y terminaría antes de empezar.

Tres corazones una relación ❦ PRIMER LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora