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-No puedo creerlo, si aceptamos que tuvieras la responsabilidad total de la Garzon era porque yo creí que eras una persona lo suficientemente madura, pero después de esta pelea veo que nos equivocamos contigo- dijo el superior a Johan, el cual estaba sentado en un pequeño sofá de la oficina mientras lo curaban de las heridas que Poche le había hecho.

-No fue mi culpa que esa salvaje me haya atacado- intentó defenderse, estaba tan molesta que por su mente pasaban imágenes de ella golpeando a su jefe.

-¿No? Bueno, después de ver cómo la tenías encadenada estoy seguro que tú iniciaste todo- respondió con notable enfado.

-¡Bien! Yo inicié, ¿feliz? Ahora, si me permite, iré a cuidarla- antes de siquiera poder ponerse de píe su jefe continuó hablando, esta vez levantando la voz

-No irás a ningún lado, así que mejor acomódate en tu asiento porque esto será largo- informó para después mirar directo a los ojos de la menor.

-Bien, dígame entonces- dijo la chica molesta mientras se cruzaba de brazos.

-Puede maltratar lo que quiera a Poche, pero no puede matarla, no aún. Estamos tratando con la criminal más peligrosa de todo el mundo, mis superiores me dieron la indicación de terminar con ella cuanto antes pero quiero esperar un poco, ¿sabe el por qué?- cuestionó mientras una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

-No, dígame por qué- respondió la castaña sin interés alguno, solo quería sentir algo de poder por un rato, quería sentirse superior por tener a su cargo a Poche.

-Mira, ella es la jefa, tiene demasiados hombres que serían capaz de obedecer lo que fuese, hasta lo más estúpido, solo porque ella es como su reyna. ¿Estás entendiendo?- de nuevo cuestionó, pero la menor no sabía siquiera a lo que quería llegar

-Honestamente, no, así que dígalo de una buena vez- soltó impaciente.

-Estoy seguro que justo ahora están ideando un plan para rescatarla, y cuando eso suceda podremos capturarlos a todos y deshacernos de esa plaga de una vez por todas, sería increíble, con eso podríamos poner en advertencia a todos los criminales peligrosos a nivel mundial, nuestros nombres aparecerían en todos los noticieros, seríamos los héroes de todo el mundo, ¿no te gustaría eso, Señorita Calle?- la sonrisa del mayor era la más radiante que Calle pudo haber visto jamás, se veía realmente entusiasmado con esa idea, pero había un pequeño problema.

-¿Y si eso no sucede?- cuestionó la menor mientras jugueteaba con sus dedos.

-¿A qué te refieres con eso?- la sonrisa del mayor se borró por completo y, en su lugar, una mueca de disgusto apareció.

-Mire, veámoslo de otro modo, muchos hombres trabajan para ella así que estoy seguro que cualquiera de ellos podría intentar quedarse con su puesto, ya sabe, aprovechar la oportunidad ya que está encerrada, ha de ser muy envidiada, y con esto me refiero a que puede que la dejen aquí a su suerte- explicó con tranquilidad, sabía que ni siquiera los peores criminales se salvan de eso.

-Oh, Señorita Calle, para eso tengo mi plan B, y en ese plan vienes incluida- al escuchar eso último levantó la mirada y la clavó directo a los ojos de su contrario

-¿Qué quiere decir con eso?- sabía que, lo que sea que fuera, sería muy mala idea.

-Estás soltera, ¿no?- y esa sonrisa volvió, pero la expresión de Calle era demasiado seria, estaba confundida.

-Sí, ¿por...?- antes de siquiera poder terminar es interrumpida.

-Verás, ambas son jóvenes, solteras y seguramente tienen intereses similares, así que si se enamora de ti sería posible que te llegase a confiar dónde se encuentra su escondite y así poder exterminar a todas sus ratas, ¿qué opinas?- el rostro de Calle se puso palido

-Opino que está loco, no lo apoyaré en eso- respondio molesta

-¿Ah, no? Bueno, entonces a la primera que le aplicaremos la eutanasia será a ti, solo piénsalo, tienes medio año para lograrlo, sino despídete de este mundo, puedes irte- el hombre no podía quitar la sonrisa de satisfacción que le producía el simple hecho de observar el furioso rostro de Calle, la cual salió inmediatamente de la oficina mientras maldecía internamente al hombre.

Comenzó a caminar hasta la celda de Poche, pensaba en lo que el hombre le había dicho y, hasta cierto punto, le parecía que buena idea, le convendrá demasiado poder capturar a toda la banda del pálido, de por sí ya era héroina al capturarla, un poco más de fama no le haría mal.

-¿Pero cómo lo haré? Será algo raro cambiar de un día para otro- se decía a sí misma mientras caminaba por el pasillo.- Bien, manos a la obra- se dijo para después entrar a la fría celda de Poche, los paramédicos seguían ahí, atendiéndola, obviamente con temor a que despertara así que la encadenaron de nuevo.

Calle la observaba desde un rincón, miraba con atención cómo curaban sus pocas heridas, y, entre más la veía, más se arrepentía de haber "aceptado".

-Eres bastante fea- dijo entre dientes sin quitarle la vista de encima, no tenía más remedio que hacer algo al respecto, intentará enamorarla pero sin dejar de torturarla, imaginaba cuando llegara la hora de asesinarla, ahí le confesaría que todo fue un plan para arruinarla, destrozaría su corazón de la forma más cruel posible y eso era lo que más anhelaba.- Salgan de aquí- ordenó cuando Poche comenzó a moverse. Los paramédicos lo hicieron sin negarse, lo que más querían era salir de ahí.

-Ngh... S-Sebas... M-Mario...- repetía mientras se quejaba, Calle no entendía lo que la mayor quería, pero estaba segura que era importante para ella. Abrió los ojos de golpe para después incorporarse rápidamente y sentir un ligero mareo.

-Creí que ibas a morir- dijo Calle mientras se acercaba a la prisionera, la cual la miraba con odio.

-¿Qué quieres?- cuestionó mientras intentaba alejarse de ella, sabía que la golpearía debido a lo molesta que estaba, y no quería que volver a hacerlo, mejor dicho, no quería quedar inconsciente de nuevo.

-Supongo que las criminales también se alimentan, así que esperé hasta que despertaras para llevarte al comedor- respondió mientras quitaba las cadenas que la sujetaban.

-¿Estás bien?- cuestionó extrañada, se estaba portando más "amable".

-¿Mmh? Por supuesto, estoy mejor que nunca, así que vayamos al comedor, no quiero perder tiempo- respondo con una sonrisa de satisfacción.

Poche no respondió, solamente se puso de pie esperando a que la castaño le colocara el collar, cosa que no sucedió, lo que le pareció aún más raro.

-Seguro fue la descarga eléctrica- pensó intentando encontrarle una explicación al nuevo comportamiento de su vigilante.

Mientras caminaban por los pasillos Calle no podía pensar en otra cosa que no fuese la muerte de aquella Mujer, la hacía tan feliz el simple hecho de imaginarlo.

-Te mostraré lo lista que puedo llegar a ser, Poche, te arrepentirá de ser la criminal que eras antes de llegar aquí, te haré sufrir tanto- pensaba...

Enamoradas en Prisión {Caché G¡P}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora