La Despedida

822 46 1
                                    

🐚San🐚

Las gotas de agua caían por mi rostro, haciendo que la humedad fuera parte de todo mi cuerpo, sus carnosos labios dulces y sensuales, acompañados de su lengua juguetona se deslizaban por mi cuello bajando hasta mi hombro, mis manos fueron a su cabello, cual tomé con fuerza, halando pequeños mechones.

—Me encantas. —Su voz ronca lograba hacer estremecer cada rincón de mi cuerpo.

Las piernas me temblaban, amenazando con dejarme en el suelo, una de sus manos me sujetaba la cintura, la otra me sostenía con gran pasión de la parte trasera de mi cuello, se me escapaba uno que otro gemido, cosa que le provocaba una locura desbordante.

—No digas nada... —Lleve mi dedo índice hasta su boca y al final plasme un sensual beso.

Su lengua entraba en mi garganta, los besos cada vez eran más picantes, lo deseaba tanto como él a mi. Con la ducha aún puesta me subí a ahorcadas, rodeando su cadera con mis piernas  mientras él me sostenía desde mis muslos con fuerza, podía sentir su miembro rozando cada centímetro de mi piel.

—Hazme tuya. —Suplique en un gemido.

Me recostó contra la lujosa baldosa con rapidez, penetrandome con fuerza, sus embestidas eran rítmicas y apasionadas, haciendo que mis músculos se contrajeran, su mano se deslizaba por mi espalda fría y mojada, me tomo de mi cintura ubicando me en el suelo, haciendo que mi cuerpo diera un giro de 180°, dejándome de espaldas.

—Aah—Gemi al momento que sus cinco dedos quedaron estampados en mis nalgas.

Entro nuevamente en mí, mis manos contra la pared haciendo su mayor esfuerzo por mantener el control. Este hombre sabía como hacer que perdiera la cordura, cuando estaba con él mis principios de esfumaban, haciendo que no tuviera miedo de sacar esa fiera, sucia y perversa que había en mi interior.  Me sujetaba con ambas manos de mis caderas, su cuerpo se movía con rapidez, me estaba enloqueciendo.

Baje hasta ponerme de rodillas frente a su miembro, no dude dos veces en ponerlo en mi boca y empezar a jugar con él, podía ver por sus expresiones lo mucho que esto le gustaba, me sostuvo del cabello con fuerza, volviendo este un acto erótico sin fin...

***

Desperté a media noche asustada, busque con rapidez el cuerpo del rubio cuál estaba a mi costado, hundí mi cabeza en su brazo buscando conciliar el sueño nuevamente. Eran esas horribles escenas de aquel túnel que no paraban de venir a mi cabeza, mi cuerpo desnudo envolvía el suyo, haciendo que nuestras pieles se conjunten a la perfección.

Intentaba no pensar en eso, pero se que debía regresar al pueblo, y resolver todos mis malditos problemas, amaba a Miller con locura, pero no detendría la boda.  El plan seguiría en marcha y yo sabía como lograr que Karen no cancelará el compromiso.

No recuerdo con exactitud en qué momento me había dormido de nuevo, había llegado la hora, debía que marcharme, el vuelo saldrá en dos horas, me levante sin que el rubio lo notará y entre a la ducha, el agua estaba fría tanto que logró erizarme la piel. No quería que esto fuera más difícil así que decidí que lo mejor era que Adam no me acompañará al aeropuerto, no quería tener que ver sus ojos tristes, ni realizar despedidas.  Así que tomé algunas prendas de las tantas y costosas que Adib había comprado para mí, me puse un vestido en  satín corto que se ajustaba a mi cuerpo, antes de dejar la habitación tome una hoja de papel y mi pluma y empecé a escribir mi despedida, se que me odiara después de esto, pero era lo mejor para ambos.

Salí con prisa de la Suite, frente a esta estaba Alexa junto a Zareh esperándome , este nos llevaría al aeropuerto, había sido un hombre muy leal, y muy cordial, tomamos un taxi frente al Rowme Roma, el transcurso no duraría mucho.

Nuestro PactoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora