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Maratón 3/?

Calle no se levantó ni un momento de la sala de espera, ni siquiera para comer algo, no tenía mente para nada más que no fuera Poché, quería estar ahí para cuando él doctor fuera a informar que estaba bien, que había salido de peligro, pero las posibilidades de que eso sucediera eran pocas, muy pocas.

-Calle, traje esto para que comas-dijo su fiel amiga la cual quería intentar animarla aunque fuera un poco, pero le resultaba difícil. Extendió su brazo con una bolsa llena de comida, la ofreció a la menor.

-No tengo hambre, Paula, gracias- respondió sin quitar la vista de aquella puerta que conducía hasta donde estaba Poché.

-No has comido nada desde ayer, aunque sea prueba un poco- pidió, lo que menos quería era que su salud estuviera mal, no quería perderla tampoco a ella, a su mejor amiga. Colocó la bolsa con comida a un lado de Calle.

-Dije que no, Galindo- se podía notar su molestia, pero la preocupación de su amiga era mucho mayor así que insistió de nuevo.

-Calle, necesitas comer...- la más baja fue interrumpida por una furiosa Daniela:

-¡Ya te dije que no, carajo! ¡No voy a comer nada hasta no saber si Poché está bien! ¡Deja de ser una molestia por una sola vez!- se dio cuenta muy tarde de sus palabras, había herido a su amiga.

Paula se quedó en completo silencio, Calle había sido muy dura. Sebastián miró toda la escena así que, molesto, caminó hasta ellas.

-Ven, Pau, vamos al escondite para preparar las habitaciones- dijo Sebastián para después tomar la mano de la más baja y sacarla de ahí. Una vez en la camioneta Paula no pudo aguantar las lágrimas.

-Yo solo quería ayudar- fue lo que dijo antes de romper en llanto, cubrió su rostro con sus manos, se sentía estúpida. Sebastián no sabía qué hacer, siempre había sido muy malo al intentar consolar a alguien y no quería empeorar las cosas. Sin embargo, tomó una decisión.

Abrazó a la menor con fuerza y susurró a su oído- No merece la pena que llores por alguien que te trata mal, si no valora lo que haces por ella es mejor que te alejes y dejes de sufrir, no me gusta verte llorar- Paula, al escuchar esas palabras, sintió cómo su corazón se aceleró por la emoción, nadie jamás le había dicho eso, por fin se sentía especial para una persona.

-Sebas, prométeme que te quedarás siempre a mi lado- pidió la menor de ambos sin separarse de Sebastián, sus brazos eran cálidos, le gustaba demasiado.

Sebastián se quedó en silencio por unos segundos, se había jurado que acabaría con Paula una vez todo finalizara, pero ya no estaba seguro de hacerlo, aquella chica se había robado su corazón, sin embargo, aún sentía fuertes cosas por Mario, estaba tan confundido.

-Lo prometo, Pau, permaneceré a tu lado y te protegeré por el resto de mi vida, no dejaré que nadie más te haga daño- fue su respuesta, no estaba seguro, sin embargo lo dijo, y una promesa no se debe romper...

...

-Calle,​ creo que fuiste muy duro con Paula- dijo el azabache al tomar asiento a un lado de Calle la cual seguía con su mirada fija a la puerta.

-Mario, no quiero hablar de ello ahora- intentó terminar con ese tema, se arrepentía de haberle hablado así a Paula, pero no movería ni un solo dedo hasta no asegurar el bienestar de Poché.

-Ok, ok, no hablemos de ello, mejor dime, ¿hace cuánto se conocen?- el azabache cuestionó para después cruzarse de brazos. Calle rodó los ojos y respondió con otra pregunta:

-¿A dónde quieres llegar con esto?- apartó la vista de la puerta y miró a Mario de forma amenazante.

-Mira, seré directo, si ustedes dos son amigas no deberías haberlo tratado de esa manera, ella se preocupa por ti y es lo que una amiga debe hacer, está contigo en este momento tan difícil, es lo que un amigo debe hacer, además, ella fue personalmente a buscar a Sebastián para salvarnos de morir, ¿no es eso lo que un amigo debe hacer? Creo que esa niña es demasiado buena como para ser tratada así...- fue interrumpido por la menor.

-Mario, no quiero ser grosera contigo así que deja de tratarme como una niña, sé que ya estás demasiado relajado porque Paisa está bien, pero ese no es mi caso, Poché sigue ahí adentro luchando por sobrevivir, no puedo estar tranquila- fue su seca respuesta.

-¿Acaso fue la culpa de Paula el que Poché esté así?- soltó, tenía mucha razón, no fue la culpa de Paula el que le dispararan a Poché, tampoco fue su culpa que el plan no saliera como esperaban, ella simplemente quiso ayudar, nadie esperaba que las cosas se tornaran de esa forma.

Calle soltó un pesado suspiro y miró sus manos con atención, sabía que las palabras de su mayor eran ciertas.

-Lo siento mucho, Mario, es solo que...​No quiero pensar en nada que no sea Poché, estoy demasiado angustiada y no quiero perderla- fue su respuesta, estaba decepcionada de sí misma, estaba actuando como una completa idiota.

-No debes disculparte conmigo, debes hacerlo con Paula- respondió para después darle unas pequeñas palmadas en la espalda a su menor en forma de consuelo.

-Tienes razón, debo ir a buscarla y pedirle perdón- tras decir esto se puso de pie y, cuando estaba apunto de comenzar a caminar hacia la salida, el hombre de bata blanca lo detuvo.

-Ha salido de peligro- informó, Calle al escuchar las palabras de aquel hombre no pudo evitar soltarse a llorar, era lo que tanto había estado esperando, inmediatamente se soltó del agarre y corrió hasta la habitación de Poché.

Al verla en la cama sin expresión alguna su corazón se hizo pedazos, caminó a prisa hasta ella y la abrazó con fuerza.

- Poché, perdóname por dejarte tanto tiempo sola, perdóname, de ahora en adelante no me separaré ni un segundo de ti- dijo entre sollozos, no sabía cuándo despertaría, lo único que sabía era que estaría bien, para ella eso era suficiente.- Te amo tanto, Amor, te amo...​

...​

-¡Ngh! ¡Ah! ¡Sebas, más! ¡Necesito más!- la menor suplicaba mientras se aferraba a la almohada.

-Tell me Daddy- ordenó el mayor al tirar con fuerza del cabello de la más baja la cual no pudo evitar soltar un audible gemido.

-¡Sebas! ¡Dame más!- mordido con fuerza aquella blanca almohada.

-Lo que mi bebé quiera- respondió para después aumentar la velocidad y morder con fuerza el cuello de la menor haciendo que este se excitara aún más. Algunas lágrimas de placer comenzaron a hacerse presentes.

Era la primera vez que ambos sentían tanto placer, no querían parar por nada del mundo, ni siquiera les importaba que algunos hombres de Poché estuviesen escuchando, les importaba mucho menos que Mario estuviese por llegar. No tenían en mente nada más que darce placer.

Ambos chicos parecían animales en celo, no tenían suficiente con nada y, al parecer, ni siquiera dormirían, llevaban un par de horas así y no se les notaba cansancio alguno.

-Te amo, Paula- el mayor susurró al oído de su contraria una vez dejado de lado el blanco cuello de esta la cual tenía diversas marcas de mordidas, una más roja que la otra.

-¡Ah! T-también te amo, Sebas ¡oh!- las delgadas piernas de Paula comenzaron a temblar, su pequeño cuerpo no resistía para más, pero ella no pararía, no ahora.

-Sé mi novia...

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Re random el final👁️👄👁️👌

Enamoradas en Prisión {Caché G¡P}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora