ASTARTEA. [1]✔

32》Y yo lo maté.

—Y, ¿tienen algo más? —nos preguntó el señor Barclay mientras entrelazaba sus dedos sobre su escritorio.

Suspiré y meneé la cabeza, exhausto—. No, traté de hacerle preguntas a Abel, pero se puso como loco y terminamos peleando.

El señor Barclay asintió lentamente.

—Yo encontré esto —pronunció Joey mientras colocaba unas fotografías sobre el escritorio, era Trevor con Jacob en el estacionamiento de la universidad, ambos mantenían su semblante serio y los puños apretados, las fechas de esas fotos son del día que murió, pero por la mañana—. Pedí las grabaciones de la cafetería de enfrente. En teoría, ellos se detestaban, y como ahora sabemos la verdad, es que Jacob no toleraba a Trevor porque tenía todo y no necesitaba esforzaste, y una de las principales razones también fue Nora, mantenían una relación en secreto a escondidas de Trevor.

El señor Barclay suspiró y asintió mientras observaba la evidencia que Joey nos proporcionó.

—Joey, ¿podrías dejarnos a Gabriel a mí un momento? —preguntó el señor Barclay. Tomándome tanto por sorpresa a mí, como a mi amigo.

Joey asintió y abandonó el despacho dejándonos al señor Barclay y a mí, solos.

—¿Qué pasa? —fruncí el ceño mientras lo miraba fijamente. Me reacomodé sobre mi asiento y presté atención al señor Barclay, era extraño esto, y necesitaba respuestas.

Se quitó las gafas y las colocó sobre el escritorio—. No poder seguir ayudándolos.

Lo mire confundido y sintiendo una puñalada—. ¿Qué?, ¿por qué?

Suspiró pasándose la mano por los ojos—. Gabriel, no tengo tiempo para resolver dramas de tu círculo social, lamento sus pérdidas, pero tengo trabajo yo también y lo de Trevor Baxter solo está girando en torno a un círculo de amigos tóxicos

No puedo evitar sentirme molesto y traicionado, ¿Qué mierda está diciendo?, ¿círculo de amigos tóxicos? Probablemente. Pero es el punto de un buen trabajo, descubrir quien fue la cabecilla de esta tragedia.

De mala gana me pongo de pie como resorte y salgo de ahí. Joey me mira confundido y me sigue el paso trotando en mi dirección.

—¿Qué pasó? —me preguntó algo preocupado.

Llegamos al estacionamiento, era un día lluvioso y me importo poco si me empapaba de agua. Necesitaba sacar toda esta irá que nunca antes había sentido.

—Que ese hijo de puta es un bueno para nada —pronuncié molesto. Lo saqué, con toda la rabia posible e impotencia.

Joey frunció el ceño y tomó mis hombros—. Hermano tranquilo, no lo necesitamos Gabriel —trato de tranquilizarme, pero eso solo fue como agregarle fuego a esta caldera a punto de estallar.

—¿¡Quieres que me tranquilice!? —exclamé soltándome de su agarre. Lo empujé, con fuerza y con exasperación. Con la impotencia ahogándome, me sentía asfixiado, me sentía que mis propios sentimientos me estaban traicionando, que solo esperaban a que bajara la guardia—. ¡Abre los putos ojos Joey!, ¡todos se están muriendo! —grité.