🐚San🐚
Sabía en mi interior que una parte de ella sentía alivio de verme, me puse de espaldas a la puerta he intenté qué me escuchará, ya que no dejaba de parlotear...
—Basta— mis palabras fueron precisas.— Son hombres muy peligrosos Alexa, ellos no sé vienen con juegos, ahora necesitó que hagas algo...
Le di las instrucciones y cuándo el plan estaba en marcha, baje los escalones dispuesta armar un teatro, uno con él mejor show.
—Me parece mucho dinero por una mujer impura— Dije en voz alta al escuchar la extravagante cifra por la que Salvatore sé apresuraba a vender a la rubia.
—Con todo respeto, pero señor Adib su esposa no debería entrometerse en negocios de hombres.— Espetó Paul al momento que encendía su cigarro.
—Ofrezco una disculpa por eso, Cariño lo mejor es que vayas con la chica.— Su mano tocó con delicadeza mis dedos, cuyos reposaban sobre su hombro.
Me aleje un poco, lo suficiente para qué no me vieran pero la necesaria para escuchar aquella conversación.
—Aunque me moleste un poco lo que acaba de suceder, lamento decirte que mi esposa tiene toda la razón, Paul la chica no es virgen, es guapa, pero sí Salvatore me conociera lo suficiente sabría que no es mi fuerte.
—Señor, esa chica es más que hermosa. Le aseguro que tendrá mucho más que una mujer bella a su lado.
—Lo mejor será que llame a Salvatore y hagamos un trató justo.
Unos disparos hicieron que toda la casa se alarmara. Corrí hasta el pasillo en busca de Alexa, pero la habitación estaba vacía.
—¡Mierda!— Golpeé con fuerza la pared.— Definitiva mente le lavaron el cerebro.
Baje a paso apresurado al ala menor, donde me encontré con la cara de Adib, estaba igual de preocupado que yo, lo pude ver aunque se esforzaba por lucir enojado.
—¿Que es esto Paul? Acaso tus hombres han traído armas a mi casa— Atravesó el salón con un arma en sus manos.
—¡La chica escapó! —Las palabras no terminaron de salir de mi boca, y en menos de un minuto todos los hombres de Salvatore junto a los guardias de Adib corrían por el césped buscando a la rubia.
—¿A donde ha ido?—Me preguntó Adib en voz baja pero no tenía respuesta para eso.
—Te juró que la dejé sola un minuto.
Paul lucia asustado, su mirada estaba perdida, podía percibir ése desespero y justo en ese momento entre a la acción.
Saqué el arma que guardaba bajó mi vestido y le apunté a la parte trasera de su cabeza.—Baja el arma —Le ordené, a lo que él obedeció sin reproche.
—No confió en ti.—¿Que es todo esto Paul?—Lo interrogo el árabe.
—Te aseguro que nos toma por sorpresa a ambos Adib, dejadme arreglar esto, pero dile a tu esposa qué baje el arma.
—No puedo confiar en ti ni en tus hombres Paul, por eso ahora nos acompañaras.
Lo llevé hasta una pequeña oficina sin dejar de apuntar a su cabeza, allí lo atamos de pies y manos, dejándolo en la oficina bajo llave.
—¿Donde esta la rubia? Arruinara el plan San.
—Te lo prometo que no sé, te dije que era una chica bastante problemática.
—Busca por la casa yo Iré a mi refugio para qué esto suene más creíble. Daré la orden de eliminar a los hombres de Salvatore sí no la encontramos en unos minutos.
Un golpe nos alertó a ambos, provenía de otra habitación, me apresure a correr y al abrir la puerta me encontré con los mechones qué caían por la cara de la Rubia.
—Te dije que te quedaras allí, realmente no puedes dejar de dar problemas.—Le sujete el brazo.
Su respiración era agitada, su cara pálida demostraba lo asustada qué estaba.
—Hostia tía pudiste joderlo todo ¿entiendes la gravedad de lo que acabas de hacer?—Soltó en un tono fuerte el árabe, sabía que esto traería muchos problemas para él.
—¿Que fue ése disparo? ¿Acaso te ha pillado alguien cuando intentabas escapar?—Inquiero, Alexa solo logró mover la cabeza.
—Llevala rápido al escondite, qué nadie os vea por favor.
Caminaba lentamente por los pasillos y cuándo el lugar era seguro avisaba a la rubia cual se disponía a seguirme. La llevé hasta un sótano dotado de alta tecnología, donde había la suficiente seguridad para qué no la encontraran, jamás sospecharían de este lugar ya que el único que conocía este escondite era Adib, qué podemos decir era un hombre con mucho dinero debía desconfiar hasta de su sombra. La búsqueda duró alrededor de unos 20 minutos, donde revisaron hasta debajo de las piedras.
—Continuaré con el plan.— Le susurré y plante un beso en la mejilla a Adib.
—Lo mejor será que te vayas cariño, no sé que tan peligroso sea esto.
—Con todo respeto señor Adib pero ningún vehículo saldrá hasta qué encontremos a la chica.
—¿Acaso me estás dando órdenes en mi casa? Gilipollas qué no sé os olvidé qué están en mi territorio, tal vez con Salvatore las cosas sean así pero aquí son diferente. Sólo para qué vean que no soy el malo aquí, ella irá en una de tus camionetas con tu chofer y uno de mis guardias.
Me apresure a besarle los labios, aquél beso fue uno de los más raros que he dado, Adib era un hombre por él cual cualquier mujer se mojaría pero sinceramente no era para nada mi tipo.
Me subí a la camioneta, mi guardaespaldas me ayudo a subir a la parte trasera y luego se puso en el asiento del copiloto.
Me saqué lentamente uno de mis pendientes el cual dejé caer a propósito.—Zareh creo que he perdido mi pendiente.— Con una voz delgada finjo lucir lo más preocupada posible.
—No sé preocupe señora ahora mismo iremos a la joyería por unos nuevos.
Así transcurrieron al menos unas dos horas entré tienda y tienda, Zareh llevaba unas cinco bolsas en sus manos. De allí me trasladaron hasta un hermoso apartamento que había comprado Adib en el sur de la ciudad de Barcelona.
Cuándo tuve por fin la suficiente privacidad, me asegure que todas las puertas y ventanas estuvieran cerradas para realizar mi llamada...
—¿San?—contestó después de varios timbres, al escuchar su voz un escalofrío recorrió mi cuerpo y me apresure a colgar.
—No me cuelgues.— Sé apresuro a decir.
—Lo siento, no debí llamar.— Susurré.
—Si necesitas algo no dudes en pedirlo San— Espeto, aunque quería decirle que tomará un avión ahora mismo hasta Barcelona y me buscará, guardé silencio.
—Dime algo por favor.— Casi que suplicó.
—Estoy en Barcelon—Fueron mis últimas palabras antes de colgar.
Confieso que me arrepentí de haber hecho eso, pero necesitaba saber si aun le importaba. Busqué el PC del cual Adib me había hablado y tal como me aseguro el GPS estaba conectado, en ese momento tenía la ubicación exacta de la camioneta de los hombres de Salvatore, sin duda ése árabe era todo un genio.
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Nuestro Pacto
RandomMi nombre es Susana Bryne,pero mis amigos me llaman San,mi vida a sido una locura,una aventura tras otra,nunca fui de romances ni de amores, pero terminé comprometida, permitanme contarles un poco de mi historia. Universidad,viajes,fiestas,amigos,mi...