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Te habías levantado temprano para preparar tus maletas y el desayuno que tomarias junto a tus padres, al despedirte de ellos ya que no los verías por un tiempo.

-Ya sabes que si algo te molesta nos debes llamar-

-Dejala tranquila amor, ella sabe lo que hace ¿verdad?-

-¡Claro que si! ¿que podría salir mal?-

Mantuvieron aquella corta conversación mientras uno de ellos subía al taxi tu carga, y el otro apretaba uno de tus cachetes queriendo que no te largaras tan rápido del que era tu hogar.

-No te olvides de nosotros pequeña-

-Nunca haré eso-

Los abrazaste por última vez ese dia y subiste al carro viendo como poco a poco, ambos hombres que te criaron con todo el amor posible, desaparecían.

Todo el trayecto a la casa de los Bakugo te sentiste eufórica al pensar en la nueva etapa que se avecinaba a tu vida, pues ese sería tu primer trabajo y luego de ello, según tus cálculos, podrías continuar con lo siguiente que te emocionaba aún más.

Después de unos minutos por fin habías llegado, y la señora rubia de cara alegre que ya conocías por ser amiga de tus padres, te recibió en su puerta para también ayudarte con las maletas.

-¡Tn pero que divina estas!-

-Hace mucho no la veía señora Bakugo, sigue igual de encantadora que siempre-

-Oh gracias linda, solo dime Mitsuki-

Entablaron una breve charla sobre como se encontraban tus padres en todo tipo de aspectos, mientras la seguías al comedor ya que ella estaba algo ocupada.

-Disculpa que te atienda de esta forma, estaba apunto de poner los servicios-

-No se preocupe ¿quiere que la ayude?-

-Oh no, deja que te sirva por lo menos este día por que la mitad que resta del año, le tendrás que servir a Katsuki-

-¡Es verdad! ¿donde está el niño?-

Curiosamente miraste los alrededores de la casa esperando encontrarte con el pequeño que tendrías que cuidar, pero por la extraña mirada de Mitsuki concluiste que no estaba cerca, y al pasar de unos minutos la mesa ya estaba servida.

Pensaste en que todo se veía apetitoso a pesar de no tener hambre por haber desayunado antes, pero comerias de todas formas para no sentirte como una mal educada.

Y cuando tu mirabas, la energética mujer mando un grito hacia el segundo piso de la casa.

"¡Katsuki baja ya!"

Fue lo que dijo para llamar tu atención, pues esperabas conocer al pequeño, que por alguna razón lo imaginabas igual a su madre con cabellera rubia ceniza, ojos rojos brillantes y afilados al igual que su sonrisa, con una personalidad agradable.

-Ese chico es algo insoportable, así que te compadezco-

-Supongo que es como todos los niños, un tanto ruidoso-

Ella te llamo por tu nombre al sentarse en frente de ti en la mesa, para poder preguntarte bien lo que quería ya que estaba algo confundida por lo que acababas de decir.

-¿Tus padres no te explicaron bien?-

-No se que quiere decir-

Sonreiste al escuchar unos pasos bajando las escaleras que sonaban incluso, demasiado fuertes como para el niño que tenías en mente.

•ℭ𝔞𝔯𝔢 𝔣𝔬𝔯 𝔪𝔢•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora