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Maratón 1/?

La bala impactó directamente en el pecho del jefe, todos estaban impactados, se suponía que la bala tenía que acabar con Calle, sin embargo, Poché con un movimiento rápido cambió el destino de todos.

-¡Mátenlas!- fue la orden que dio Johan para después correr hacia su jefe el cual estaba, prácticamente, agonizando. Y así comenzaron los disparos de ambos lados de nuevo, sin embargo, esta vez con la ayuda de Sebastián y Mario desde otros ángulos, ángulos en donde podían quedar sanos y salvos, pero está vez Calle y Poché podrían no correr con la misma suerte.

Poché secó sus lágrimas, dio media vuelta y comenzó a disparar de nuevo, se sentía tan traicionada, era un horrible sentimiento, por otro lado, Calle estaba confundida, ¿por qué lo hizo? ¿Por qué le perdonó la vida? ¿Por qué no había acabado con la persona que tanto daño le hacía? No lo sabía, sin embargo, decidió seguir con el plan, asesinar a todos y, después, salir de ahí.

-Jamás me atrevería a asesinarte, jamás, porque te amo, Calle, sí, sé que tú a mí no, pero aún así mi corazón te va a seguir amando- la peliazul pensó. Sin darle más vueltas al asunto decidió concentrarse totalmente en aniquilar a cualquiera que les impidiera escapar.

- Poché, hay que hablar- dijo Calle al estar al lado de la peliazul, ninguna detuvo los disparos, necesitaban acabar eso cuanto antes, cada uno por dos razones diferentes. Poché quería escapar para no tener nada que ver con Calle, y Calle quería salir de ahí para arreglar las cosas con Poché, harían cosas totalmente distintas.

-No quiero hablar contigo y es mejor que te concentres en salvar tu pellejo, no cuentas conmigo para nada a partir de ahora- fue la fría respuesta de la más baja, le dolía decir aquello pero le dolía mucho más el hecho de ser utilizada.

- María José, tienes que escucharme, necesitas escuchar mi versión- suplicó, sin embargo, como notó que su contraria simplemente la ignoraba, dejó el arma en el suelo y, con un movimiento rápido, la tomó del brazo, la jaló hacia ella y la besó haciendo que Poché también detuviera sus disparos.

Era un beso sincero y, posiblemente, el último que se darían si no solucionaban las cosas. Sentían que el tiempo se había detenido y que nada malo estaba sucediendo a su alrededor. Poché no quería caer y ser destrozada de nuevo, sin embargo, los labios de Calle estaban provocando que cambiara de opinión. No quería volver a sufrir, pero tampoco quería dejar a Calle, era una difícil decisión para ella.

Ambas se separaron de los labios del otro, se miraron por unos segundos directo a los ojos y fue ahí cuando Poché supo que los sentimientos de Calle eran verdaderos. La menor acarició la mejilla de la mayor con delicadeza y le sonrió tiernamente, entonces Poché no pudo resistirse, debía perdonarla, eso le dictaba su corazón.

Se estaban perdiendo en la mirada de la otra, además, se acercaban lentamente hacia el rostro de la otra para poder volver a unir sus labios, para su desgracia eso no sucedería. El sonido de un disparo lo cambió todo, incluyendo la hermosa escena. Al momento de la bala impactar en el cuerpo de la peliazul este estuvo a punto de caer, pero los reflejos de Calle fueron más rápidos así que la sostuvo entre sus brazos.

El rostro de la menor reflejaba terror, estaba completamente en shock, sentía una enorme presión en el pecho, no podía creerlo. Por otro lado, Poché estaba segura que su fin había llegado, sentía la sangre caliente recorrer todo su cuerpo para, finalmente, caer al manchado suelo.

-¡No! ¡No, carajo! ¡Poché! ¡No!- Calle gritaba con desesperación, la persona que más amaba estaba muriendo en sus brazos, estaba a punto de perderla para siempre.

-¡Poché! ¡Maldita sea! ¡Poché!- Sebastián gritaba, estaba a punto de correr hacia ella pero Mario lo detuvo. Todos pararon el fuego, prácticamente estaban derrotados con solo 13 hombres y el jefe casi muerto.

-Cariño, quédate aquí, quédate conmigo, por favor, Poch- Calle suplicaba mientras acariciaba el rostro de Poché, sus manos llenas de sangre estaban temblando, estaba a punto de perderla.

-¡Te dije que no te enamoraras porque lo asesinaría! ¡Te lo advertí! ¡No me escuchaste y ahora estás así! Deja de llorar, maldita lesbiana- fueron las palabras de Johan mientras miraba desde el segundo piso. El jefe había muerto y lo que Johan podía hacer era asesinar a la persona que acabó con su jefe.

-¡Eres un maldito! ¡Te odio tanto!- la menor reclamaba, abrazó a Poché con delicadeza para no dañarla más. Sus manos estaban manchadas de sangre al igual que el cabello de Poché.

-Lo sé, pero te lo advertí...- el mayor hizo una pausa para después reír, se estaba volviendo loco-...​Te propongo algo, los dejaremos escapar sin ningún truco, podrás llevarla al hospital para que la salven, pero si muere tendrás que entregarte al igual que el resto de los hombres, incluyendo los otros dos líderes, ¿aceptas?- fue la propuesta de Johan, estaba muy dolido por la muerte de su jefe, necesitaba vengarse de alguna forma y esa forma era darle la esperanza a Calle de que Poché podría vivir.

La menor lo pensó durante unos segundos, estaba decidido a decir que no, sin embargo, no iba a dejar que su amada muriera de esa manera.

-C-Calle, salgamos de aquí- Poché susurró al oído de la contraria. Entonces, tomó su decisión.

-Acepto el trato- fue la respuesta de la castaña y, sin decir nada más, tomó con fuerza a Poché entre sus brazos y corrió hasta la salida lo más rápido que pudo, detrás de ella iban los demás hombres, incluyendo Mario y Sebastián los cuales estaban igual de destrozados que Calle, su "hermana" estaba debatiéndose entre la vida y la muerte al igual que Paisa.

-Súbela aquí- Mario ordenó a la menor la cual, sin quejarse, subió a la peliazul a un lado de Paisa para después subir con ella.

-No, Poché, no- fue lo que Paula dijo al ver la situación en la que la peliazul  se encontraba, sus ojos se llenaron de lágrimas, no iba a perder a dos personas que se habían vuelto muy cercanos e importantes para ella, no quería.

-Vámonos rápido, seguro que los militares no tardan en llegar- fue lo que dijo Sebastián al azabache el cual encendió la camioneta rápidamente para después salir de ahí.

-C-Ca...​Calle...​Te amo, t-te amo tanto... Eres y serás para...​p-para siempre el amor de mi...​Mi jodida vida- comenzó la peliazul con dificultad, no tenía fuerzas para hablar, pero necesitaba hacerlo- p-perdóname...​ Debí escucharte...​- la menor la interrumpió.

-No hagas eso, no te despidas, llegaremos al hospital rápido y te van a curar, solo resiste un poco- pidió miéntras lágrimas rodaban por su rostro

-A-ambas sabemos que...​Que no será así... S-solo recuerda cuánto te...​Te amo...​ T-toda mi fortuna será tuya... T-todo lo mío lo tendrás tú...​Incluyendo m-mi​ amor eterno- las palabras eran apenas audibles, lo que más se escuchaba eran los sollozos de Calle, Sebastián y Paula.

-¡No! ¡No digas eso! ¡Vivirás mucho más! ¡Tendremos una hermosa casa y tendremos muchos niños! Aún tenemos una larga vida por vivir, no me hagas esto- lloraba y sollozaba, recostó su cabeza en el pecho de Poché en busca de consuelo y calor, ese calor que Poché tantas veces le había dado y que no lo haría nunca más.

-N-no llores... Deja de llorar...- la peliazul pidió, pero para Calle era algo muy difícil.- M-mejor, haz algo por mí- Calle al escuchar esas palabras se retiró del pecho de la mayor y la miró directo al rostro. Poché le sonrió con debilidad, pero lo hizo, seguido de eso dijo- d-dime por última vez que...​ q-ue me amas...

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Dejo esto por aquí y me retiro lentamente mientras edito el otro capítulo....

Enamoradas en Prisión {Caché G¡P}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora