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Lentamente fuiste abriendo tus ojos, restregando tus manos en ellos por la molesta luz que atravesaba la ventana; y al despertar por completo en la cama de la habitación que no era la tuya, miraste hacía atrás.

Allí, al lado de tu cuerpo envuelto por las delgadas sabanas blancas, permanecía Bakugo Katsuki, durmiendo con tal placidez que no era capaz de sentirte girar hasta él, ni tu mirada sobre su rostro.

Su rostro, tan sereno y sin su característica expresión de disgusto, que además tenía su pelo rubio y puntiagudo sobre sí; lo hacian parecer un ángel o quizás, solo era esa parte que pocas veces le dejaba ver a alguien.

Comenzó a respirar más fuerte y uno de sus brazos se posó sobre las sábanas, como aviso de que ya estaría consciente, y retíraste la palma que había recorrido su piel, desde su frente hasta su barbilla por unos largos segundos.

"Buenos días".

Le sonreiste con la mejor de las intenciones, logrando que se sintiera especial y que por instantes, creyera que no era real tenerte ahí; nisiquiera sabia cuanto deseaba aquella situación, hasta que la vivió.

-Buenos días. Ah, ¿dormiste bien?-

-Neutral ¿y tu?-

-¿¡Ah, como que neutral? acaso no captas que estás conmigo idiota-

-Oh lo siento señor ¿dañe su ego?-

-Tks, ven acá-

Sentiste hormigueos cuando rodeó tu espalda y te atrajo hasta su pecho, plasmando un beso en tu mejilla previó a hablar sobre lo que le inquietaba, aunque casi, por poco te levantas a preparar el desayuno, si no fuera por que te detuvo en un abrazo y continuara diciendo, "lo de anoche..."

Bastó para que tu ansiedad volviera aparecer, pero eras prudente y de todas formas tendrían que hablar tarde o temprano de lo que ocurrió, y era mejor ahí, protegida por su complexión fuerte, que en otro lugar.

-¿Si?-

-Me gustó, y para mi fue en serio así que espero lo mismo de ti. Am... no se que debamos hacer después pero con que sigas aquí, estoy bien y no es que te necesite, no necesito a nadie en verdad es sólo, que no me gustaría que me dejaras ahora-

-Yo ¿te gusto? es decir, de esa forma amorosa-

-¿¡Si no por que crees que hice eso y estoy contigo ahora, ah!? que lenta-

-Entonces esperemos a que pasen los cuatro meses y tomemos ese tiempo para seguir conociéndonos-

-¿Y luego que, fea?-

-Luego, si nosotros funcionamos no tendrías que presentarme como tu amiga, o como tu niñera-

Asintió tranquilo por el largo período que les quedaba a ambos, y ya de acuerdo con lo propuesto, notó que no querías levantarte estando desnuda, así que se sentó en la cama para darse la vuelta mientras tu hacías lo mismo.

-Eh... mi ropa no está aquí-

-Usa esto-

Se colocó un short y del clóset sacó una polera para pasartela, sin dejar de mirar tu torso que estuvo incluso más descubierto cuando dejaste caer la tela blanca, y poder reemplazarla con lo anterior.

-Que sexy te ves-

Deleitó tus piernas, que eran prácticamente lo único visible gracias a la anchura de la prenda, pero no mentía, ya que al unir eso con el cabello despeinado y tu rubor, se transformaban en una imagen bastante seductora.

-Que sexy te ves tú-

Le guiñaste un ojo como acostumbrabas hacer, y al estar conforme con su expresión de extraña fascinación, saliste del cuarto para dirigirte al tuyo y buscar ropa interior, también para peinarte y poner un poco de bálsamo en tus labios.

•ℭ𝔞𝔯𝔢 𝔣𝔬𝔯 𝔪𝔢•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora