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-Quítate la ropa, rápido- ordenó la menor mientras miraba con atención a Poche, la cual miraba su alrededor con asco.

-¿En verdad? ¿Aquí vas a hacer que me dé un baño?- cuestionó con repugnancia, la pequeña habitación estaba sucia y oscura.

-Claro, ¿qué querías? ¿Una bañera con burbujas y pétalos? Desnúdate rápido, no tengo tiempo que perder- dijo mientras se cruzaba de brazos, Poche solo rodó los ojos y comenzó a quitarse todas las prendas.

Calle miraba embobada el cuerpo perfecto de Poche, no, no tenía músculos, ni siquiera el abdomen marcado, era delgada, se veía frágil, tenía unas hermosas curvas. Antes de quitarse la ropa interior miró a Calle directo a los ojos.

-Date la vuelta- exigió, Calle sacudió la cabeza para volver a la realidad, no se habían dado cuenta que se había perdido en sus asquerosos pensamientos.

-¿Qué? ¿Por qué?- cuestionó con el ceño fruncido.

-No estoy acostumbrada a que alguien me mire desnuda, los únicos que me han visto así son mis mejores amigos y algunas putas, pero nadie más- explicó mientras miraba al suelo.

-¿Entonces sí tienes amigos?- se burló, enseguida se dio media vuelta- Solo apresúrate- pidió. Poche, inmediatamente, quitó la pequeña prenda, dejando su cuerpo totalmente al desnudo.

-Listo, puedes mirar- dijo mientras daba media vuelta, para cuando la oficial volteó, Poche estaba de espaldas, dejando que la menor solo viera su trasero.

-¿Por qué haces eso? Sabes que de todos modos tendré que lavarte enfrente, ¿verdad?- se burló, Poche sentía su rostro arder por la vergüenza, era lo único que le daba vergüenza.

-Cierra la boca y apresúrate- ordenó molesta. Calle tomó la manguera, la abrió dejando salir el fuerte chorro, y, sin previo aviso, comenzó a mojar a la mas baja- ¡Mierda! ¡Está fría!- exclamó con molestia, se sentía como si lo estuviesen golpeando con rocas.

-¿Querías que estuviera caliente como acostumbras? Claro que no, así que mejor vete acostumbrando porque esto será a diario- dijo con una gran sonrisa, después de unos segundos cerró la manguera y ordenó- Date la vuelta

-Estás loca, te dije que nadie que no fuesen mis amigos me ha visto y así seguirá- respondió mientras temblaba, sus dientes castañeaban.

-Poche, no estoy jugando, date la vuelta ahora- estaba comenzando a molestarse. La más baja negó con un rápido movimiento de cabeza, solo quería que eso terminara.- Solo date la vuelta- dijo molesta, pero como el mayor no le hizo caso se acercó a ella- ¿Estás sorda? Dije que te dieras la vuelta- la tomó del hombro e hizo que diera la vuelta.

Al estar frente a frente sus ojos se encontraron, sus miradas puestas en los ojos de la otra decían mucho más que mil palabras, se estaban perdiendo en los ojos de la otra, era algo tan especial. Calld tomó ligeramente su barbilla para después acercarse un poco al rostro de la otra, sentían sus respiraciones mezclarse, una inhalaba el aire que la otra exhalaba, sus labios estaban a punto de juntarse, pero Poche entró en razón, de un empujón apartó a Calle.

-Solo date prisa, quiero acabar con esto de una buena vez- dijo con vergüenza, no le quedó más que dejar todo su ser al descubierto.

Calle no dijo nada, solo abrió la manguera y comenzó a mojar la parte que le faltaba.

...

-Descansa, mañana será un día mucho más largo- dijo Calle para después salir de la celda de Poche y encerrarla para que no pudiese escapar.

Comenzó a caminar hacia los
dormitorios, rentó uno precisamente
para poder vigilar a Poche más de cerca, regresaría a su casa cuando todo haya terminado, dentro de 6 meses... O quizá antes.

.....

-¡Una semana! ¡Una puta semana,
carajo! j¿Nadie aquí puede elaborar un
plan para poder salvarla?! ¡Urge sacarla
de ahí y ustedes solo se la han pasado
rascándose los huevos!- gritaba Mario mientras revisaba los planes
que habían elaborado para el rescate de Poche, pero todos eran inútiles, con ese
tipo de planes no podrían salvarla.

-Mario, dejé mi plan sobre la mesa, échale un vistazo- dijo Sebastian para después
darle un sorbo a su bebida.

-Espero que tú no me decepciones-
susurró el más alto mientras tomaba la
hoja que su amigo había dejado.

Comenzó a analizarlo detenidamente,
todo parecía perfecto, se veía muy bien.

-¿Estás considerando que la deben tener
en una celda con apenas una ventana?
Además, ha de estar asegurada de la
mejor forma posible precisamente para
que no la salvemos, ¿estás consciente
de eso?- cuestionó Mario mirando
a su amigo, el cuál simplemente
asintió.

- De acuerdo, entonces esto es
lo que haremos, primero enviaremos a
alguno de nuestros hombres para que
pueda registrar las áreas del lugar, irá
disfrazado de un apestoso oficial, nos
traerá toda la información, incluyendo
dónde se encuentra Poche, cuando
tengamos eso bien medido ponemos tu
plan en marcha. 
                                                                                Esto será pan comido- explicó el más alto mientras seguía observando el plano.

.....

Por otra parte, la tierna y hermosa
Daniela Calle había logrado que Poche le
tomara más confianza, solo un poco,
pero era algo a nada.

-Oye, ¿vendrás a desayunar o no?-
cuestionó Calle entrando a la celda
de Poche, en los últimos días cada
que Calle iba por la mayor esta ya
estaba lista, esperándola, pero esta vez
era diferente.

Parecía que seguía dormida así que se
acercó para moverla, pero notó que algo
estaba mal.

Su contraria temblaba y abrió los ojos con demasiada dificultad, su nariz estaba roja al igual que sus ojos, Dani tocó el rostro de la peliazul la cual se estremeció al sentir su tacto, estaba caliente.

-Mierda, estás enferma, ¿por qué?
Agh, olvida eso, necesito ir por ayuda-tras decir aquello salió de la celda y comenzó a correr hacia la oficina de su jefe.                  

Llegó en menos de 5 minutos- Jefe,
Poche está enferma- informó con notable
angustia.

-¿Y qué quieres que haga? Déjala, se
tiene que componer sóla- respondió
mientras seguía ordenando sus papeles.

-Señor, tiene fiebre, eso puede ser mortal
si no la atendemos de inmediato- odiaba
esa parte de su jefe, no le importaba lo
que realmente era importante.

-Pues que se muera entonces, ya
veremos cómo encontramos su
escondite- respondió un poco molesto,
tenía demasiado trabajo como para
atender estupideces de niños.

-No la dejaré morir, así que por favor mande ayuda a su celda...- hizo una pausa cuando se dio cuenta de sus palabras, se estaba preocupando demasiado por aquellq prisionera-... Estaré en la celda con ella- tras decir eso dio media vuelta y se marchó.

Al llegar con Poche volvió a tocar su rostro el cual ardía aún más.

-Maldita sea, necesito hacer algo- susurró mientras miraba a Poche, la cual no dejaba de temblar por el frío que sentía.- Te quitaré la ropa- informó, no esperó siquiera la aprobación de Poche, solo comenzó a quitarle las sucias prendas, Poche intentaba poner resistencia pero estaba tan débil que no pudo hacer nada al respecto.

La dejó solo con ropa interior, la peliazul solo temblaba más, era horrible para ella.

-T-engo frío- dijo la mayor mientras tomaba el brazo de su contraria, estaba tibio, era el calor que necesitaba.

-S-sí- respondió su contraria, no era que quisiera pero si era la única opción de obtener calor haría lo que fuese.

-Hazme espacio- pidió la castaño a lo que la peliazul se hizo a un lado en el catre dejando un pequeño espacio para la otra, Calle simplemente se acomodó al lado de la otra y la abrazó.

Uno minutos después Poche dejó de temblar y se quedó profundamente dormida, Calle la cuidaba y acariciaba su azulado cabello, observaba un tatuaje que tenía en el brazo, siempre había querido hacerse uno pero por las reglas que existen en la prision no había podido.

-Oficial Daniela Calle, aquí está la ayuda que me pidió...

Enamoradas en Prisión {Caché G¡P}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora