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Luego de silenciosos llantos y valiosos recuerdos adornados con flores, que diferentes personas fueron dejando en la tumba, el funeral había concluido.

Esperaste una hora hasta que todas las personas se fueran del lugar, incluyendo a tu otro padre, para que pudieras hacer lo que creías necesitar.

Te sentaste procurando no pisar la tierra recién puesta en el lugar, y miraste la foto de él, donde se veía tan elegante con tu típica sonrisa que podía restaurarte el alma al oírla.

-Pero ya no podré escucharla ¿verdad? no podré verte...¿y papá, que debo hacer con él?-

Tenias tantas inseguridades y sabias que no sería capaz de responderlas, pero aun así hablabas incluso cuando tus lágrimas abundaron en tus enrojecidos ojos.

-Si hubiera llegado antes podría haberte salvado, y se que no querrías que me eche la culpa de esto pero, ¿cómo no?...¿como?-

Apretaste tus labios sintiendo como tu mundo se derrumbaba en aquel instante, en esos dos días que no habías ido a trabajar, la única opción que veías correcta era renunciar.

Renunciar a los ahorros que planeabas hacer, a la universidad que querías asistir, al carro que deseabas comprar.

En fin, a tu futuro. Incluyendo el sentimiento que había brotado por aquel rubio problemático, por que si, te gustaba él pero debías dejarlo atrás.

Todo eso.

Por que ya no querías perder a tu otro padre, la vida no ya no avisara cuando te lo quitara también, y eso le gana a todo.

-Se que llegue tarde...-

No hacía falta mirar detrás de ti, reconocias la voz ronca y rasposa de ese chico a kilómetros, después de todo al convivir un mes con él tenías que aprender de algo.

Se puso al lado tuyo para mirar también la foto junto a las distintas flores, mientras te secabas el rostro e intentabas cubrir lo rojo de tu nariz.

-Nunca lo conocí pero si fue capaz de criar a esta insoportable chica, que pasa diciendome que hacer todo el día y gritandome cada vez que no cumplo...debía ser un buen tipo-

Soltaste una amarga y casi inaudible carcajada al escuchar eso de él, que estaba hablándole al aire y luego lo miraste, mientras ponías tu rostro sobre tus rodillas.

"Si no es capaz de ser maduro en estas situaciones, ¿cómo dejarlo solo?"

En realidad odiabas la idea de renunciar, ni siquiera te sentías fuerte como para hacerlo al mirar esa cara blanquecina, con leves tonos rosados por el frío y sus ojos... no brillaban como siempre.

-Katsuki...-

Levantaste tu mano hasta que llego a tocar la mejilla del rubio ceniza, lo que provocó que te mirara fijo sin moverse mucho.

-¿qué haces aquí?-

Quítaste tu mano. No tenía sentido seguir agrandando aquello que en sus interiores guardaban, si te ibas a ir.

-Queria verte, y vine-

De nada sirvió que no lo hicieras tu, por que el lo había hecho sin pensarlo y avergonzandose después.

Evito que le respondieras eso cambiando de tema, dijo que te tomaras el tiempo necesario para hablar con tu padre, y que te esperaría más allá para darte privacidad.

Lo cual hiciste al verlo caminar.

Le prometiste en voz baja a la persona que más amabas que te recuperarias de esto, que de alguna forma estarías con tu padre y cumplirías tus sueños, aún si eso significaba abandonar ilusiones con Katsuki.

•ℭ𝔞𝔯𝔢 𝔣𝔬𝔯 𝔪𝔢•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora