Una historia que estuvo oculta por mas de un siglo, una historia de amor que no terminó como se quería, una historia que no tuvo un final feliz gracias a los prejuicios...
Una historia que un siglo después finalmente es desenterrada, una historia de...
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Hemos nacido en una época muerta. Una época en la que quisieras que todo fuera como en las fotos.
No ver el rojo de la sangre, ver expresiones de dolor y no sentirlas, ver como alguien suelta un grito y no escucharlo.
Quisiera regresar a aquellas épocas en donde sentía adrenalina por besarme con mi novia, no por correr para que no me maten. Quisiera regresar a ser aquel niño, abrazar a mi madre y decirle cuanto la amo, abrazar a mi padre y decirle que quiero ser como él cuando sea grande.
Caminar por las calles tranquilo y con un cigarro en la boca. No correr con el arma en mano siempre listo para matar.
Regresar cuando sólo esperaba la salida para llegar a casa. No rezarle a Dios que todo esto termine lo antes posible.
Hoy es 8 de abril de 1915.
El cumpleaños número 22 de mi pequeña.
Aún recuerdo el cumpleaños de alexa de hace 4 años, me invitó a conocer a sus abuelos.
Hay noches en las que logró soñar con esos días, con lo dulce de su voz, con lo suave de su piel, con su cabello tan negro como la noche, con sus lindos ojos color miel.
Como me susurraba que me amaba al oído, sentir su piel encima de la mía, su calor, su luz, como respiraba lentamente, como su corazón aceleraba con cualquier cosa, como su pupila de dilataba al hablar sobre nuestro futuro.
Sobre cuántos niños tendríamos, lo recuerdo a la perfección. Una niña y dos niños, claro, junto a sus tres perros, dos gatos, el hamster, el pequeño conejo que parece noche y el hurón.
Nunca creímos lo que pasaría, nosotros sólo escuchábamos rumores, rumores de una guerra lejana que tal vez afectaría nuestra economía.
El día que me llegó la carta para que me enlistara al ejército me sentí mal... Tal vez no tanto por ir a la guerra, a final de cuentas yo sirvo a mi país. Lo que se removió en mi interior fue pensar en mi madre. Pero lo que realmente me dolió fue pensar e mi pequeña.
Le tengo que cumplir todas aquellas promesas de formar una familia, de irnos a vivir juntos, de cumplir cada pequeño capricho solo para ver a mi niña feliz, para ver sus ojos brillar como dos enormes estrellas, para ver sus bonitos dientes.
Es lo único que me motiva para seguir con esta mierda.
Pará seguir sobreviviendo.
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