Calum, 12 de abril de 2021.
Los días desde lo ocurrido con Luke han sido como encontrarme dando pasos a ciegas en un pasillo terriblemente angosto y lúgubre. Creo que nunca he llegado a sentir ese agobio y preocupación por alguien en ningún momento anterior de mi vida. Cada día que iba a visitarle intentaba mantenerme fuerte y positivo para poder transmitirle esa energía a él, pero en realidad cada vez que le veía cerrar los ojos más de lo habitual, debido al cansancio continuo en el que se encuentra, no podía evitar sentir como si por unos segundos me faltara la respiración, me imaginaba las paredes de ese pasillo haciendo presión en mis hombros, mientras luchaban por cerrarse sobre mí.
Por otro lado, todas esas sensaciones, unidas a las pesadillas en las que se repetían una y otra vez la imagen de Luke desmayándose en mi sofá, han hecho que no pueda descansar bien ni un sólo día. Por lo tanto, no he dado ni una en el trabajo, incluso he llegado a confundir las notas de pacientes de un día con los de otro. Y todo ello no hace más que aumentar sobremanera mi sensación de agobio y desazón.
Hoy ha sido otro de esos días en los que todo sale mal, me he despertado demasiado tarde a causa de no haber pegado ojo hasta pasadas las seis de la mañana, por lo que he tenido que excusarme con Audrey por no poder acudir a la reunión que teníamos esta mañana. Al llegar al trabajo no he sido capaz de analizar bien ni una de las situaciones que se me han planteado en las consultas, por lo que he terminado con una sensación de agotamiento todavía mayor que otros días.
Cuando me despido de la última pareja que tenía hoy, miro mi teléfono móvil, todavía sentado en la silla de mi despacho. Compruebo al entrar al calendario, para ver qué tendré que hacer mañana, que hoy Luke tenía una cita con el médico para hacerle una revisión y comprobar si las cosas van bien. Bufo al darme cuenta de que no he conseguido recordarlo y que ni siquiera he sido capaz de poner bien la alarma para que me avisara cuando lo anoté.
Decido llamarle, y a pesar de que lo hago varias veces, no obtengo ningún tipo de respuesta por su parte, por lo que eso sólo consigue ponerme todavía más intranquilo. Opto por mandarle un mensaje a Georgia, por si acaso todavía están en el hospital y no me puede responder. Unos minutos después, los cuales me resultan más que eternos, simplemente obtengo una respuesta con un emoticono de una mano con el pulgar hacia arriba, y aunque supongo que eso significa que todo va bien, no consigue tranquilizarme por completo.
Juego durante unos segundos con el móvil en mis manos, sabiendo que no debería, pero necesito ver a Audrey, las veces que nos hemos acostado durante esta semana han sido los únicos en los que he conseguido mantener mi mente alejada de todo lo que me preocupa, y aunque quedamos en que lo sucedido hace dos días había sido solamente una excepción, necesito hacerlo de nuevo y sentirme durante un rato totalmente ajeno a este mundo.
Finalmente desbloqueo el teléfono y busco entre mis contactos su nombre, para después pulsar sobre él, haciendo que se inicie la llamada. Me lo llevo a mi oreja izquierda a tiempo para escuchar el primer pitido y espero pacientemente uno tras otro, mientras muevo con insistencia una de mis piernas, haciendo que todo mi asiento se mueva con ello, hasta que finalmente los pitidos desaparecen.
- Hola.- Escucho su voz al otro lado, y por los ruidos que escucho de fondo, estoy seguro de que todavía está en la universidad haciendo algo del proyecto.
- ¿Cómo ha ido el día de hoy?- Pregunto en un primer lugar para no ser demasiado brusco y que no se niegue a mi futura propuesta.
- Agotador, hacer que empiece a tomar ya una forma lógica, parece más difícil de lo que me esperaba.- A medida que continúa hablando dejo de escuchar los ruidos de antes.- ¿Y tú qué tal?
- Podría mentirte y decirte que mejor, pero hoy ha sido un día bastante horrible, y perdóname otra vez por no haber ido esta mañana.- Me disculpo nuevamente, porque realmente no me gusta faltar a mis compromisos, sobre todo si son profesionales.
- No pasa nada, es comprensible.- Ambos nos quedamos en silencio los próximos cinco segundos, hasta que decido romperlo.
- Necesito que nos veamos.- Suelto mientras me muevo en la silla para apoyarme con los codos sobre la mesa.
- Ya nos hemos saltado la norma una vez esta semana, no creo que debamos hacerlo otra vez.- Responde exactamente como me había imaginado que lo haría.
- Sabes que si no lo necesitara de verdad, no te lo pediría. Estas semanas están siendo bastante caóticas y necesito ese momento de distracción.- Explico antes de morderme el labio inferior esperando ansioso por su respuesta.
- Pues llama a otra, Calum.- Su contestación me hace soltar un largo suspiro, mientras con mi mano libre me despeino.
- Ya, pero es que me apetece follarte a ti.- Suelto esperando unos segundos por una respuesta que no llega, por lo que decido continuar.- Y además, sé que tú no finges conmigo y el reto de hacerte llegar al orgasmo, me ayuda mucho más a tener la mente despejada.
- No lo sé, fuiste tú de hecho, quien quiso poner un límite de las veces que podíamos follar a la semana.- Al escucharla vuelvo a echar mi cuerpo hacia atrás, haciendo que mi espalda choque contra el respaldo de la silla.
- Joder Audrey, ya te he dicho que llevo un día de mierda y lo único que puedo tener bueno es echar un polvo contigo para poder evadirme de todo esto.- Me expreso mostrando ya la desesperación que está empezando a crecer en mi interior.
- Bueno vale.- Responde finalmente tras haberse quedado varios segundos en silencio.- ¿Dónde estás?
- En la consulta, he acabado con la última pareja hace como media hora.- Respondo mientras miro el reloj de mi muñeca.
- Pues dame unos quince minutos o algo más, acabo de ordenar las cosas aquí y voy.- Yo respondo de forma afirmativa y corto la llamada.
Mientras espero a que llegue, saco un cigarro de mi pantalón y voy hasta la puerta del pequeño balcón que hay en mi despacho, salgo por él e intento calmar de alguna forma mi ansiedad hasta que ella llegue. En el momento en el que escucho cerrarse la puerta de la entrada, echo un vistazo al interior comprobando que Audrey ya está aquí, por lo que sonrío mientras apago el cigarro contra la barandilla para después tirarlo al suelo.
- Tu secretaria me ha mirado un poco raro.- Comenta con diversión mientras me acerco a ella poco a poco.
- Pensaba que tal vez ya se habría ido, pero parece que vas a tener que esforzarte en no hacer demasiado ruido.- Susurro mientras me acerco lo suficiente como para alargar uno de mis brazos y tirar de ella hacia mí, haciendo que nuestros cuerpos se junten de golpe.
- Eso depende más de ti, que de mí.- Ella sonríe mordiéndose el labio inferior al terminar de hablar y yo no puedo esperar más para pegar mis labios a los suyos.
Al mismo tiempo que el beso va aumentando de intensidad, decido bajar mis manos hasta su trasero para poder elevarla lo suficiente como para que enrede sus piernas en mí. Camino con ella hasta rodear mi mesa y con cuidado me siento en mi silla haciendo que ella quede sobre mí.
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Burned out like a cigarette (Calum Hood)
Hayran Kurgu𝐸𝑙 𝑐𝑜𝑟𝑎𝑧𝑜́𝑛 𝑐𝑎𝑙𝑙𝑎𝑑𝑜 𝑦 𝑙𝑜𝑠 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑣𝑜𝑧 𝑎𝑙𝑡𝑎. Escrita en colaboración con Lorena (@itsbluesidx)