49》 Somos Hunt.

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Antes de que lean, con lagrimas en los ojos, les pido que lean el capítulo mientras escuchan la canción, está canción fue mi principal fuente de inspiración para crear "Astartea", simboliza mucho a la noche en que Astartea y Gabriel se conocieron, simboliza a la noche en que ella lo salvó, la noche en que lloró sobre Greta, Azarel, esta es una canción que cuando la escucho lo primero que se viene a mi mente es: "mi fuerte ángel caído, Astartea"

Este final, va dedicado para ustedes, quienes nunca perdieron la fe y estuvieron desde el inicio, aquellos que no tuvieron miedo de ver lo cruel que puede llegar a ser la vida.

Este final, va dedicado para ustedes, quienes nunca perdieron la fe y estuvieron desde el inicio, aquellos que no tuvieron miedo de ver lo cruel que puede llegar a ser la vida

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—Jamás lo voy a superar —pronuncié mirando fijamente las lápidas de Azarel y Andrea, no lo podía creer aún.

A pasado un mes y nunca paro de llorar, Gabriel siempre está para mí, justo como ahora, a pesar de que su recuperación fue un poco lenta y difícil, ya estaba casi perfecto.

Tengo un nudo en la garganta y me duele admitir que ya no está, Azarel se fue...

Ya no somos el trío el Hunt, el trío de lunáticos.

Me costó aceptar que Andrea había muerto. Me costó aceptar que no tuvo nada que ver en el asesinato de Azarel porque irónicamente, ella fue asesinada primero, pero Ariel me explicó que Andrea solo estaba molesta con la vida, estaba frustrada por lo que ella deseaba, una familia. La perdoné, la perdoné porque vivir con la imagen de mi hermana consumida por sus demonios solo me estaría lastimando constantemente, liberé a mis demonios y solté a los que amo y ya no están.

Mi hermana solo quería amor, y ahora lo tiene, y está volando junto al ángel más hermoso, mi madre.

A Gabriel le costó procesar que asesinó a alguien, sin embargo, en una de sus mil maneras para subirme el ánimo él dijo algo que desde entonces no puedo olvidar:

—Siempre seremos tú y yo —susurró—. Por más loco y retorcido que suene, ambos mataríamos el uno por el otro. Porque somos una familia, nunca soltaré tu mano, no estás sola preciosa.

—Todo estará bien —susurró Gabriel rodeándome con sus brazos—. ¿Y Ariel?

Lo miré de reojo y solté un suspiro sonoro—. Fue a matar a los de la ambulancia.

Asintió tranquilo, como si hablar de asesinatos ya fuera lo normal y entrelazó su mano con la mía—. Vamos, hay que terminar nuestras maletas.

Lo miré y asentí. Las cosas habían cambiado tanto en un mes, algo en Gabriel West cambió, continuaba siendo un encanto, pero ahora había desarrollado un lado retorcido que no conocía y un lado oscuro que hace lo que sea con tal de mantener a salvo a los que ama, me percaté de eso un día después en que no durmió nada por cuidarme a mí y a Ariel, con la loca idea de que el asesino podría estar cerca, con aquellas alucinaciones y noches insomnio en las que solo estaba a la defensiva, duró quince días enfrascado en investigaciones, estaba tan mal, con aquellas ojeras, más delgado y con esa expresión insensible, buscaba y buscaba posibles teorías de porque nos quitaron a Azarel y porque Andrea le impidieron una segunda oportunidad, pero terminamos en blanco, sin respuestas, sin teorías, sin sospechosos.

ASTARTEA. [1]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora