ASTARTEA. [1]✔

13》Ahora sí, sonrían mentirosos.

Astartea Hunt

—¡No lo puedo creer! —exclamó Greta con una gran sonrisa de oreja a oreja.

Era viernes por la mañana. Ambas estábamos recostadas en mi cama y recién le acababa dar la noticia de que Gabriel y yo somos pareja.

Lo sé, yo también estuve en un estado de shock que no podía creerlo, no podía digerir tanto, esto es nuevo para mí.

Le sonreí y me cubrí la cara con ambas manos—. ¿No me vas a decir que soy una retorcida?

Bufó y rodó los ojos—. No, sabes que tu felicidad es lo primordial. No tiene que saber que mataste a unos cuantos.

Unos cuantos...

Greta lo hace sonar menos malo, me encantaría que fueran unos cuantos, pero en realidad han sido muchos.

Mordí la parte interna de mi mejilla—. ¿Y qué me dices de Trevor?, se va a decepcionar de mí Greta.

Ése era otro detalle.

Se rió y negó con la cabeza—. ¿Decepcionarse porque te tomaste unos tequilas con Baxter?

Rodé los ojos y la golpeé con un cojín—. Estoy hablando en serio. ¿Y si me da una crisis frente a él?, ¿y si me ve asesinando a alguien?, ¿y si me pongo bien borracha y se me sale decirle?: "hey sí, yo maté a Jacob. Al igual que a una docena de depravados"

—Estas exagerando, Tea —resopló con una sonrisa—. En primer lugar, frente a él te controlas de una manera impresionante, recuerda la vez que mataste a Roman, no bebiste. ¡Lo abrazaste y no murió! —exclamó lo último haciéndome dar un respingo—. Le permites tocarte a cada rato e incluso tú lo tocas nomas porque sí. Y a parte, no creo que te pregunte de los chicos del pasado, no parece ser entrometido y me cae bien.

Suspiré y probablemente yo estaba exagerando todo, probablemente solo estaba pensando de más. Me estaba agobiando con cosas que aún ni siquiera pasaban, tenía que empezar a dejar de las cosas fluyeran, y cono Azarel me dijo:

"Somos buenos guardando secretos".

Joder, no podría si Gabriel se entera que soy asesina, y peor aún si se llegara a enterar que sí conocí a Trevor Baxter.

—A mí también me agrada el angelito —la voz de Ariel llamo nuestra atención. Miré rápidamente a mis espaldas, estaba atravesando el umbral de mi habitación.

Lo miré y apreté los labios—. Sabes que odio cuando entras como si fuera tu casa.

Me sonrió y se recostó junto a Greta descansando su cabeza sobre las piernas de mi mejor amiga. Ariel me enfocó con su sonrisa burlona y tan propia de él—. Y tú sabes que no me importa —emitió de una manera tan fluida y desinteresada, pero su típico tono burlón—. ¿De qué hablaban?