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-¿A que hora regresarás?-

-No puedo tardarme más de las diez, después de todo sigo trabajando, a menos que te quedes en casa de Kirishima ¿ya se pusieron de acuerdo?-

-Si, pasaremos la noche acá-

-¡Ahh que malo eres! de seguro lo convenciste para que yo llege temprano-

Bromeaste con el rubio ceniza sin estar consciente de que era exactamente lo que había planeado, y no por que fuera controlador o posesivo, solo le preocupaba la hora.

Sabía que la mayoría de las cosas malas ocurrían la noche, y él no estaría contigo para ayudar en nada, no podría protegerte.

-Oe estupida...-

-¿Si?, antes que nada, llámame cuando hayas llegado a casa-

-Esta bien, ah... ¡oe mírame!-

Dejaste de lavar los trastes cuando lo escuchaste alzar la voz, para hacer lo que te había pedido, y verlo un tanto nervioso, apoyado en la pared de la cocina.

-Tu debes cuidarte y también... llamarme si me necesitas-

Se cruzó de brazos después de dirigirse a su habitación para preparar una mochila con ropa extra, así podría cambiarse cuando la deportiva estuviera toda sudorosa, además puso una botella de agua y otras cosas que utilizaría.

Al estar listo bajó al primer piso, avisandote que ya estaría por salir, así que fuiste donde él para despedirte con un corto beso en su mejilla.

-Ve con cuidado. Te quiero-

"¿Siempre será así de cariñosa?"

Le impactó tu comportamiento, por que a pesar del tiempo no lograba acostumbrarse a dejar salir ese lado romántico suyo, por eso solo pudo acariciar tu cabello antes de salir, pero esperaba que todas las veces fueran así de tranquilas, como una pareja estable y feliz.

-¡Eh Bakugo! Siento la demora-

Vio como el pelirrojo sostenía su cuerpo al poner sus manos sobre las rodillas, cansado de haber corrido por lo tarde que iba al lugar de encuentro, por eso no dudó en reclamarle a gritos, mientras avanzaba.

-Bueno ¿por qué empezamos?-

Estuvieron varias horas entre ejercicios y descansos, sus músculos dolían pero aún así se mantenían firmes; era primera vez que entrenaban juntos fuera de clases, y se dieron cuenta de lo bien que trabajaban, así que el pelirrojo lo comentó sin temor.

-Deberiamos venir más seguido... ¡ah estoy muy agotado!-

-Mnh...-

-Oe, nunca estas callado, algo pasa hoy ¿no? ¡anda hombre! Si tienes algo en la cabeza podemos hablarlo-

-¡No es nada! sólo que, ahora tengo... ¡como sea no te importa idiota!-

-Eh... justo que estabas por soltarlo, esta bien, puedes confiar en mi ¡somos compañeros!-

La sonrisa puntiaguda pudo persuadir la actitud cerrada del rubio, quien se demoró en buscar las palabras correctas para decirle lo que lo tenía tan distraído.

-Mierda... me interesa alguien-

-¡Eh! Así que por fin lo admites-

-¿¡Ah!? ¿¡A que viene esa reacción!?-

-Es que era algo obvió, al sólo verte con ella cualquiera se daría cuenta-

Observo molesto al que ahora se rascaba la nuca, recordando algunas circunstancias en las que los vio preocupados del uno al otro, conversando de una manera en la que solo ustedes podían entenderse, y cuidarse.

•ℭ𝔞𝔯𝔢 𝔣𝔬𝔯 𝔪𝔢•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora