ASTARTEA. [1]✔

28》Feliz Navidad Astartea.

Gabriel West.

Su respiración es tranquila, me he dado cuenta que cuando duerme conmigo tiene la costumbre de entrelazar su mano con la mía y abrazarla contra su pecho.

Me encanta Tea, no sólo por su físico, algo de ella me tiene atrapado, sus actos conmigo logran que me ponga nervioso como un adolescente y simplemente no puedo evitar el protegerla, aunque Ariel me dejo claro que Tea sabe cuidarse, pero existe algo en mi desea mantenerla a salvo.

Sus palabras, al decirme lo de mi papá me dejaron atónito, desconcertado y decepcionado, ¿Cómo el hombre que me crío fue capaz de hacer eso?, ¿De dónde viene tanta crueldad?, le prometí a Astartea no enfrentarlo, no hacer nada, pero creo que es imposible no hacer nada. Así que, comienzo a deslizar mi mano para liberarme en Astartea, pero su agarre es firme.

—Tea, iré al baño —susurré. Sus marrones se entreabrieron y asintió dejando mi mano libre. Besé su sien y salí cerrando la puerta a mis espaldas.

Bajé las escaleras con pasos silenciosos, todo estaba oscuro, y probablemente era porque es media noche y mañana tendríamos mucho que preparar para noche buena. Pero mi papá era una persona que amaba realizar sus últimos trabajos de noche, como yo.

Me dirigí a su despacho estaba vacío, silencioso y oscuro, encendí la luz, y sobre el escritorio había una carpeta, eché un vistazo por si aparecía papá por mi radar, pero no, así que me acerqué y leí la pestaña.

Astartea Hunt Allen.

El expediente de Astartea, junto al escritorio en la papelera, me impresionó ver papel higiénico bañado en sangre, ella me dijo, lo golpeó y quizá suene cruel, pero me hubiera encantado verlo. Humedecí mis labios y acerqué mi mano al expediente sobre el escritorio, mis yemas acariciaron el filo del borde para solo con un movimiento, tener acceso a los momentos más vulnerables de Astartea, quería leerlo, pero una parte de mí me lo impedía, porque sé que a ella no le gustaría que yo me enterara de eso. Suspiré y debatí tanto entre abrirlo o no, pero me decidí. Tomé el borde entre mi pulgar e índice.

Pero antes de poder abrirlo, algo llamó mi atención, Algo con el mismo aspecto que está carpeta. Me quedé paralizado por un segundo y parpadeé un par de veces para verificar que fuera real que no estaba alucinando.

Una carpeta con mi nombre.

¿Cuándo pasó? No recuerdo haber ido a una cita con papá nunca. Dejo el expediente de Astartea lentamente y tomo el mío, estaba sobre una pila de cajas llenas de expedientes, era claro que él los buscó, así que, sin pensármelo, abro y son mis consultas médicas y chequeos sobre mi salud, todo en orden. Papeles de mis escuelas, boletas, cartillas...

¿Qué?

La leo una y otra vez, no puedo creerlo.

Solicitud de adopción.