Capítulo 24

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·Residencia Rengoku·

—¿De verdad... raptaron a Tanjiro? —Zenitsu llevaba en sus brazos la caja de Nezuko, con una mezcla de preocupación y miedo en sus ojos.

—No puedo creerlo... ¡Mis subordinados no son débiles! —gritó Inosuke, golpeando el suelo con frustración mientras su respiración se hacía más pesada por la furia contenida.

—Como sea, debemos llevar a Rengoku a la sede y que atiendan sus heridas —dijo Mey mientras se levantaba con dificultad del suelo cubierto de tierra y sangre. Sus movimientos eran lentos, pero su determinación era evidente.

—No te preocupes, los Kakushi vendrán por mí —dijo Kyojuro con una sonrisa tranquilizadora a pesar de su estado crítico. Su voz, aunque débil, mantenía la misma calidez y confianza de siempre.

Un grupo de asistentes de pilares llegó rápidamente, transportando a Kyojuro a la sede con cuidado y eficiencia.

Mey, con la preocupación pintada en su rostro, los siguió sin prestar atención a sus propias heridas.

Mientras los Kakushi transportaban a Kyojuro, Zenitsu, Inosuke y Mey los seguían de cerca. El grupo avanzaba rápidamente a través del bosque, sus movimientos rápidos y coordinados.

El aire estaba cargado de tensión y la preocupación por Tanjiro y Rengoku pesaba sobre ellos.

Zenitsu miraba constantemente la caja de Nezuko, asegurándose de que estuviera segura. Su mente se llenaba de pensamientos sobre su amigo y la peligrosa situación en la que se encontraba. No podía evitar sentirse impotente, pero sabía que debía mantenerse fuerte.

Inosuke, por su parte, caminaba con pasos pesados y furiosos, golpeando los árboles que se interponían en su camino. La furia y la frustración hervían en su interior, mezcladas con una preocupación profunda por Tanjiro. Aunque siempre mostraba una actitud desafiante, su lealtad hacia sus amigos era inquebrantable.

Mey, con las heridas visibles en su cuerpo, avanzaba con angustia. Cada paso le causaba dolor, pero se negaba a dejar que eso la detuviera. Su mente estaba enfocada en la misión y en cómo enfrentaría a Muzan. Los recuerdos de la batalla reciente pasaban por su mente, y la sensación de impotencia la impulsaba a ser más fuerte.

Finalmente, llegaron a la sede. Los Kakushi se apresuraron a llevar a Kyojuro a la enfermería, mientras Mey se dirigía directamente a la sala de Kagaya. El líder del Cuerpo de Exterminio de Demonios la esperaba con su habitual calma y comprensión.

—Entonces... ¿Eso fue lo que pasó? Dime, hija mía, ¿qué harás ahora? —Kagaya la miró con una mezcla de preocupación y cariño, su voz manteniéndose suave y reconfortante.

—Entrenar más que nunca. Muzan me ha dado más razones para matarlo —respondió Mey, su voz firme y decidida.

Las heridas en su cuerpo eran un recordatorio del sacrificio que estaba dispuesta a hacer, y la determinación en sus ojos dejaba claro que no descansaría hasta ver a Muzan derrotado.

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—(Mey está deprimida, incluso se siente inútil... lo sé por el sonido de su corazón. Creo que si sigue así terminará falleciendo. No importa qué tan fuerte sea una persona, también siente dolor y tristeza... así que trataré de animarla). ¡Mey, traje algunos dulces! —dijo Zenitsu, intentando sonar animado mientras buscaba a Mey.

Juntos Hasta El Final [Tanjiro y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora