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A fin de cuentas habías logrado encontrar una merienda muy rica, además de que era fácil de hacer como para comenzar.

Ya eran las tres con cuarenta minutos, así que Bakugo debía estar por llegar y tú ya te encontrabas preparando lo que encontraste en internet.

Como esperabas escuchaste la puerta sonar, además de la voz ronca del rubio haciendote saber que había regresado, por lo que caminaste hacia el pasillo donde estaba.

-¡Bienvenido! ¿Como te fue?-

-No me hables-

Aún no te acostumbrabas a la actitud grosera de él así que te desconcertó lo que dijo, sin embargo intentaste no pensar algo negativo y solo seguir insistiendo en ser agradable.

-Esta bien...¿tienes hambre? prepare algo para que...

-No quiero-

Te sentiste un poco deprimida después de que ni te mirara y subiera a su habitación, pero decidiste no pornerle más importancia pues solo era un niño, un niño con menos dos años de diferencia.

Recordaste que tus padres te habían pedido que los llamaras cuando pudieras, y como todo se encontraba en orden en la casa, no dudaste en hacerlo.

-Hola Pa-

-¡Cariño ¿cómo estás? ¿Como te fue?-

-Pues, creo que bien hasta el momento ¿y papá donde esta?-

-Salió a comprar algunas cosas. Vamos, cuéntame más ¿fueron amables contigo?-

-¡Oh, claro que si! solo hay un problema...

-¿Cual?-

-No es tan menor el niño que tengo que cuidar. Tiene dieciséis y pues es algo descortés-

-Valla, no me lo esperaba así-

-Lo sé pero no me estoy quejando, creo que puedo con él. Oh, ya debo irme. ¡Adiós, te amo!-

-Yo también hija, cui...

Colgaste la llamada muy pronto cuando viste al alto chico recostado en la pared, claramente escuchando el parloteo con tu padre, lo cual fue algo extraño.

-Asi que...puedes conmigo ¿eh?-

-De una buena manera, si-

Alzo una de sus cejas a modo de reparo, pero como era de esperar continuo arrugando su ceño molesto ya que no te estaba entendiendo. Ni tu a él.

-No quiero subestimar el modo de crianza de la señora Mitsuki pero, ¿no te dijo que esta mal escuchar conversaciones de otras personas?-

Te reiste luego de esa pregunta sarcástica que le hiciste sin esperar que siguiera hablando, pues al parecer o como se había demostrado desde que llegaste, no decía mucho.

-Ah por cierto ¿ya preparaste tu ropa para mañana? digo, debes ir a la academia y...

-¡Ya deja de decirme lo que tengo que hacer! maldita sea, no soy imbecil-

-B-bueno...-

El rubio tomó una manzana que estaba sobre la mesa y otra vez, subió a su cuarto.

Ya no tenías mucho que hacer, solo preparar la cena pero para ello aún faltaban horas, así que comenzaste a recorrer la casa que era lo bastante grande y bonita.

Viste el baño, la cocina y el comedor nuevamente, la habitación de los dueños de la casa pero no la recorriste pues no tenías nada que hacer ahí. Subiste las escaleras para revisar mejor el cuarto donde dormirias, sin embargo aún te quedaban dos habitaciones.

•ℭ𝔞𝔯𝔢 𝔣𝔬𝔯 𝔪𝔢•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora