•ℭ𝔞𝔯𝔢 𝔣𝔬𝔯 𝔪𝔢•

¹⁴

Bakugo abrió lentamente sus ojos intentando acostumbrarse a la reluciente luz del sol que entraba por su venta, y luego miro hacia su reloj.

"Nueve y media..."

Creyó por unos segundos que se había quedado dormido como para ir a la academia, sin embargo, recordó que ese día era sábado y además...

Aquél sueño.
¿Por qué se sintió tan real?

Incluso aún sabiendo que solo fue una ilusión, no quería estar seguro y deseaba que estuvieras al salir de su cuarto, o que le gritaras para que baje a desayunar.

Lo que fuera, no ocurrió.

Busco un polera blanca, ropa interior y un pantalón de pijama para ponerse luego de bañarse, ya que no tenía ánimos para hacer nada más que holgazanear.

Ni ejercicio, ni estudiar, ni cocinar, nada. La casa se sentía muy vacía sin ti.

"Aunque tengo hambre".

Dejo las prendas sobre la mesa para ir a preparar un té junto a unas tostadas, todo lo hizo con mucha calma por que seguramente sería un día muy largo y aburrido.

Al terminar de comer lavó la taza que había ensuciado, y camino hasta el baño, donde sintió un pequeño olor a ese perfume que te echabas cada mañana, y que había olido durante todo un mes.

Se preguntó a si mismo mientras se cepillaba los dientes, si lo habrías llamado si hubiera aceptado darte su número de celular.

De cualquier forma, ya no lo había hecho y se sintió un estupido por milésima vez desde que te conoció.

"Maldita sea, ya deja de pensar en ella".

Se metió a la ducha y sintió el agua tibia recorrer su cuerpo, era inevitable no querer verte o escucharte hablar sin parar como solías hacerlo.

Quiso golpearse al asumir que te extrañaba, y que eras su primer amor desgraciadamente fallido.

¿Amor?

"¿Como debería decirle a este sentimiento?"

No tenía respuesta a ello, nunca antes se tomó el tiempo para darle un significado a esa palabra, ni siquiera pensaba en chicas solo era ganar, ser el mejor, patear a Deku y así miles de cosas que solo le interesaban a él.

Y en ese momento seguía queriendo eso mismo pero, contigo al lado.

Ya no tenía sentido pensar en tonterías, ¿por qué se estaba haciendo sentir mal el solo? prefirió salir de la ducha y secar la humedad que traía.

Se miro al espejo cuando tenía puesta la ropa, casi nunca se vestía con colores tan pasivos como lo era el blanco y el celeste, pero estaban bien.

Nadie lo vería de todas maneras.

Salió del baño y subió las escaleras para llegar a su cuarto, donde buscó la cajita negra que había guardado en un cajón con llave.

Quizás exagero pero bueno, todo puede pasar.

Saco la cadena dorada y la puso en su cuello, no tenía por qué romperla si solo estaría en casa haciendo nada ¿verdad?

La miro unos segundos recordando que tu debías traer la pulsera en tu muñeca.

Por lo menos algo los unía.

De pronto, mientras pensaba todo eso, escucho la puerta principal abrirse y esa voz llamándolo.

Era tu voz.

No dudo en bajar casi corriendo, e incluso paso a golpearse la rodilla con una de las paredes pero...no estabas.