Enamoradas en Prisión {Caché G¡P}

1

-¡Camina, bastardo!- grito al empujar a un prisionero hacia el comedor, puedo ver su molestia en sus ojos, afortunadamente no puede hacerme nada, soy una policía, soy intocable.

-Calle, estás haciendo muy bien tu trabajo hoy, ¿a qué se debe?- miro hacia la dueña de esa voz, Paula Galindo, mi mejor amiga.

-Bueno, hoy amanecí de buen humor, tengo un buen presentimiento sobre este día- suelto una pequeña risa burlona, lo único que me hace feliz es la infelicidad de los prisioneros, les cago diariamente su ya miserable vida.

-Ahora entiendo, creí que estabas enamorada- ríe, sabe que desde hace años no me enamoro, no se me dan bien las relaciones, las mujeres y hombres suelen ser muy exigentes, no me gusta eso.

-Estás idiota, eso no es para mí- respondo mientras le doy un ligero golpe en el brazo.

-Par de mocosas, dejen de holgazanear, estos idiotas no se vigilará solos- dice nuestro Jefe mientras llega a nuestro lado, Johan Vera, es una buena persona con nosotros pero con los prisioneros es el mismo diablo, una vez estuvo a punto de asesinar a golpes a un tipo que le mostró el dedo medio, desde ese día todos lo respetan.

-Tranquilo, Johan, reír de vez en cuando no es malo- respondo para darle una sonrisa pero claramente no le divirtió.

-Solo sigan con su trabajo, mocosas- se sigue derecho sin expresión alguna en su rostro, se ve muy estresado.

Simplemente ruedo mis ojos, me despido de Paula y sigo con mi trabajo.

Pov Poché

-¿Entonces en una semana?- cuestiona mi amigo Sebastian mientras mira los planos que Mario ha hecho para el próximo asalto, esta vez será un banco pequeño, solo por diversión, ya llevamos unos meses sin hacernos presentes, ahora es tiempo.

-Por supuesto, es el tiempo suficiente como para planearlo y que salga todo perfectamente- respondo mientras miro por la ventana, el invierno está tan cerca... La época en que todas mis pesadilla se vuelven realidad y en la que todas las desgracias llegan de la nada

-¿Están seguros que saldrá bien?- Sebastian cuestiona de nuevo, está comenzando a hartarme, lleva desde ayer preguntando lo mismo, es la primera vez que lo hace y me molesta.

-Sí, Sebas, todo saldrá bien...- me interrumpe, gran idiota.

-¡¿Cómo puedes estar tan seguro?! ¿Qué te hace creer que esta vez saldrá bien? ¿Y si algo se complica? ¿Si nuestros hombres...?- lo interrumpo, está haciendo que me duela la cabeza.

-Sebas, tranquilo, hemos asaltado bancos aún más grandes y con más seguridad, estoy 100% segura de todo, lo estudiaremos días y noches completos si es necesario, pero te aseguro que todo saldrá bien- lo tomo de los hombros y lo miro directo a los ojos, desgraciadamente al decir todo eso siento un escalofrío recorrer mi cuerpo, no me estoy convenciendo de mis propias palabras, es la primera vez que me sucede y, hasta cierto punto, me asusta.

Siempre trato de inspirarles confianza a todos mis hombres, principalmente a mis amigos, mis mejores amigos. Desgraciadamente no siempre tengo esa confianza conmigo misma, hay veces que siento que meteré la pata y todo se irá a la mierda. La verdad puedo pasar noches sin dormir ni un poco solo pensando en todo lo malo que puede sucedernos.

Esta vez no siento ni un poco de confianza, nada, pero creo que es normal hasta cierto punto, para mi desgracia, tengo un mal presentimiento. "¿Qué de malo puede suceder? Es un banco muy pequeño, casi sin vigilancia" pensaba una y otra vez intentando convencerme, pero simplemente no puedo

A la mierda con los malditos presentimientos, nada saldrá mal, lo aseguro.

Pov Calle

-Nos vemos mañana, Dani- dice Paula con ternura, después de eso baja de mi auto y cierra la puerta. La observo con atención hasta que entra a su casa, solo me despide con la mano y cierra la puerta de su casa.