21》Demonios caídos.

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Astartea Hunt

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Astartea Hunt.

—Gracias por limpiar mi desastre —le agradecí a Azarel con una sonrisa fraternal.

Él gruñó divertido y sonrió—. Sabes que estoy para ti —emitió con su mirada celeste puesta en mí, le sonreí y pareció recordar algo—. Oye, será niña —agregó.

Sonreí en grande y lo abracé con euforia, se sorprendió un poco por mí tacto y me alejé antes de que me tocara. Pero no fue incomodo, él comprendía y respetaba mi espacio. Yo no era tocada por nadie sin mi permiso.

—Le queremos poner Ángela, en memoria a tu mamá —me dijo con una sonrisa.

De pronto mis ojos se llenan de agua y más feliz no me podía sentir. Estoy por abrazarlo cuando su celular suena. Se disculpa y responde la llamada alejándose de mí un poco, asiento y me quedó observando a Mia dormir, tranquila y hermosa. Pero lo siguiente que mis oídos escuchan me hace dar un respingo y Mia despierta alarmada; Azarel está respirando con dificultad y su celular esta en mil pedazos por el pasillo de mi departamento. Frunzo el ceño y me acerco a él, pero su mano abraza mi muñeca sin consultármelo, y antes de que yo pueda protestar o tratar liberarme, Azarel tira de mí con fuerza en dirección a la puerta.

Estamos corriendo por las escaleras que nos llevarían fuera del edificio, y su preocupación es contagiosa, de manera torpe saca las llaves del auto de Ariel las cuales llevaba consigo en el bolsillo de su chaqueta, libera mi mano y se dirige al asiento del piloto, rápidamente subo al copiloto y de pronto está conduciendo a toda velocidad, sin control, como nunca antes lo había visto, le pregunto qué pasa, pero no responde y su silencio me llena de agobio y siento un nudo en la garganta, no puedo si quiera respirar bien, sus ojos están llenos de agua y no puedo evitar sentir inquietud, no puedo evitar sin que algo malo pasó, Azarel jamás había actuado así.

Llegamos al bar, el auto de Azarel está ahí por lo que fruncí el ceño y lo miré, mal aparcó el auto y sacó las llaves del mismo con furia, bajó corriendo y lo seguí, corrí tan rápido como él porque sabía que obtendría respuestas, que ésta sensación se largaría al momento en que descubriera que pasa por la mente del mellizo de ojos celestes.

Pero el corazón se me detiene al ver a Azarel frenarse en seco, miro por su costado derecho y el mundo se detiene... no escucho más, estoy aturdida y no puedo evitar ver la escena horrorizada. No puedo evitar sentir como me desgarran el corazón, no puedo evitar sentir como una parte importante de mí, está ahí. Sobre un charco de rojo carmín.

Greta, mi Greta.

Frente a ella esta Beatriz.

Ambas muertas.

Azarel salió de su shock y se acercó corriendo a Greta, le toma el rostro entre sus manos y distingo el miedo en su mirada que me hace sentir una punzada en el corazón. Estoy paralizada y deseo moverme, pero no puedo—. No, no, no amor, despierta —pronunció Azarel, su voz se quiebra y Greta no responde, masculla cosas inaudibles y la impotencia en su mirada se hace aún más presente a la hora en que sus ojos recorren el cuerpo de Greta, las manos de mi mejor amiga están en su vientre—. ¡Joder Greta no me hagas eso por favor, yo las amo, no pueden dejarme, por favor nena! —gritó haciéndome dar un respingo.

ASTARTEA. [1]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora