Final malo

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•La oscuridad consumió a la llama•

Mey Matsumoto

La Fortaleza del Infinito era un laberinto de habitaciones y corredores infinitos, diseñado para desorientar y separar a los cazadores de demonios.

En medio de este caos, me encontraba en una habitación rodeada por llamas infernales que se alzaban y caían, controladas por un demonio de fuego. Mis movimientos eran rápidos y precisos, mis ataques llenos de la furia y la pasión del fuego.

Mi espada danzaba en el aire, cortando a través de los demonios menores que se interponían en mi camino. El sudor y la sangre cubrían mi rostro, pero mi coraje no vacilaba.

—¡No te dejaré quemar a los inocentes! —grité, desatando una ola de fuego purificador hacia mi oponente.

De repente, las llamas se extinguieron de golpe, dejando la habitación en una oscuridad sofocante. Giré, buscando al demonio, pero en su lugar encontré una presencia aún más siniestra: Muzan Kibutsuji.

—Mey Matsumoto, Pilar de la Llama —dijo Muzan, su voz resonando con un poder que helaba la sangre—. Has sido un obstáculo por mucho tiempo.

Muzan se lanzó hacia mí. Esquivaba y contraatacaba, mi katana cortando el aire. Sus ataques eran feroces. Cambió a látigos afilados. Logré esquivar algunos, pero uno me alcanzó.

Ríndete —murmuró Muzan con una sonrisa cruel.

Nunca —espeté.Lancé un ataque desesperado.

Muzan me desarmó. Me levanté con determinación.

—Mientras respire, lucharé —dije.

Levanté mi espada, pero antes de que pudiera atacar, Muzan se movió con una velocidad abrumadora, inmovilizándome.

Sus ojos se encontraron con los míos, y en ese instante, sentí una marea de desesperación apoderarse de mí.

—No, no te dejaré ganar —grité, luchando contra el agarre de Muzan.

—Eres fuerte, pero incluso la llama más brillante puede ser extinguida y transformada —dijo Muzan, inyectándome su sangre demoníaca.

El dolor fue inmediato y abrumador. Grité, mi cuerpo convulsionando mientras la sangre de Muzan me transformaba.

Sentía cómo cada célula de mi ser se retorcía y cambiaba, mi humanidad arrancada de mi interior.

El dolor era insoportable, una agonía que nunca había experimentado antes. Cada fibra de mi ser luchaba contra la invasión, pero la sangre demoníaca de Muzan era demasiado poderosa.

Mi visión se nubló, y el mundo alrededor se desvaneció en un torbellino de oscuridad y sufrimiento.

Luché desesperadamente contra la oscuridad que me invadía, pero era inútil. La sed de sangre me consumía, mis sentidos se agudizaban, y mi mente se llenaba de pensamientos oscuros y primitivos.

La visión de la habitación comenzó a cambiar, volviéndose más nítida pero también más monstruosa.

Sentí que mis dientes crecían, convirtiéndose en colmillos afilados. Mis uñas se alargaban, transformándose en garras. Mi corazón latía con una intensidad feroz, cada pulso enviando olas de poder oscuro a través de mi cuerpo.

Finalmente, el dolor, las lágrimas, el sufrimiento y el miedo dejaron de ser parte de mí. Ahora, solo quedaba descansar, tanto como lo merecía. Pero este descanso no era el final pacífico que había esperado; era la calma antes de la tormenta de mi nueva existencia como demonio.

Juntos Hasta El Final [Tanjiro y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora