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Mientras los parámedicos revisaban a Poche dentro de la celda el menor salió con su superior, ambos estaban a unos cuantos metros de la puerta de la celda del mayor.

-Estás haciendo un buen trabajo, has logrado acercarte a ella, cuando las vi acostadas juntas supe que algo había ahí- dijo el superior mientras miraba con atención a los prisioneros y oficiales pasar.

-Sí, creí que sería más difícil, pero no, me está abriendo su corazón demasiado rápido- respondió mientras miraba en dirección a la celda de la peliazul, solo quería ver que estaba bien.

-Solo quiero pedirte una cosa, tú no seas como ella, no le abras tu corazón, no te enamores porque al final de todo va a morir- Calld sintió un ligero dolor en el pecho tras escuchar aquello, comenzó a sentirse deprimida.

-No se preocupe, no lo haré- respondió con seriedad para después comenzar a caminar hacia la pequeña y fría "habitación".

-Señorita Calle, no te enamores, es por tu bien- habló el mayor, a lo que Calle solamente lo ignoró y siguió caminando.

Al entrar, vio a una débil Poche, se veía realmente mal, Calle se acercó a ella sin importarle que los parámedicos le hicieran muecas por estar ahí. Acarició el cabello Azulado de su contraria, le sonrió amablemente por primera vez, Poche creía que estaba alucinando, que aquella hermosa sonrisa de Calle no era verdadera.

-Te repondrás, de eso me encargaré- dijo la menor manteniendo la sonrisa en su rostro, Poche tomó su mano esperando ser rechazada por la menor, pero no sucedió.

-G-gracias- respondió sin saber qué otra cosa decir, se estaba poniendo nerviosa, sus ojos se llenaron de lágrimas, no quería ilusionarse de nuevo y terminar lastimada, sabía lo que implicaba el hecho de enamorarse de alguien, sabía lo que era terminar con él corazón roto... Sabía que sería mucho más peligroso puesto que Calle es una policía y ella una criminal.

-¿Qué sucede? ¿Estás bien?- cuestionó la castaña mientras limpiaba una lágrima que se le escapó a su contraria, no quería verse débil ante nadie, mucho menos ante Calle pero estando enferma se sentía débil en todos los sentidos, incluyendo en los sentimientos.

Simplemente negó, no le diría lo que le sucedía, lo que pensaba ni lo que sentía, llevaba una semana a su lado y sentía que algo había cambiado, pero no quería apresurarse, incluso podía ser solo su imaginación.

-Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿verdad? No puedes guardarte todo para ti sola, te hará daño a la larga- respondió mientras acariciaba el rostro de la peliazul la cual se sentía cada vez más confundida.

...

-Debes cenar algo, no quisiste comer nada en todo el jodido día, así no te vas a recuperar- dijo la menor molesta, Poche no se sentía ni siquiera con ánimos para probar algún bocado.

-No tengo hambre- respondió mientras miraba las cadenas que sujetaba sus manos y pies, le pesaban demasiado. Calle al ver esto propuso:

-Te quitaré las cadenas si comes algo- Poche miró inmediatamente a su contraria, ¿era verdad?

-¿Me estás mintiendo?- cuestionó intentando no mostrar felicidad.

-No, es verdad lo que te digo, solo debes comer algo, es más, primero te suelto y después comes- después de decir esto tomó la pequeña llave, se acercó a Poche y comenzó a quitar las cadenas, en ese momento Calle solo podía pensar en algo, ¿qué era ese algo? Darle cosas a cambio, si seguía así hasta podía liberarla. Aunque Poche estaba enfermo tenía grandes ideas que podían beneficiarla.

Cuando Cale quitó todas las cadenas tomó el plato de comida y lo entregó a Poche, la cual hizo su mayor intento para no vomitar con el primer bocado, por suerte le funcionó. La comida que servían ahí era demasiado mala como para que un ser humano pudiese comerla con tanta tranquilidad.

-¿Te gusta?- cuestionó la menor mientras prestaba atención a cómo su Poche comía el plato sin decir ningún pero. La Peliazulada negó, pero siguió comiendo.- ¿Entonces por qué lo sigues comiendo?- Poche la miró confundida, tragó el bocado que aún tenía en la boca y después cuestionó:

-¿Tengo otra opción?- estaba empezando a molestarse.

-Deja es comida ahí, te traeré comida de verdad- tras decir esto salió de la celda, comenzó a caminar por los pasillos hasta llegar a una gran habitación donde se encontraban la mayoría de los oficiales descansando. Calle simplemente entró ignorando a todos, tomó un plato y comenzó a servir comida de la gran mesa que había, era como un buffet.

-¡Vaya! Hasta que te dejas ver- expresó Paisa mientras se acercaba a Calle.- ¿ya te aburriste de Killer?- cuestionó en un tono burlón

-No, es un estuche de monerías, cada día me sorprende más- respondió con una pequeña sonrisa la cual pudo notar el mayor.

-Jamás había visto esa sonrisa, ¿no será que te estás enamorando?- su rostro y su tono de voz se volvió serio, el rostro de su contraria se tornó rojo.

-¿Qué? ¡Claro que no! Es solo que le tengo un poco de respeto- mintió.

-¿Respeto? ¿Tú? A mí ni siquiera me respetas, ¿Crees que te voy a creer eso?- la molestia crecía dentro de ella cada vez más, su ceño fruncido indicaba que estaba verdaderamente molesta.

-Ella es una criminal, obviamente la voy a respet...- es interrumpido por su mayor, el cual está cada vez más molesto, mejor dicho, ya no era molestia, ahora estaba enfadado.

-¡No respetas a ningún criminal en esta jodida prisión! No es excusa para tus sentimientos, y te lo advierto de una vez, si llegas a formalizar algo con él lo mato- tras decir esto salió enfadado de la habitación. Todas las miradas estaban sobre la menor.

Calle simplemente ignoró eso y continuó tomando comida para después salir de ahí con el plato lleno de comida. Unos pasos antes de entrar a la celda comenzó a escuchar una voz que salía de aquella habitación, se quedó en su lugar, no dio un paso más y comenzó a escuchar la conversación.

-Anda, dime- pidió Paula

-¿Cómo puedo confiarte eso si apenas te conozco?- cuestionó la peliazul de manera débil, aún se sentía mal, pero estaba a la defensiva

-Soy mejor amiga de Calle, si ella confía en mí tú también puedes hacerlo, te aseguro que no diré nada- explicó rápidamente intentando convencer a la mayor, la cual se quedó en silencio- Mira, solo te diré algo, ella está actuando de forma un tanto diferente, en una semana se han visto cambios muy claros, ¿recuerdas cómo te trató el primer día? Dime, ¿acaso es como te trata ahora? No lo creo, o por lo menos yo he visto la diferencia y hoy, que estás enferma, la veo mucho más atenta contigo, un ejemplo claro es que fue a conseguirte comida, nunca lo ha hecho con otra persona, mucho menos con un prisionero, estoy seguro que ella siente algo por ti- el rostro de la menor enrojeció, sentía una felicidad inexplicable, comenzó a analizarlo y, efectivamente, se dio cuenta de esos cambios.

-¿Sería algo tonto decirte que me enamoré de alguien en tan solo una semana?- cuestionó un tanto nerviosa, se sentía estúpida, desgraciadamente ella es de esas personas que pueden enamorarse en cuestión de segundos. Paula soltó un pequeño grito de emoción.

-¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Amas a Daniela y seguro ella te ama a ti!- gritaba con emoción, pero pronto Poche la hizo callar.

-Shhh, puede escucharnos, por favor, no le digas nada- pidió con notable angustia.

-No te preocupes, seré una tumba- respondió con una radiante sonrisa.

-Y si dices algo yo te mandaré a la tumba- amenazó con seriedad, Paula soltó una risita.

-Si necesitas ayuda con algo más solo dime- tras decir eso salió de la celda y se encontró a una Calle totalmente roja, Paula sólo le giño un ojo y susurró:

-Nunca escuchaste nada- tras decir eso siguió con su camino, unos segundos después entró una Daniela confundida, no sabía qué hacer o qué decir, pero tenía que decir algo para no levantar sospechas.

-Ten, te traje esto- dijo con nerviosismo, Poche tomó el plato, todo se veía exquisito y, sin esperar más, comenzó a comer.

-Gracias- respondió sin expresión alguna en su rostro, estaba confundido, no sabía si en verdad estaba enamorada o no, pero tenía miedo. Calle tomó una gran bocanada de aire y comenzó:

-Debo confesarte algo...

Enamoradas en Prisión {Caché G¡P}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora