3》Astartea.

683 53 8
                                    

Astartea Hunt

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Astartea Hunt.

—¿Dónde mierda estabas? —la voz de mi primo hizo eco por mi departamento, las patitas de mi perrita hicieron eco contra el suelo de madera.

Y solo pude pensar en él, y en cuanto odio que entré a mi departamento cómo si fuera suyo.

Gruñí y cerré la puerta—. Por ahí.

Me baje a la altura de mi hermosa bola de pelos blanca y comencé a hacerle cariños, le acomode su collar rojo y su plaquita, que tenía nombre grabado, Mia. Era una preciosa french poodle y en definitiva era mi adoración.

—No me hables así Tea, solo me preocupo por ti —se acercó unos pasos a mí. Suspiré y me puse pie frente a él.

Sus ojos azules añil tan intensos estaban fijos en mí, su cabello negro azabache estaba alborotado como de costumbre, los tatuajes de su cuerpo se veían por sus brazos y algunos escapando por su cuello y me molestó tener que inclinar un poco mi cabeza hacia arriba para ver su cara.

—No necesito que te preocupes por mí, Ariel. Y sabes que odio que entres a mi departamento cómo si fuera tuyo.

Rodó los ojos y sonrió de esa manera tan única de él, burlona, sarcástica y siniestra—. Sabes que siempre me ha importado poco lo que odies, ¿dónde estabas?

Rodé los ojos poniéndolos en blanco y caminé hasta la cocina para darle comida a Mia. Y claro, Ariel venía pisándome los talones como de costumbre.

—Con un chico —emití con simpleza y me encogí de hombros.

Se rió, como si fuera un buen chiste—. Sí, claro.

Lo miré con el ceño fruncido—. ¿Qué te da risa? —me crucé de brazos.

Su mirada cargada de diversión estaba en mí, los rastros de su carcajada estaban disminuyendo, pero sé que estaba dispuesto a continuar burlándose—. Pésima mentira Astartea, ahora habla.

Arqueé una ceja—. ¿Por qué mentiría?, sabes que si me apetece tener sexo te lo digo sin vergüenza alguna, quizá anoche me dieron ganas —me encogí de hombros. Me encantaba retarlo, pero mis mentiras eran inmunes a él.

—Si claro primita —se rió como si le contará un chiste, otra vez. Y con esa mirada retadora, divertida, oscura y sarcástica me miró a los ojos—. Y yo no me follo siempre a Ruby.

Buena mentira.

Ruby es su chica de hace meses con la que solo tiene sexo sin compromiso, es la que más le ha durado y me impresiona que no la haya asesinado aún, una total desconocida para mí, pero me ha contado cómo es. La linda chica rubia de cabello corto por encima de sus hombros y ojos miel. Y por otro lado está Ariel, mi primo que literalmente es todo lo opuesto a Ruby. Física y mentalmente hablando.

—El único al que casi te entregas es...

Lo miré llena de furia y lo empuje con fuerza a la pared sujetando su mentón con fuerza y con la otra mano su cuello, haciendo tanta fuerza que mis uñas lo lastimaban, pero no se demostraba afectado por mi fuerza—. O cierras la boca, o te juro que te mato Ariel —le advertí.

ASTARTEA. [1]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora