2》Un toque rojo.

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—Y, ¿qué te trajo por aquí? —me preguntó mientras caminábamos por la calle en camino a mi departamento

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—Y, ¿qué te trajo por aquí? —me preguntó mientras caminábamos por la calle en camino a mi departamento.

Y sí, estoy más que nervioso, se me ha hecho de lo más difícil tratar de encontrar mi voz, claro que después de haber visto mi cara de impacto al momento en que me dijo que iría conmigo a mi departamento comenzó a reír y confesó que vive cerca de ahí y me ha visto en varias ocasiones, así que... Creo que todo está bien.

¿Qué carajo hago con una desconocida de lo más preciosa?

Carraspeé—. Digamos que fueron solo unos tragos en conmemoración a alguien que ya no está con nosotros.

Su rostro se llenó de asombro y desvió la mirada al frente—. Lo siento.

—No te disculpes —la miré, seguía mirando sus pasos—. Supongo que todos terminaremos así algún día.

Mi comentario pareció sorprenderla por lo que me miró y asintió—. Tienes razón, Gabriel.

Al llegar a mi edificio, subimos juntos por el ascensor. No les mentiré que estaba más que nervioso, no dejaba de morder mis labios y mirar a todos lados que no fuera ella, su belleza era inusual, una vez que llegamos a mi piso, el cual es el dos, caminamos por el pasillo hasta llegar al departamento 49. Introduje la llave le di el paso a ella primero. Me miró por unos segundos y sonrió. Pero lo que dejo paralizado fue su siguiente acción. Se inclinó y depositó un beso en mi mejilla, sentí un hormigueo por toda mi espina dorsal, y ella entro.

Huele tan bien... ese perfume cítrico con un toque dulce, ni muy empalagoso ni muy ácido.

—Bonito —pronunció de manera curiosa mirando a su alrededor—. Es acogedor.

Me posicioné a su lado y me dispuse a observar mi departamento junto a ella—. Gracias.

Debo admitir que, si era bonito, de sillones grises y blancos, los mueves negros, la superficie y las paredes eran blancas y había algunos toques azules.

—Excesivamente masculino —comentó mientras se deshacía de su chaqueta descubriendo sus hombros. Trague grueso observando sus movimientos, su cintura estaba expuesta al igual que su abdomen plano—. De seguro tu novia y tú aman los colores neutros.

Fruncí el ceño por su afirmación de que yo estaba en una relación—. No, no yo no tengo novia, nunca he tenido una —hablé demasiado rápido que ni siquiera pensé lo que decía.

Y de nuevo, hice el ridículo. Maldita sea.

Me miró con una ceja arqueada y sonrió de esa manera tan... petulante sin ser molesta—. Ya lo sabía, solo quería que tú me lo confirmaras —pronunció con diversión y yo fruncí el ceño, pues que ella estuviera al tanto de mi situación emocional era sorprendente—. Vamos Gabriel, he escuchado de ti —agregó al ver mi semblante.

¿Ha escuchado de mí?, que yo tenga idea, no soy alguien que tenga antecedentes interesantes, solo es escuela y más escuela.

Abrí la boca para cuestionar qué había escuchado, pero ella me gano—. El chico guapo de cabello castaño casi negro —pronunció con una sonrisa extendiéndose por sus labios, se acercó a mi haciéndome sentir mis manos sudorosas y el corazón latiéndome con demasiada fuerza, era atrevida, intensa y sensual—. Lindos y profundos ojos chocolate —enfocó mi mirada con sus hermosos ojos marrón—, con pequeñas pecas en sus pómulos, piel con cierto tono dorado pero muy poco, suaves labios rosados con forma de corazón, lo de suaves no me consta a mí —emitió y una sonrisa traviesa escapó de sus labios carnosos, con ése labial rojo tentador y ése peculiar pero deslumbrante lunar adornando su labio inferior—, pero si a la rubia con la que te besaste hace años —agregó y salí de mi trance en sus labios, mi cara se volvió un cuadro, ¿desde cuándo me conoce?—. Gabriel, te he visto antes, no nací ayer —explicó al ver mi expresión llena de confusión. Su tono de voz salió cómo una exhalación y con relajación.

ASTARTEA. [1]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora