Nuestro Pacto

Sin Salida

🐚San🐚

Después de cortar la llamada enseguida un mal presentimiento me inundó, no se que me sucedía, pero sentía miedo, no exactamente a lo estaba sucediendo, era algo peor era un horrible miedo a lo que no podía ser.  Allí parada en la entrada del Rowme Roma el pecho se me quería salir, era una incesable agonía, la espera me estaba matando en vida, así transcurrieron al menos unos diez minutos, no paraba de mirar a ambos lados, no estaba segura aquí, no sabiendo que en cualquier momento Zareh notaría ni ausencia.

Cuando estaba por darme por vencida  pude apreciar a lo lejos aquellos penetrantes ojos verdes, llevaba el cabello corto, algo que en el fondo odiaba, él lo sabía, aseguraría que lo hizo a postas, aunque fuera muy poco el tiempo sin verlo sentía como si hubieran pasado meses. Vestía tejanos negros y una playera color marfil que le sentaba muy bien con su color de piel.

—Lamento la tardanza. —se apresuró a decir, yo solo veía sus labios moverse sin entender nada, estaba imnotizada.

—A.. Adam. —Logre decir casi tartamudeando. —Pensé que no vendrías.

Estaba nerviosa, no sabía que era lo que tenía este hombre que lograba quitarme el aliento.

—Necesitaba verte. —Susurró, su mirada se surco en mi sonrisa que le brinde sin intención.

Ese había sido el detonante, definitivamente no podía dejar escapar este hombre de mi vida otra vez.

—Lo siento no quería ponerte en esta situación, se que tienes cosas más importantes y también está Mara, enserio perdonadme. —Balbuceaba, sin darme cuenta mi mano sujetaba la suya.

—No te preocupes por ella, lo hemos dejado. —Sonó un poco triste.

—Siento pena por su relación. —Mentí, era obvio que me alegra, me hacía sentir bien saber que estaba solo de nuevo, lo sé, lo sé soy muy egoísta.

En el momento que se abrió la puerta del Rowme Roma mi corazón se aceleró y arrastre a Miller hasta una columna que nos escondería por unos minutos, pero debíamos que irnos de allí.

—¿Que tal las cosas con tu novio nena?  Admito que me asombro mucho saber que estabas en Barcelona, pensé que tu destino era Madrid.

No sabía por donde empezar a explicar esta montaña Rusa que tenía un montón de baches y carritos sueltos en sus vías. Sinceramente no quería mentirle, pero era por su bien que debía privarme de algunos detalles, se que Miller conocía este mundo oscuro, él más que nadie lo vivió, por eso mismo no quería involucrarlo a tope en esto.

—Mentí sobre tener una relación. —Primera verdad en todo este tiempo, no podía mentirle sobre un amor falso a la persona que realmente mi corazón ama, sería como negarle a los peces el agua.

—Sentí celos al saber que estabas con otra, fue algo inútil. —Me apresuré a decir antes de que pudiera declarar alguna palabra.

—Se que te lastime al marcharme sin avisar antes, pero San si te dijera que  me acojone, y al mismo tiempo una cólera al ver tu desprecio hizo que llegara al límite.

—No es momento de lamentarnos, aun hay tiempo para empezar de cero. —Susurre, se que mis ojos suplicaban sin yo accionarlos.

—No se que me has hecho nena, pero desde la primera vez que te vi en aquella playa, no te he podido sacar de mi mente, y aunque me avergüenza decirte esto, No paso un solo segundo en el que no te imaginará a ti al estar con las demás.

—Eres  lindo Miller, pero creeme que me repugna saber que otras han tocado cada una de las partes de lo que debí cuidar con tanto esfuerzo y deje escapar un día.