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Poché se quedó congelada al escuchar aquello de Calle, ¿qué haría ahora? No puede asesinarla. Fueron los segundos más jodidamente largos de toda su maldita vida, debía tomar un decisión rápida. Y así lo hizo:

-¿Es eso lo que quieres?- cuestionó, las miradas atentas de todos estaban sobre ambas, no creían lo que sucedía, ni ellos dos lo creían.

-Si solo así puedo dejar de estar al lado de una imbecil que cree que tiene poder sobre mis decisiones así será- fue la respuesta de la menor, quería crear la mayor distracción posible como para que Sebastián y Mario se acercaran y las ayudaran, pero no sabía cuánto tiempo tomaría eso.

-Si eso es lo que decides, bien por mí- la peliazul levantó su arma y, sin dejar esperar más, apuntó hacia la cabeza de Calle. Las manos de ambos sudaban y temblaban, además, los ojos de Poché se estaban llenando de lágrimas, si algo fallaba podía matarla.

-¡¿Qué mierda esperas?! ¡Dispara ahora, hija de perra!- la menor exigió, sin embargo, por dentro le suplicaba que lo perdonara por lo que estaba haciendo.

-Espera un segundo, Killer...- el jefe hizo una pausa y se aclaró la garganta, después siguió-...​ Para que puedas asesinarla con más odio quiero decirte que ella tenía planeado asesinarte, de hecho, su enamoramiento es falso- dijo, Poché sintió que su corazón se rompió, quería gritar que era mentira pero eso arruinaría completamente su plan.- De hecho, yo personalmente le ordené que te enamorara para que así nos dieras la ubicación de tu escondite y así acabar con todos tus hombres, pero bueno, ya hemos aniquilado a la mayoría, ahora quedan ustedes, además, si no eres tú la que asesine a Calle seremos nosotros, y lo haremos tal y como lo íbamos a hacer contigo

Poché no quería creer esas palabras, simplemente quería ignorarlo todo, sin embargo, fue prácticamente lo mismo que Paula dijo y advirtió, no sabía qué pensar.

-Y bueno, ¿cómo te sientes al saber que nunca te amó?- fue la pregunta de Johan el cual tenía una enorme sonrisa de satisfacción y triunfo.

Lágrimas comenzaron a rodar por el rostro de Calle, así que Poché preguntó:

-¿Es cierto eso?- su mirada era aterradora, estaba muy furiosa, ahora ya no era simplemente tristeza, estaba destrozada por dentro.

- Poché, déjame explicarte mi versión...- la menor fue interrumpida por el ser que más amaba.

-¡¿Es cierto lo que dice este idiota?!- exclamó intentando controlarse, pero ya no podía.

- Poché, por favor...- de​ nuevo la peliazul le arrebató la palabra.

-¡Te estoy haciendo una pregunta, carajo! ¡¿Es cierto sí o no?!- las lágrimas comenzaron a descender por todo su rostro hasta caer al frío y sangriento suelo. El silencio se hizo presente unos segundos hasta que Calle respondió:

-Sí, es cierto, una parte de todo eso es cierto- fue su respuesta, se sentía una completa idiota, y la peliazul psentía que le habían arrancado un pedazo de su vida, quería morirse en ese mismo lugar. No pudo aguantar la desesperación y comenzó a gritar de dolor, dolor en el corazón, lo habían herido de una forma horrible.

-¡Vete al maldito infierno! ¡Te odio! ¡Te odio con todo mi ser! ¡Eres una mierda!- gritaba mientras más lágrimas caían, solo quería desaparecer, quería volver el tiempo atrás y no enamorarse de esa oficial la cual le estaba haciendo demasiado daño en esos momentos.

-No, María José, no me digas eso, por favor, perdóname- la menor sollozaba, sabía que había cometido un error, un maldito y grave error, pero quería repararlo. Intentó acercarse a Poché la cual sollozaba como una niña, estaba tan rota, se sentía tan traicionada, todos aquellos hermosos recuerdos le llegaban a la mente y, al instante, quería arrancarlos para siempre de su memoria. Calle quizo abrazarla, sin embargo, Poché retrocedió salvajemente y le apuntó nuevamente a la cabeza.

-¡No te atrevas a tocarme de nuevo! ¡Te odio tanto! ¡No te acerques a mí! ¡Muérete, escoria!- reclamó mientras intentaba calmarse, pero el dolor era tanto que sentía que en cualquier momento se desmayaría ahí mismo.

-No me digas así, Poché, por favor, perdóname, sé que cometí un grave error, perdóname, en verdad yo te amo, te amo tanto...- la peliazul la interrumpió.

-¡Vete con tus malditas mentiras a otro jodido lado! ¡No te creo nada! ¡Por tu jodida culpa estoy aquí! ¡Por tu culpa estoy sufriendo de esta forma! ¡Por tu maldita culpa han asesinado a más de la mitad de mis hombres, mi familia! ¡Por tu culpa Paisa está entre la vida y la muerte! ¡Por tu culpa Sebastián vino hasta acá arriesgando su vida para salvarme! ¡Por tu estúpida culpa atraparon a Mario en el hospital! ¡Por tu culpa mi vida es una completa desgracia! ¡Púdrete y desaparece de mi vida! ¡Quiero verte muerta!- tenía que sacar todo ese dolor que tenía dentro de alguna forma, sin embargo, sus palabras estaban lastimando aún más a la menor la cual solo quería tomar su arma y darse un tiro en la sien.

-Si eso quieres, entonces mátame, solo jala el gatillo y acaba con mi vida, pero quiero que recuerdes algo, te amo y soy la persona que más te ha amado en toda la vida, eres lo mejor que puedo tener y siempre lo serás, ¡ahora solo mátame! ¡Acaba conmigo!- exigió, simplemente quería acabar con todo ese sufrimiento, quería morirse justo en ese instante, ya no soportaba ver cuánto daño le estaba causando a la persona que más amaba, no quería vivir si no era al lado de Poché y no lo haría.

-¡No lo haré! ¡No te mereces ni una sola bala mía! Púdrete de a poco- fue la respuesta de la mayor.

-Si no lo haces tú...- hizo una pausa para después levantar su arma a la altura de su sien, y continuó-...​¡Lo voy a hacer yo!- amenazó.

El silencio inundó el lugar, solo se escuchaban los sollozos de ambas chicas las cuales estaban totalmente destrozadas, una más que la otra, y la solución que ambas le estaba dando al problema era la muerte. Poché tragó saliva y colocó su dedo en el gatillo, estaba decidida, ya había tomado su decisión.

-Nos vemos en el infierno- y disparó...

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Quedé:👁️👄👁️

¿Quieren maratón?

Enamoradas en Prisión {Caché G¡P}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora