Debía pensar rápidamente, mi madre y mi sobrina estaban en algún lugar de este edificio y estaban solas con gente desconocida, no confiaba en las palabras de Robert de que si me comportaba no les haría daño, todo eso era pura mentira para mí, quería tratar de ser fuerte y repetirme mentalmente que todo estará bien pero en cuanto supe que estaba sola y tome el celular de Ethan que le había quitado ví que no recibís señal y que podía ser parte del por qué no habían llegado aún con todo un maldito pelotón de fusilamiento para el imbécil que me trajo aquí.
Llamar me daba miedo y la verdad es que tal vez no sirviera de nada porque no sé dónde estoy, no tengo nada de referencia cerca como para ayudarlos a localizarme y la verdad es que aunque sea un lugar casi como un desierto sin vegetación, habían muchos lugares como este alrededor de la ciudad asique a fin de cuentas no había solución ni rastro de esperanza a la que sujetarme.
Mantenía el celular cerca de mi pero escondido entre el colchón y las tablas de la cama en el respaldo para que no lo notará en caso de que Robert viniera, no podía revisarlo mucho tampoco, los nervios florecían en mi, mi estómago gruñía y mi cuerpo temblaba, tenía más las características de una baja de azúcar, escuché unos pasos acercarse a la puerta de la habitación y me aleje de ella lo más que pude, hasta la otra esquina.
El que abrió la puerta fue Robert que la cerró a su espalda de inmediato.
Tenía una sonrisa petulante en el rostro y tenía una bolsa de café en la mano.
- Ven aquí - me dijo
- ¿Que soy ahora? ¿Un perro? - dije volteando los ojos
- Eres lo que yo diga que eres - se acercó a mí con una expresión que me hizo saltar del susto, sus manos temblaban y aún así con toda la tranquilidad de la que fue capaz acaricio mi rostro - no me hagas lastimarte Elizabeth...o a tu familia...
Temblé ante eso, baje la vista al piso, en verdad casi se me olvida que no estoy sola en esto.
Me señaló la cama y obedientemente fui a sentarme.
En cuento lo hice dejo la bolsa en mis manos, al abrirla salió un olor delicioso mezclado con otro que casi me hizo arrugar la nariz, era casi químico.
- Come - me ordeno
- Ellas...- comencé pero no me dejó terminar
- Si te portas bien todos ganan amor - eso quería decir que las mataría de hambre de ser necesario si eso aseguraba que me comportará como el quisiera
Tome la hamburguesa de la bolsa, la abrí para revisarla, un viejo hábito que también hace que pase desapercibido el hecho de que sospecho que le puso algo a la comida, incluso la olí, el conocía mis manías asique no le parecía raro lo que hacía.
- Sigues siendo quisquillosa con la comida - admitió el y yo asentí
- Pues si - al comprobar que no tenía nada la mordí y con cuatro mascadas la termine - gracias
- Buena chica - se acercó a mi cuerpo
Temblé ante el acercamiento, comenzó a acariciar mi cabello otra vez.
Trate de mantenerme quieta e inmóvil, el recuerdo de como me había ahorcado en el callejón me asustó, mi mano fue automáticamente a mi cuello, el lo noto y se alejo.
- Tranquila - dijo - no te haré daño otra vez
- Eso dijiste cuando me llamaste al hospital ¿Lo recuerdas? - lo encare - que no planeabas lastimarme, que jamás romperias tu juguete pero aquí estoy - acaricie mi cuello - no se cuanto más vaya a resistir hasta que se rompa...y eso te lo debo a ti
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Tres corazones una relación ❦ PRIMER LIBRO
RomanceCuando la chica callada y tímida de la clase conoce a un par de gemelos que la vuelven loca no hay más que hacer que sucumbir bajo los encantos de este par de irresistibles hombres.