Nuestro Pacto

Mascarada/Parte 1

🐚San🐚

1 día antes de la mascarada...

Después de marcharme rumbo a no sé donde, por que realmente no sabía que hacía,quería escapar,tal vez llorar o refugiarme en cualquier otro lado. Es difícil,tal vez tu no lo creas,pero en estos momentos mi sueño se esta yendo a bajo,no es conveniente refugiarme en el alcohol,no después de lo difícil que fue luchar con mi madre,sin embargo aquí estaba yo,sentada en una banca del GreenPark,esperando que cualquier mendigo se acercase a pedir una copa,o contarme sus penas.

—¿Por que me pasa esto a mi?—repetí incontables veces esa noche.

Mientras intentaba hallar solución a mis problemas peto cada vez me hundía mas en ellos,estoy un poco ebria,no lo suficiente para no tener conciencia de lo que hago,el lugar esta solo,solo calles vacías,con luces brillantes que acompañan a estas,al otro costado del parque habita un hombre,con un gran perro blanco y un cigarro entre dientes,lleva el tiempo que resta aquí,no si espera a alguien o tal vez solo tiene muchos problemas al igual que yo.

Me pongo de pie,camino al auto,no es que piense manejar,de hecho sería muy irresponsable,pero aquí estoy,dentro,como si por un momento estuviera sola,y eso me gusta.

El móvil suena en consecutivas veces,pero lo ignoro,no quiero escuchar regaños absurdos de nadie en este preciso momento,mis párpados cansados amenazando con  cerrarse en cualquier momento.

Vuelvo a dar un sorbo a la botella y logró reactivarme,lo suficiente para manejar hasta casa,unas cuantas patrullas me siguieron pero al cabo de unos minutos se han detenido,al pueblo no viene mucho la policía de la ciudad,se reservan a la idea de perseguir a alguien cuesta arriba,así que me he salvado.

***

—¿Que son estas horas de llegar Ameli?—gritó mi madre,sus ojos saltones amenazaban con salirse,me miraba fijamente desde la encimera de la cocina,

Hace tanto que no me llamaba así,casi olvide por completo eso tan familiar,que se me hace algo nuevo.

—Señora Amelía,no pienso discutir contigo,tengo sueño,quiero dormir,ser feliz y no pensar en como me arruinas la vida—También alzo la voz,pero sin embargo intento mantener la calma,su vena remarca con tanta insistencia su frente.

—No me hables así Ameli Susana,por que no quiero tomar medidas—me amenaza y en su mano se aferra a una cacerola con tal fuerza.

—Primero tengo edad suficiente para salir y entrar cuando quiera,y segundo te recuerdo que esta es mi casa—refuto dejándola casi en shock.

—¡No se que hacer contigo!—Noto su estrés,que la obligaría a arrancarse el cabello si pudiese.

Subo a mi habitación la cual se sumerge en una oscuridad total,solo la luz que traspasa la ventana ayuda a diferenciar las cosas,me tiro a la cama,mi cuerpo cae como un bulto,me deshago de los zapatos con tanta pereza, forzando a mis pies a trabajar por si solos.

—Sabía que lo harías—murmuró,lo que me puso los pelos de punta,Jamás imagine tenerlo aquí a centímetros de mí.

—¿Que haces aquí?¿Como entraste?—Digo un poco al impactada, pero tan emocionada,casi saltaba sobre él.

—Apenas recibí tu llamada no me pude resistir a verte San...—agacha la mirada,como un niño recién regañado,se ve tan tierno.

—No deberías estas aquí—entro en desespero,me alegra verlo,claro que si,pero él no debería estar aquí.

—Te extraño Susana,extraño cada milímetro de tu cuerpo, y no se si es correcto o no,no lo pensé,sólo pensaba en como estaría mi caprichosa niñata—se acerca a paso lento, posándose frente a mi cara,lo que me produce unas ganas inauditas de besarlo,de abrazarlo y dejarle dormir en mi pecho.