El dolor era insoportable, sentía la necesidad de dañar a Scott, tenía que controlarme para no causarle ningún daño, el me sostenía mientras me llevaba a una pequeña cabaña en el muelle. En cuanto llegamos me coloco enfrente de un poste y me dijo que todo estaría bien, que el estaría ahí conmigo y no me dejaría solo. El escuchar esas palabras me dio un poco de tranquilidad.
Me coloco unas cadenas, sujetando mis manos al poste, no podía dejar de llorar, mi vida se había acabado, que pasaría si un día no me controlara y les hiciera daño a mis padres, no me lo perdonaría jamás. En cuanto Scott se dio cuenta que estaba llorando, empezó a hablar.
-No tienes por qué llorar, no pasara nada.- Dijo con tranquilidad.
-Para ti es fácil decirlo, pero esto no hubiera pasado si tu no me hubieras mordido.- Le conteste un poco molesto.
- Yo no quería hacerlo, pero no hubiera podido vivir si te dejaba caer de aquel edificio.-
- Habría sido mejor, ahora mi vida jamás volverá a ser normal, que les diré a mis padres.-
-Yo te entiendo, pase por lo mismo, estaba en primer año cuando decidí acompañar a Stiles al bosque, su padre lo descubrió y se lo llevo, me dejo solo en el bosque cuando un monstro salió de la nada y me mordió.- dijo, se quedó en silencio unos segundos y continúo. - Pero yo estuve solo, nadie me podía ayudar, así que tú no estés triste, tú me tienes a mí para ayudarte, te prometo que no te dejare solo jamás.-
- Le tendré que ocultar esto a mis papas y seguir como si nada pasara.- Dije. Sentí un dolor aún más fuerte, mis encías comenzaron a dolerme, como si me estuvieran saliendo dientes nuevos. Mis uñas empezaron a crecer, al igual que mis ganas de hacerle daño a Scott.
-Respira hondo y exhala, no te dejes vencer por los instintos salvajes.- En cuanto termino de hablar, trate de morderlo.
- Tranquilízate, trata de suprimir tu enojo. - Lo que él no sabía era que yo era una persona con ataques de ira. Me costaría mucho no hacerle daño.
Mi enojo era demasiado, que logre romper las cadenas, quería hacerle daño a Scott, pero en cuanto lo vi a los ojos no pude hacerlo, así que lo empuje y salte por la ventana, el me persiguió, era demasiado rápido, cuando me alcanzo, lo empuje hasta un árbol y estuve apunto de atacarlo, una luz incandescente choco contra la corteza del árbol, no podía ver nada, mis ojos me dolían demasiado, corrí para alejarme de aquella luz. No sabía a donde iría, solo quería alejarme de Scott para no dañarlo.
Llegue a una parte del bosque donde se escuchaba un sonido horrible, hacía que mis oídos quisieran reventar, era insoportable. De la nada el sonido dejo de oírse y Scott apareció, se para enfrente de mí y me hablo con tanta tranquilidad, que parecía que no se había dado cuenta de que yo le quise hacer daño.
-Porque aún me quieres ayudar, si te trate de matar.- Dije.
-Te dije que jamás te dejaría solo, y no pienso romper mi promesa.- Contesto, mientras se acercaba a mí.
-No te acerques, no quiero dañarte.--Yo soy un alfa, no solo eso, soy tu alfa.- Dijo con una sonrisa en el rostro. -Así que puedo defenderme si es necesario, pero no te dejare solo.-
-Ahora entiendo porque eres el capitán, tú sabes cómo apoyar a las personas.-
-No solo por eso, también soy el mejor jugador de lacrosse.- dijo entre risas. -Tenemos que regresar y sujetarte de nuevo, solo que esta vez mejor.-
-Con tal de no dañar a nadie, iré contigo.- Me rodeo con su brazo y me ayudo a levantarme, caminamos hasta la cabaña del muelle y me dejo en el mismo lugar de antes, me empezó a sujetar con las cadenas. Después empezó a contarme como aprendió a controlar su transformación, cada que había luna llena, menciono a un Derek, que es sobrino del hombre lobo que lo mordió a él, y como se convirtió en un alfa. Con el paso del tiempo me fui quedando dormido, el dolor se iba calmando con el paso de la noche.
Desperté y ya había amanecido, Scott se encontraba a mi lado, el seguía dormido, al parecer no durmió la mayor parte del tiempo. Me sentía protegido a su lado, sentía que nadie podría hacerme daño si me quedaba.