Estrellas fugaces

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🐚San🐚

El cielo se vistió de un tapis negro adornado de brillantes estrellas en menos de lo pensado, ya empezaba hacer frío, no teníamos señal y mi móvil se empezaba quedar sin batería. Courtney estaba sentado sobre el capó del auto intentando obtener señal, sin embargo estábamos en una zona muy lejana que seguramente muy pocos conocen.

—¿Que tal va la búsqueda?—Pregunté, yo a cambio me encontraba en la parte interna del vehículo.

—Creo que pasaremos la noche aquí, el camino es bastante largo, y está muy oscuro.—Dijo lo suficiente alto para que escuchara.
—Tal vez deberías hacerme compañía, el cielo está magnífico.

Lo pensé dos veces antes de bajar y caminar hasta su lado, él me tendió la mano para que pudiera subir, al estar en aquel lugar deje caer mi cuerpo sobre la lámina fría y rígida. Nos perdíamos en la oscuridad, tan solo era el reflejo de las centenares de estrellas las que permitían vislumbrar los ojos del magnate.

—Tu madre estará muy Preocupada— inferí, nuestros cuerpos guardaban cierta distancia.

—Te aseguro que mi madre tiene a la mitad de sus guardias buscándome—Se río para si mismo, su risa me contagió.

—Ya imagino la cara de mi madre en este momento, seguro que está pensando en la gran fortuna que perderá.—Espeto, un silencio enorme nos invadió, así permanecimos por al menos unos 10 minutos.

No podía dejar de pensar en que estaría haciendo en este momento Miller, fue una despedida fuerte, aunque lo merecía, fui yo quien empezó este lío. No entendía por que era tan complicado intentar que las cosas salieran bien, cuanto a nuestra relación lo respecte.

—¿Alguna vez has deseado tener otra vida?—Inquiere, su pregunta me tomo por sorpresa.

—Creo que nos ha pasado a todos por la cabeza—Suspire. —Pero no te pongas melancólico ahora, ya me basta con tener que soportar tu compañía.

Ambos nos reímos por un buen rato, estuvimos charlando de la universidad, y de la forma en la que su madre controlaba su vida.

—¿Cuantas chicas te has tirado Courtney? De seguro muchas pero quiero saber que tan bueno esta mi oráculo.—Bromeo.

—¡Por favor San! ¿Enserio?—Se recostó junto a mí, tardó unos segundos en responder.

—Aproximadamente 12—Fingió que tocia, no pude evitar golpearlo en el brazo.

—Eres un cerdo —Me burle.—Te has follado a medio salón de clase.

—Pero hay que admitir que había unos bombones, te aseguro que si tú las hubieras conocido hasta también lo pensarías.—Giro su cuerpo, sus ojos me miraban sin pestañear, puso una mano en su cabeza de apoyo.

—Claro que no—Grité.—Los hombres solo piensan a quien se llevaran a la cama esa noche, quien está más buena, o cuantas tías se han follado.

—¿Que me dices de ti Byrne? He escuchado muchos rumores —Al escuchar sus palabras solté una bocanada de aire, y después puse los ojos en blanco.

—¡¿Ah si?! ¿Que has escuchado Alex?
—He estado algún tiempo fuera del pueblo, pero las malas lenguas hablan de que has pasado el verano anterior en cama tras cama.

—He aprendido a vivir con los rumores Courtney—Hice un gesto con mi mano, sentí como se removía en su puesto hasta llegar a estar muy cerca a mí.

—La gente hablá de Susana Byrne y Jess Connor.—Su mano se poso sobre mi hombro descubierto y sentí un pequeño escalofrío.

No pude responder a esa pregunta, solo decidí levantarme y entrar al auto, allí estuve durante unos 20 minutos, antes de que una figura de Alex me tapó la gran vista.

Nuestro PactoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora